Suelo recibir preguntar a través de Facebook o directamente a mi correo electrónico de seguidores que no están pensando en contratar mis servicios de investigación pero que tienen preguntas puntuales sobre mi trabajo.
Me hace ilusión que confíen en mi criterio para tomar decisiones genealógicas (siempre y cuando no pretendan que trabaje para ellos gratis que también los hay…) aunque antes tenía tiempo para responder cuestiones de este estilo en privado y ahora no, buena señal, eso significa que la genealogía me mantiene ocupada.
No sé si recordarás que hace un tiempo propuse un consultorio genealógico que no tuvo continuidad, fue un experimento que sigue pareciéndome interesante retomar, así que voy a ir respondiendo de tanto en tanto preguntas de personas como tú en forma de post.
En esta ocasión se ponía en contacto Andrés para comentarme lo siguiente:
Hola Mireia,
Quisiera preguntarte algo. Estoy haciendo mi árbol y tengo información algo triste de los antepasados, por ejemplo: una tía abuela era golpeada hasta sangrar, otra fue violada y otra huyó con los gitanos.
Es triste.
¿Eso se registra?
Me apenaría que lo supieran mis hijas que son niñas.¿Qué sugieres?
Y esto es lo que contesté:
Hola Andrés,
Entiendo tu inquietud pero yo te animo a registrar en tu árbol esa información que te han facilitado, imagino que en alguna entrevista que hayas hecho a algún familiar y no a través de documentos.
Los genealogistas nos topamos con hechos del pasado familiar dolorosos (propios y ajenos): abusos sexuales, violencia doméstica, muertes trágicas, suicidios, fusilamientos, asesinatos, etc. que no podemos obviar. Si tuviéramos un código deontológico este diría que es nuestra obligación dejar constancia de las circunstancias del pasado sean las que sean.
Te digo una cosa, no podemos cambiar el pasado pero sí resignificarlo.
No me has dicho qué edad tienen tus hijas, quizás son pequeñas, tienen menos de siete años, si es así no tienes que verte forzado a presentarles una biografía exhaustiva de sus tías abuelas con detalles escabrosos que no van a comprender, pero puedes decirles que ninguna de ellas tuvo una vida fácil. Si ellas preguntan más puedes explicarles lo que ha llegado a tus oídos: que a una de ellas le pegaban, que a otra le forzaron a estar con una persona que no quería y que otra huyó. Podrán entenderlo porque el mundo en el que viven nuestros hijos y nietos tampoco es de color de rosa.
Los niños suelen procesar mejor que nosotros que la vida no es ideal, están rodeados de violencia lamentablemente. Mi experiencia personal es que podemos explicarles más cosas de las que creemos, en realidad es más importante cómo les contamos las cosas que los hechos en sí. La mayoría de veces si no hablamos francamente sobre algo como la genealogía o el sexo es por los prejuicios que tenemos los adultos.
Por otra parte, si tenemos en cuenta la perspectiva de la genealogía transgeneracional debo decirte que si no pones luz a lo que les pasó a tus tías esto crearía tensión entre tus hijas y tú y se convertiría en un secreto que podría llegar a afectar a tus hijas o a sus descendientes.
No hace falta que pregones las desgracias de tus tías al mundo entero pero no las escondas, porque lo que pasó pasó y no se puede borrar, te diré más, contarlo puede ser una forma de que no vuelva a pasar.
¡Un abrazo!
Si tienes una pregunta genealógica puedes formulármela. Si escojo tu tema protagonizará un post como este o este.
¿Y tú que crees?
¿Alguna pregunta?
Fotografía: Enrique Domínguez
Completamente de acuerdo. Todo lo que ocurrió a nuestros antepasados puede servirnos para aprender y mejorar, sea lo que sea.
En mi familia hay una historia escabrosa, que pasó de manera suavizada hasta mi generación. Yo he destapado la versión original pero es algo que algunos miembros de mi familia no quieren saber mientras que a otros no les importa y sencillamente les crea curiosidad.
Desde luego, siento que debo incluir esa historia en la biografía de la persona, aunque solo lo sepa yo y algunos pocos mas y que no sea necesario que lo sepa todo el mundo. Desde luego, no pienso ocultársela a mis descendientes si alguna vez los tengo. Y el que quiera saber mas, ya sabe donde estoy y le enseñare la documentación que tengo.
Hola Inma,
No podemos obligar a que los familiares nos escuchen hablar de nuestros halazgos, como dices, hay a quien no le interesa ni siquiera si lo que le cuentas es que va a heredar 🙂 y otros no están preparados para escuchar una historia triste o dolorosa. Ya tienen suficiente con lo suyo… Debemos esforzarnos por respetarlos a todos pero claro está sin mentir.
Un abrazo!
Estoy totalmente de acuerdo con tu perspectiva. En el momento que he investigado sobre mis antepasados he encontrado como varias parejas que tuvieron mis bisabuelos y mi abuela trata de ocultarlo, sin embargo por tíos abuelos me he ido enterando de toda la situación, y en lo personal no me afecta en nada saber todo ello. Es mas aprendo a no cometer los mismos errores.
Gracias por tu articulo!
Me alegro de que te haya gustado Sara y que no te afecte pero si algún día descubres algo que sí te mueve y te disgusta dale vueltas a por qué te sientes como te sientes y que puedes hacer con ello.
Saludos!
Me interesa mucho la genealogía, y es cierto no podemos ocultar hechos que sucedieron, pero si podemos hacer todo para cambiar y romper con cosas que pudieran ser igual. También podemos darnos cuenta que no importando la época la problemática del mundo es la misma es un ciclo que se repite, tal vez no en nuestras familias pero en determinado momento a alguien le toca vivir.
Gracias por tu aportación Agustina!
¡Hola Mireia! 🙂
En mi caso, hay algo que me gustaría comentar y compartir. Mi abuela me ayudó a comenzar a elaborar el árbol genealógico y hubo distintos puntos en los que afirmó no acordarse del nombre del padre de tal o cual persona. En su momento no le dí importancia, a pesar de que su memoria era excelente, pero a medida que trabajaba en el árbol me dí cuenta de que había “agujeros”, de que había cosas que no tenían sentido. No fue hasta que mi abuela se fue que descubrí que había tenido un tío – ella insistía en que su madre sólo tuvo hermanas – que falleció con 26 años en un duelo. Me consta que mi abuela conocía este dato, pero optó por no mencionarlo y, por lo tanto, no incluir a su tío en el árbol. La verdad es que descubrirlo me puso bastante triste: puedo entender que fueron circunstancias trágicas, pero ¿es motivo suficiente para dejar que un familiar quede en el olvido, como si nunca hubiera existido? Desconozco qué motivo le llevó a batirse en duelo, pero de todas maneras me resulta triste.
Hola Eugenia,
Gracias por compartir tus reflexiones. Recordar duele, por eso algunas personas optan por olvidar voluntariamente o al menos no traspasar la información, así borran un rastro de algo que no fue aceptado. También duele ser eliminado del pasado por no haber tenido un final adecuado, digno para los que se quedan. No es justo pero es instintivo.
Lo bueno, es que has podido recuperar a tu tío abuelo por otra vía. Piensa a qué familiares echarás de tu árbol genealógico. Todos hacemos queriendo y sin querer “damnatios memoriae”.
Saludos
Hola Mireia,
A menudo los niños tienen una capacidad de asimilar las cosas mucho mejor que los adultos. Todo depende de cómo se les plantee, les afecta más lo que perciben de la persona que se lo explica, que no se les escapa porque lo ven todo, que lo que les estás diciendo. Se trata de ser naturales y adaptar el lenguaje que utilizamos a la edad del niño.
Mis abuelos me explicaron muchas historias de sus antepasados que pueden ser muy duras si te las cuentan de forma equivocada. Y a mi no me causaron ningún daño. Más bien curiosidad.
Un abrazo Mireia!
Gracias por tu aportación Alicia,
Hay que dirigirse a las criaturas con más respeto por su inteligencia, como dices hay que adaptar el lenguaje, no tergiversar el mensaje.
Un abrazo!
Hasta ahora no he encontrado hecho o acciones de antepasados que pudieran ocasionar vergüenza, tristeza o pena, sin embargo era su vida y cualquier desliz hay que entenderlo desde lo epocal y el contexto donde y con quien vivían. Mantengo la perspectiva que el perdón basado en el amor es la mejor medicina. Al fin y al cabo son la familia de la que procedo. En el caso de Andres, esas mujeres vivieron vidas difíciles basadas en la humillación y ese fue el desafío que tuvieron que soportar.
Hola Jesús,
Es muy sano que tengas esa visión sobre tu pasado familiar, eso te ayudará a investigar y analizar tu árbol genealógico.
Saludos