Todos vamos a morir.
Tarde o temprano todos acabaremos muertos.
Muertos para toda la eternidad.
Unos lo llevan bien, otros regular tirando a mal y a otros aparentemente no les importa.
Yo oscilo entre el miedo, la tristeza y la paz.
Hacer genealogía me ha hecho enfrentarme a la muerte, comprenderla y abrazarla. Cada antepasado es un muerto, ley de vida, pero cuando uno de mis allegados o personas de referencia muere conecto con la impotencia, estoy en duelo el tiempo necesario y pienso, como no, en mi propia muerte.
¿A ti cómo te gustaría morir?
A mí en la cama, sin darme cuenta y ya muy anciana como todo hijo de vecino pero es probable que no sea así, quizás la vida, o la Parca, tenga otro plan para mí.
La gente muere inesperada y repentinamente en accidentes, de enfermedades graves o mundanas.
Otras no, hay personas que saben de antemano que el final de su existencia está cerca, que les quedan cuatro telediarios…
¿Cómo encajar que la vida no tiene finales perfectos?
Se puede luchar, se puede intentar cambiar y se puede aceptar que lo que venga estará bien.
Cada uno asume su propia muerte como sabe y puede.
Hacerlo en las circunstancias que nos toquen es uno de los grandes retos de la vida.
Precisamente en estos últimos meses se han estrenado tres películas que hablan sobre el final de la vida: Truman de Cesc Gay, Ma Ma de Julio Medem y Corazón silencioso de Bille August.
En cada film el “moribundo” escoge una opción de vida y muerte: luchar, cambiar y/o aceptar, que no tiene por qué ser aceptada por las personas que le rodean.
Podemos llorar, enfadarnos, lamentarnos porque vamos a morir. Es nuestro derecho. Nadie puede arrebatarnos esos sentimientos y su expresión (si no daña a nadie).
Quizás podríamos hacer una lista de cosas que nos gustaría hacer antes de morir como la protagonista de la película Mi vida sin mí de Isabel Coixet.
Muchos de nosotros nos moriremos sin haber realizado nuestros sueños (sean estos banales o fundamentales). Nos arrepentiremos más de las cosas que no hemos hecho que de las que hemos hecho mal y sobre todo de haber malgastado nuestro tiempo en naderías.
Podemos redactar un documento de voluntades anticipadas en el que dar instrucciones sobre nuestro funeral por ejemplo.
Podemos grabar mensajes que dar a nuestros descendientes cuando sean adultos.
Podemos despedirnos de las personas que queremos como en Los amigos de Peter de Kenneth Branagh.
Podemos hacer muchas cosas para acabar de la forma más coherente con nuestro manera de ser aunque la mayoría de nosotros postergaremos estas decisiones y no las tomaremos nunca.
tataranietos, la vida es finita pero viviendo no nos lo parece.
Tanto si te preparas para tu muerte como si no algo de ti quedará…
¿Qué te sobrevivirá cuando mueras?
- Los documentos oficiales civiles, eclesiásticos, notariales, etc.
- Los bienes materiales que podrán heredar otros.
- Los genes que habrás mezclado, donado o criado.
- Los recuerdos de los demás que son volubles y mutables
- Y las ideas expresadas en libros, Internet, redes sociales, obras de arte, etc.
- ….
¿Será tu muerte un adiós o vivirás por siempre en el corazón de los que más te quisieron?
¿Te serviría pensar que tal vez formarás parte del árbol genealógico de tus descendientes?
La vida seguirá sin ti y sin mí, pero, ¿seguirá realmente siendo igual cuando muramos como cantaba Julio Iglesias?
¿Tú no te vas a morir?
¿Cómo será la vida sin ti?
imagen: filmaffinity.com
Me has emocionado. Para mi este tema es tabú. Y no se si me atrevería a ver estas películas. Me estremece el tema y no se como abordarlo. Gracias por remover☺️
Hola Andrea,
Si el artículo te ha hecho touché es que tienes que encontrar una manera de trabajar para afrontar el tema de la muerte.
Hablaremos de ello cuando nos veamos.
Un abrazo!