¿Hubiera sido mejor no haber decidido tener hijos?
¿Ha sido una pérdida de tiempo seguir a mis instintos o a las normas sociales y tener descendencia?
¿Quizás sin hijos hubiera sido más feliz o al menos hubiera vivido más tranquila?
“¡Ojalá nunca hubiera tenido hijos!” es una frase que nadie le gustaría admitir haber dirigido a sus retoños pero que pasa de generación a generación.
La mayoría de los que tenemos hijos hemos pensado en algún momento de nuestra vida, normalmente durante o después de una rabieta de nuestros hijos o un desacuerdo descomunal con ellos, si tener hijos fue una buena decisión. Yo la primera.
Nadie querría llegar a gritárselo a sus hijos y nadie querría oírlo en boca de su padre o su madre, pero somos muchos los que hemos escuchado esa frase aparentemente tan terrible y/o lanzado esa afirmación tan catastrófica.
¿Realmente es tan horrible decirlo?
¿Nos lo tenemos que tomar tan en serio?
¿Cuando alguien acaba exclamando “¡Ojalá nunca hubiera tenido hijos!” es exactamente eso lo que está queriendo decir?
¿Lo dice en serio o es que solo está emocionalmente exhausto?
Apuesto por la segunda opción.
Un embarazo y un parto pueden ser difíciles, pero la crianza no dura unas horas, ¡no solo son 9 meses y acabas! Dura años y los primeros son duros porque la mayoría de progenitores carece de referentes sanos a los que recurrir cuando un bebé llora sin una causa aparente. Los humanos nacemos inmaduros, necesitamos al menos otros nueve meses de contacto continuo con nuestro principal cuidador y eso fatiga a cualquiera.
No todas las maternidades y paternidades son felices y gozosas, algunas porque no son deseadas y otras no por no serlo, sino porque su ejercicio es algo que no podemos prever como se nos dará de antemano, está lleno de sucesos inesperados y además, está poco valorada socialmente.
“Tú como ser humano fuiste criado, porque si no, hubieras muerto a las horas de nacer, así que honremos un poquito más la maternidad y la crianza”.
María Llopis
Hasta que no somos padres no sabemos que implica serlo
Podemos querer ser buenos padres, pero solo son buenas intenciones, luego la realidad que nos encontramos es otra.
No estamos preparados para dormir pocas horas, para tolerar las frustraciones de otras personas, para ejercer la autoridad y poner unos límites justos.
Hacemos lo que podemos porque todos cargamos una biografía, un proyecto sentido y unos bloqueos transgeneracionales a nuestras espaldas que nos hace reaccionar ante asuntos domésticos de maneras inesperadas.
Creemos que no reaccionaremos como nuestros padres cuando haya conflictos, creemos que lo haremos mejor que ellos si seguimos el método de moda y acabamos repitiendo sus frases y su manera de hacer que es la que al fin y al cabo la que nos es familiar.
La maternidad y la paternidad frustra alguno de nuestros planes personales, nos hace cambiar de esquemas, ideales y objetivos. Unos ante ese panorama huyen lejos física o emocionalmente para dejar que cuiden a sus hijos otros, huyen sin el resultado esperado porque llevan a su descendencia con ellos en forma de una culpa enorme. Otros se resignan a estar permanentemente frustrados y algunos buscan maneras de delegar parte del trabajo no remunerado de cuidar menores sin desentenderse de ello, buscan y encuentran espacios para no renunciar a sus necesario crecimiento personal.
Somos padres y madres pero también mujeres, hombres, amantes, profesionales, artistas y tiene que haber espacio para todas nuestras facetas, si no en cualquier momento podemos explotar y decir frases de las cuales nos arrepentiremos.
No estamos obligados a querer a nuestros hijos todo el tiempo, ellos también se enfadan con nosotros, pierden su calma interior y pueden soltarnos eso de “¡Yo no te pedí que me trajeras a este mundo!”.
Tenemos derecho a tener malos días sin herir los sentimientos de los que nos rodean.
Busquemos la manera de arreglar los conflictos con nuestra prole de una forma más asertiva y menos visceral. ¡Ánimo a todos!
Si te interesa saber que hay de genealógico en esta dinámica, pide una cita por videoconferencia conmigo.
¿Te arrepientes de haber tenido hijos?
¿Lo has dicho en voz alta?
Fotografías: flickr.com/commons
Lo he dicho en momentos de agotamiento y/o frustración.
Recuerdo a mi madre, pobrecita ella creo que siempre estuvo enferma ya que padeció Alzehimer, decía mejor haber tenido chanchos que criar hijos. Yo fui hija única, era traviesa, pero no tanto para ser chancha jajajajajajaja.
Hola Lili,
No eras tú, no eran tus hijos, es el agotamiento y la falta de recursos emocionales para afrontar la frustración o la ira.
Un abrazo!
Hola Mireia, con títulos como ese es imposible perderse el artículo, me ha encantado. Creo que seduces muy bien con las palabras y eso se nota.
Yo aún no tengo hijos pero sí, quiero montones, jaja.
Un abrazo.
Gracias Liana!
Interesante reflexión. Como dices debe haber un espacio para todas nuestras facetas pero, sin duda, tener hijos condiciona mucho qué puedes o no puedes hacer.
¿Significa eso que no hubiera querido tener hijos? No. La experiencia de tener mi hijo, verlo crecer y evolucionar es algo maravilloso.
Dicho esto, está claro que es una opción que elegí pero que me aleja de otros tipos de vida que no podré tener. A veces pienso que deberíamos tener 2 o 3 vidas paralelas para poder abarcar todas las opciones.
Hola Josep,
No sé si 2 o 3 vidas paralelas pero unas cuantas horas más al día nos vendrían bien. 🙂
Un abrazo!
¡Hola Mireia!
Me encanta tu web. Estoy muy en la línea de todo lo que compartes en ella 🙂 Me ha hecho ilusión verte por la web de Ana.
Yo no tengo hijos y he tenido claro desde que era bien pequeña que no quería tenerlos (aunque en esos años me decían que ya cambiaría de idea que era muy pequeña) seria pequeña pero sabía bien lo que decía, jajaja.
De hecho mi pensamiento desde que tengo recuerdo es que los hijos no me permitirían vivir mi vida, serian como una atadura de por vida. La vida me ha parecido siempre muy breve para realizarme como persona como para encima tener hijos, jeje. Para mí tener hijos sería como si me cortaran las alas y no pudiera ser libre. Al estudiar mi transgeneracional y mi proyecto sentido entendí muchas cosas aunque todavía tengo cabos sueltos, estos temas me apasionan (se nota ¿no?) vaya epístola que te he contado, jejeje.
Enhorabuena por tu web.
¡Gracias!
Abrazo!!
Encantada de conocerte Begoña!
Tengo pendiente un post sobre personas que no quieren tener hijos, childfrees, versus personas que sí los quieren y no pueden. En transgeneracional hay algunos tópicos al respecto de la maternidad que me gustaría desenterrar. Hay mucho gurú patriarcal que suelta cada una…
En este mundo hay sitio para los que quieren tener hijos y los que no, venga programado por nuestro árbol o no. Lo frustrante para cualquier personas es querer tener hijos y no poder o no quererlos y tenerlos.
Un abrazo!
Me encanta tu reflexión y me quedo con la parte de las facetas, muchas parejas cuando son padres pasan a olvidar su vida antes de y centrarse única y exclusivamente en sus retoños, que está muy bien, pero al olvidar lo otro vienen las frustraciones y luego aunque no lo digan en voz alta, la mayoría se lo comen y eso creo que a la final es mucho peor que decirlo a los cuatro vientos 🙁
Muy acertada la reflexión guapa, genial 🙂
Hola Diana,
Me alegro de que compartas la reflexión. En la vida cuantas menos cosas no comestibles nos comamos con patatas mejor. Airear las sombras nos viene bien a todos.
Saludos!
A mi no se me ha pasado esta frase por la cabeza, pero si me ha surgido otra ¿donde estaría yo si no hubiera tomado la decisión de tener hijos.?
Lo que me frustro del tema, es que cuando ibas preguntando que tal lo de tener hijos a las amigas que los tenían antes que tú, todo era rosas, y después…¡sorpresa!. Ahora si te voy a contar que…
¡Curiosa web! Me la apunto
Un besazo
Hola Bárbara,
Tienes razón, pocas personas están dispuestas a confesar que tener hijos no es siempre maravilloso. Pocas cosas son siempre fabulosas y la crianza te pone a prueba cada dos por tres.
No seríamos las mismas si no tuviéramos hijos, eso es indudable.
Un abrazo!
Hola Mireia, encantado de conocerte.
Para empezar, que conste que no soy papá; sólo tengo la perspectiva de hijo.
Pienso que ese tipo de comentarios de negación hacia nuestros niños (comentarios verbales o simplemente pensados…) responden normalmente a las emociones negativas del momento; a un estado momentáneo de frustración en el que pueden reabrirse algunas brechas emocionales del papá o la mamá.
La crianza de una niña/o conlleva un cambio en los valores, prioridades y, en consecuencia, rutinas y comportamientos. Y estos cambios no resultan fáciles… más a más cuando conllevan algunas renuncias. Ahí es cuando sale nuestro niño interior y patalea quejándose de la situación. Y ese malestar lo proyectan en sus niños.
Igual, en sentido inverso, los hijos también debemos aprender a perdonar a nuestros padres y así conseguir una total emancipación emocional.
Me gustaría dejar un link a un artículo que escribí hace ya tiempo cuando trataba de sanar mis sentimientos hacia mis padres:
http://www.jesusmillan.com/para-amar-hay-que-emanciparse/
Me alegra haber pasado por aquí.
Un abrazo!!
Hola Jesús,
Encantada de conocerte también. Buen post el que recomiendas de tu blog. Emanciparse emocionalmente cuesta, algunos no podrás hacerlo ni que se vayan a vivir a la otra punta del planeta para perder de vista a la familia.
Tienes razón, a los hijos nos iría muy bien poder perdonar lo que hicieron y no hicieron nuestros padres.
Mireia muy acertado tu post, no siempre tenemos que ser los padres perfectos e inquebrantables que todo lo toleran y que nunca se cansan, hace ya 13 años que soy madre y pasé ya por la etapa del no dormir y ahora estoy entrando a la etapa de la adolescencia, tienes razón cuando dices que no es un trabajo de 9 meses y ya, es un trabajo casi que de toda la vida, mi padre decía “hijo pequeño, problema pequeño, hijo grande, problema grande”. Adoro esa frase porque como madre me va contextualizando en cada una de las épocas de mi hija y a entenderle desde cada una de sus edades, pero también me hace colocarme en mis diferentes episodios como madre y a saber que no puedo perder mi identidad solo por haberme dedicado exclusivamente a ser madre y a olvidarme de mis otras yo (profesional, amiga, hija, compañera, pareja). El rol de madre es lo mejor que me pudo pasar en la vida, pero si me hubiese gustado experimentar mi vida de otra manera, aunque se acercan mejores tiempos, cuando ves a tus hijos crecer y cuando ahora como padre tienes nuevas metas. Un gran saludo!
Hola Eliana,
Me ha encantado la frase: “Hijo pequeño, problema pequeño, hijo grande, problema grande”. Es para enmarcarla. Necesitamos que nos cuenten más verdades sobre la paternidad, que nos recuerden que no será fácil el camino, que nos pasa a todos, que “¡Animo, tú puedes porque ya pudiste con otras cosas!”. Siempre cambiamos cuando nos dedicamos a los cuidados, Cambia nuestra identidad social y cambiamos en la intimidad, es muy importante no olvidarse de ello y adaptarnos.
¡Un abrazo!