“Mamita era feliz antes de que naciera el pequeño Kevin. ¿Lo sabes? ¡Ahora mamita se despierta cada mañana deseando estar en Francia!”
Fragmento de la película “Tenemos que hablar de Kevin”
¡Ahh, las madres…!
Madres, madres, madres, siempre hablamos de madres, de lo que hacen y de lo que dejan de hacer.
Y de los traumas que causan porque hacen de más o hacen de menos.
Es muy duro ser madre, también ser hijo/a, pero es lo que hay.
No hay madres perfectas ni hijos perfectos a pesar de que todos comparamos a nuestras madres y a nuestros hijos con un ideal con el cual salimos perdiendo ellos, ellas… ¡todos!
Existen las malas madres y los malos hijos pero no siempre un mal hijo tiene que tener una mala madre (y viceversa).
Tenemos que hablar de Kevin
Hay una película especial que reflexiona sobre ello y sobre la cual hace tiempo que quería escribir: Tenemos que hablar de Kevin protagonizada por Tilda Swinton y Ezra Miller.
No te voy a engañar, es un film malrollero e inquietante. No me apetece destripar su argumento, pero para quien no la haya visto puedo resumirlo así: Kevin es el hijo de Eva. Eva es una mujer inexpresiva y Kevin, un monstruo.
Durante el visionado de la película surgen estas preguntas…
¿Es Kevin un monstruo porque su madre es como es?
¿Podemos responsabilizar a la madre del comportamiento de su hijo?
¿Kevin es como es porque nació así y punto?
¿Qué influye más, la genética o el ambiente?
En definitiva…
¿Qué fue primero el huevo o la gallina?
La culpa es de las madres
Muchas madres andamos preocupadas, muchas veces más que eso, angustiadas, por lo que nuestros hijos hacen o no hacen: si pegan, si comen poco o comen de más, si son tímidos o demasiado expresivos, si tienen TDAH, si son suficientemente inteligentes, asertivos, o empáticos. Cualquier asunto que se salga de la norma nos hace cuestionarnos como madres y casi lo que es peor, que nos cuestionen los demás.
Cuando algo les pasa a nuestros hijos nos señalan y nos miramos en el espejo para preguntamos qué hemos hecho mal. Muchos terapeutas y educadores nos invitan a hacerlo, es más, hay profesionales que afirman que siempre que hay algo irregular en nuestros hijos tenemos que preguntarnos qué nos pasa a nosotras, porque nuestros hijos no hacen más que manifestar nuestras carencias y problemas, pero ¿es siempre así?
¿Nuestros hijos vienen así de serie?
En ocasiones a las madres no nos pasa nada, no hemos hecho nada ni por exceso, ni por defecto.
Si tienes más de un hijo sabes que cada uno tiene un talante, un temperamento específico, y tú eres prácticamente la misma madre para uno y para otro, ¡ey, que tampoco se puede ser neutra!
Las madres no siempre somos responsables de lo que nuestros hijos hacen o son.
Nosotras no somos nuestros hijos, ellos tienen vida propia, tienen influencias y estímulos que no proceden de nosotras.
Muchas veces encuentro explicaciones cuando trabajo el árbol genealógico de una familia. Recuerdo que una madre estaba muy afectada cuando me explicaba que su hijo mayor estaba siempre como en otro plano, no se comunicaba apenas ni con ella ni con nadie y analizando su árbol genealógico observé que el niño a parte de ser un hijo de reemplazo de varios hermanos (abortos espontáneos) llevaba el nombre de su abuelo paterno quien murió antes de lo esperado y de forma trágica. Esa era una buena razón para que el niño estuviera tan conectado con la tristeza.
En otra sesión con otra mujer descubrí que su hijo no paraba de pegar a su familia porque llevaba el duelo bloqueado en la ira por su tío también paterno, un hombre que murió en un accidente de tráfico. Se llamaba como él y justo nació en una fecha cercana a la muerte.
En casos así hay que animar a la madre a conectarse con esa tristeza, tanto si pertenece a su familia como a la de su pareja, así libera en parte a su hijo de esa emoción en la que está atrapado. No es milagroso pero se consigue más comprensión y con más comprensión hay más amor.
Hay casos en que las madres poco pueden hacer o aportar, no siempre hay explicaciones simples para todo, ¿si te toca un hijo como el Kevin de la película, qué?
Madres, no nos culpemos y sobre todo huyamos de aquellos que nos quieran hacer sentir mal de forma gratuita. Busquemos ayuda en profesionales amorosos.
Si quieres profundizar en este tema te recomiendo mi clase en línea Hijos y conflictos genealógicos…
¿Hablamos de hijos?
¿Hablamos de malos hijos?
Fotografía e imagen: frasesdelapelicula.com y nachogrimfandango.blogspot.com.es
Interesante opinión, la verdad esta es una película que realmente me impacto y a la fecha me hago preguntas al respecto. gracias! 🙂
De nada Paloma! Es una película compleja e inquietante.