“El mundo no será destruido por aquellos que hacen el mal, sino por aquellos que lo observan y no hacen nada”.
Albert Einstein
Los humanos somos seres sociales, somos gregarios, sobrevivimos en grupos, solos no somos nada.
Vivir acompañado tiene muchas ventajas (el trabajo se optimiza, las tareas se reparten, el grupo se beneficia de protección, cuidados y solidaridad) y también, por supuesto, inconvenientes (desavenencias, presión, sanción y represión si no se siguen las costumbres y reglas establecidas).
Vivir en comunidad es necesario pero no es fácil y en ocasiones puede resultar insoportable la pertenencia al mismo si hay que acatar normas que solo tienen en cuenta el bienestar de una parte del grupo y despojan de humanidad a otros miembros del mismo.
Si en un colectivo comienza a desaparecer la empatía y la sensibilidad entonces comienzan los privilegios para una parte del grupo, privilegios que se sustentan en los tratos injustos e inhumanos a otros miembros negando o justificando estos malos tratos por X razones biológicas, cognitivas, sociales, políticas, etc.
Esto que afirmo puede aplicarse a grupos pequeños y a grupos grandes: a familias, a comunidades de vecinos, a barrios, empresas, asociaciones, pueblos, ciudades, provincias, estados, etc.
Padres que maltratan y rechazan a sus hijos por no ser heterosexuales o querer tener un estilo de vida inapropiado, pueblos que se organizan para criminalizar a menores no acompañados, empresas que no promocionan ni contratan mujeres para puestos de relevancia, políticos que lanzan discursos de odio contra feministas, otras culturas, inmigrantes, pobres, racializados, discapacitados, neurodivergentes, enfermos, personas lgtbq+, etc.
¿Y qué hacemos los humanos ante estas injusticias?
“Primero vinieron por los socialistas, y yo no dije nada,
porque yo no era socialista.
Luego vinieron por los sindicalistas, y yo no dije nada,
porque yo no era sindicalista.
Luego vinieron por los judíos, y yo no dije nada,
porque yo no era judío.
Luego vinieron por mí,
y no quedó nadie para hablar por mí”.Martin Niemöller
La mayoría de veces acatamos las injusticias, sobre todo si son pequeñas y cotidianas, hemos sido educados para obedecer, no para discrepar.
Sabemos que puede ser un gasto de energía enorme enfrentarnos a las injusticias ya que los que tienen más privilegios que nosotros utilizan métodos coercitivos más o menos violentos para meternos en vereda.
Hacemos caso de lo que dicen nuestros superiores, padres, maestros, jefes, guías espirituales, políticos, agentes de la ley y el orden porque no queremos que nos humillen, castiguen, agredan y nos echen simbólicamente del grupo.
La mayoría de personas hacen un esfuerzo para adaptarse al grupo que les acoge, eso significa acatar las reglas que fijan los que tienen el poder en el grupo. Quizás son normas que les benefician personalmente porque les otorgan privilegios o son normas con las que no están de acuerdo pero no se atreven a cuestionar o combatir por miedo, porque su situación precaria no se lo permite.
Otras personas aunque se esfuerzan no llegan nunca a adaptarse y son discriminadas y violentadas continuamente, a veces el sistema arrincona, maltrata y aniquila a este tipo de personas para borrar su obra y su rastro.
Y unas pocas se se defienden de las opresiones, se oponen de forma no violenta, o no, a esas leyes sociales y a veces sus luchas tienen éxito como la que tuvo lugar hace 100 años en Barcelona, la huelga de la Canadenca que consiguió después de mucho esfuerzo una jornada laboral de 8 horas para los trabajadores, otras luchas, otras identidades, otras disidencias son silenciadas o aplastadas.
Lo que tenemos que tener claro es que nada cambia en nuestras familias, en nuestras comunidades y en nuestras sociedades, nada progresa, si no hacemos algo al respecto, si no protestamos, desobedecemos, nos manifestamos y luchamos por nuestros derechos. Si no pasamos a la acción aquello que no funciona sigue perpetrándose y acabamos siendo cómplices de los abusos a las personas, y también animales, a los que se ha privado de voz propia, al decidir no hacer nada al respecto
¿Y tú qué haces con las injusticias?
¿Qué haces cuándo uno de tus familiares maltrata a otro? ¿Cómo reaccionas cuando un amigo te explica un chiste racista, machista, capacitista u homófobo? ¿Cuando conoces que va a haber un desahucio en tu barrio ayudas a tus vecinos? ¿Sigues comprando en negocios que explotan a sus trabajadores?
Tengo muy claro que una parte importante del crecimiento personal no está centrado en mí, ni en ti, en estar bien desatendiendo a lo que ocurre a nuestro alrededor haciendo una burbuja de paz y tranquilidad mientras a fuera hay personas que lo pasan muy mal.
Tampoco es suficiente con preocuparse de nuestras relaciones más cercanas, incluidas las familiares.
Esa parte fundamental del crecimiento personal está relacionada con nuestra implicación en la sociedad en la que vivimos.
Tenemos la responsabilidad de comprometernos con un mundo mejor.
Si no eres un buen vecino, paisano, ciudadano no eres una buena persona.
Y sé que no se puede luchar en todas las causas, es imposible, pero no puede ser una excusa para el inmobilismo. Tenemos que renunciar a un pedazo de nuestras comodidades, al privilegio de no estar en el punto de mira de las injusticias más flagrantes, tenemos que revisar nuestra honradez.
Por eso te sugiero que te contestes estas preguntas…
- ¿Crees que tu familia y tu sociedad está bien como está?
- ¿Qué valores intolerantes e insolidarios abanderan tu familia y tu comunidad?
- ¿Qué piensas hacer al respecto de esas normas injustas? ¿Tolerarlas, acatarlas, cuestionarlas, luchar contra ellas, boicotearlas, proponer otras?
- ¿Qué luchas has decidido apoyar y cuáles abanderar? ¿Cómo concretas tu compromiso?
- ¿Qué causas te da miedo apoyar públicamente?
Personalmente me reconozco una persona sensible a las injusticias familiares y sociales, y no porque todas me afecten a mí directamente, soy consciente de mis privilegios. Eso no quita que me cause mucho malestar emocional, tanto que a veces me hace imposible atender asuntos cotidianos, comprobar como nuestra sociedad respalda cada vez más discursos de ultraderecha y que se utilice la violencia y la cárcel para reprimir a disidentes y activistas.
Soy y seré geneactivista
A nivel personal me movilizo por unas cuantas luchas sociales y a nivel empresarial en tataranietos estoy comprometida en estos 3 flancos:
- Feminismo
Las mujeres han sido apartadas y olvidadas en las genealogías del pasado.
Ha llegado la hora de darles protagonismo en los árboles genealógicos. - Memoria histórica
La represión socio-política de la Guerra Civil, la Dictadura y la Transición ha conllevado olvido, injusticia y bloqueos emocionales.
Me comprometo con la Verdad, la Justicia y la Reparación. Y también el antifascismo. - Diversidad familiar
Las familias que no seguían y siguen el modelo tradicional no han sido y no están siendo bien representadas en las genealogías.
La diversidad de orígenes, de género, afectiva y sexual es una realidad que merece respeto.
Todas las personas deberíamos por unas familias y unas sociedades más justas y jamás mirar para otro lado cuando hay abusos, nos afecten directamente, o no. Cuidar de nuestra comunidad es responsabilidad de todas.
Para mí, que pase desde la infancia cuestionando, que creo que ” la política” esa forma de vivir no solo algo que se hace cada cierto tiempo, me milito en tus ejes , que me gano la vida ( aún dándome contra la pared) en una carrera que debería ir de la mano con la equidad, justicia social y ddhh ( trabajo social) justamente las redes sociales me dieron ese espacio de saber que no estoy sola, de conocer más gente que piensa como yo, de activar , de movilizar. Siempre fui la rara en mi entorno familiar, de pocos amigos, hasta que conocí a demáses raros de mi zona y nos unimos, hasta compañeros profesionales que una se entera de como piensan por lo que comparten. Tengo menos relaciones de compromiso y más auténticas ( bueno, soy medio ermitaña igual) y no siempre discutimos temas sesudos pero saber que pasas tu tiempo con alguien en tu sintonía de la vida es invalorable.
Los demás? Mientras no odien ni promuevan el odio ( la ignorancia se soluciona Salvo que se desee sostener adrede) puedo compartir momentos. No pretendo que piensen como yo sino que no adoctrinen. Yo no lo hago.
Mi mejor amiga se opone al aborto, en gran parte porque se le murió una hijita. Acordamos este tema no tocarlo. Sabe mi militancia, yo la de ella, y buscamos temas que si nos unan.
A mi hijo lo crio en el respeto, sobre todo a si mismo, a los demás, ena verdad adaptada a su edad y en la solidaridad como justicia, no como caridad.
Últimamente el mundo y mi zona me están dando ” inforxicacion” ( exceso de info horrible y que se sucede rápido, ya que vivo pegada a chile y ahora bolivia) y me encantaría vivir en un tupper de vez en cuando. Pero no puedo, no me sale.
Hola Pau,
Gracias por compartir cómo encaras tú este tema.
Yo también quisiera vivir en ocasiones en un lugar alejado de todo y de todos, pero no es posible, ni deseable porque hay muchas causas en las que podemos ser útiles.
La convivencia con los demás es un asunto complejo, no podemos pretender que los demás piensen como nosotras pero hay temas esenciales en los que necesitamos consenso de mínimos o al menos mucha empatía y claridad para entender la posición del otro.
Claro que hay un límite en las relaciones que establecemos con los demás, hay personas insolidarias y abusonas a las que podemos decidir educar o apartar de nuestras vidas.
Un abrazo
Mi esposa me engañó mi familia sabía. Y jamás me comentó.
Termina la relación pero usa a mi hija como su arma para chantajear y optener dinero de mis padres. Pero mis padres apoyan el que me divorció pero acuerdan a mis espaldas sobre manutención y estadías con beneficios a mi ex solventándo manutención,medico,escolar vestimenta y calzado y vivienda. Algo tubo que ver mi ex con mi cuñado tanto así que no dejan de relacionarse mis padres con el por que mi hermana no se quede soltera y todo se pone contra de mi. Salgo huyendo de mi casa por supuesto mensaje a mis padre: que lo mataría y a mi madre igual que los estaba molestando en la noche y que si algo les pasaba yo sería el culpable. Me busca la ministerial por amenazas de muerte y de supuestos mensajes.
Hola Noé,
La situación que describes es muy estresante, necesitas la ayuda de un abogado y también te convendría hablar con un psicólogo.
Espero que pronto se resuelva y vuelva la tranquilidad a tu vida.
Saludos