
Yo creo. Tú crees. Él cree.
Nosotros creemos. Vosotros creéis. Ellos creen.
Todos tenemos creencias, creencias sobre los diferentes aspectos de la vida: la religión, la política, la muerte, la salud, la sexualidad, el amor, el dinero, la alimentación, la familia…
Algunas creencias son realistas, otras fantasiosas.
Otras creencias son flexibles otras son dogmas.
Otras creencias son útiles, otras son un lastre.
Las creencias son inevitables, necesitamos tener opinión sobre determinados aspectos de la vida para poder tener una identidad, tomar decisiones y realizar acciones.
Las creencias nos ayudan si son funcionales.
Si son rígidas pueden condicionarnos la vida.
Si no están basadas en evidencias pueden hacernos esperar imposibles.
Y si están anticuadas pueden irnos a la contra.
Hay creencias que le van bien a algunas personas, les otorgan privilegios, y a otras les hacen la vida más complicada. Algunos ejemplos: el capitalismo, la existencia de las razas y las castas, la categorización sexo-género…
Hay creencias que ayudan a personas a gestionar la incertidumbre y a otros les confunden como por ejemplo la existencia de un solo dios o varios dioses, la ley de la atracción, los tipos del eneagrama…
¿De dónde sacamos las creencias?
Muchas están basadas en experiencias propias, pero la mayoría están basadas en las circunstancias de otras personas. De hecho aunque estén basadas en experiencias propias siempre están influidas por las de los demás.
Algunas de las creencias las copiamos de nuestros coetáneos, de amigos, de conocidos, otras de nuestros maestros, educadores, divulgadores, medios de comunicación y las más importantes las copiamos de los miembros de nuestra familia, sobre todo de las personas de las que dependemos y que ponen normas y limites y reprenden y alavan nuestros los comportamientos que encajan en sus estándares. Obvio, estos familiares a su vez las copiaron de coetáneos, educadores y sobre todo familiares, y eso pasa porque algunas creencias sean transgeneracionales (su origen se remonta a personas con las que no hemos coexistido).
Creencias y prejuicios
Ahora si puedes detente un momento y completa estas frases…
Yo soy…
Yo puedo/merezco…
Todos los hombres/todas las mujeres son…
Todos los de esta etnia/cultura/nacionalidad son…
El éxito en la vida es…
¿Cómo te sientes con las respuestas? ¿Cómoda? ¿Incómoda?
Las creencias son convicciones que en muchas ocasiones son sinónimo de prejuicios.
Pre-juicios.
Ideas basadas en temores nuestros o ajenos más que en certezas así que necesitamos de revisar periodicamente nuestras ideas más tajantes, seguramente la mayoría sean memes muy básicos (no tienen en cuenta que X asunto es complejo/multicausal) y están equivocados.
¿Vas a innovar en tus creencias?
Para cambiar una creencia primero hay que reconocerla.
Y es muy, muy útil profundizar en la genealogía de esa creencia y el para qué de la misma.
Cuestionar las ideas muy consensuadas por la sociedad y por tus grupos de referencia nunca ha estado bien visto. Ir a la contra de las creencias predominantes de tu entorno, de tu momento histórico puede salir muy caro, que se lo digan a Galileo Galilei que afirmó que el sol no giraba en torno a la tierra y pasó sus últimos 9 años de vida bajo arresto domiciliario o a Ignaz Semmelweis que promovió lavarse las manos antes de atender a parturientas al que tomaron por loco.
Si tus familiares, allegados, conocidos, o los miembros de tu comunidad son muy tajantes respecto a algunos temas (sobre todo si penalizan o castigan contundentemente o sutilmente si no se piensa como ellos) puede resultarte complicado pensar diferente. Repensar vuestras creencias y cambiarlas por otras que se ajusten más a ti y a tu realidad es algo que tendrás que esforzarte a hacer, lo sé y te animo a dar ese paso, a escuchar a personas que piensen diferente (pero que no promuevan discursos de odio) para encontrar nuevos puntos de vista sobre todo esos temas en los que te sientan muy atascado.
Revisa creencias y serás una persona mucho más auténtica.
A mi alrededor ha sido muy habitual la creencia de que una vida “plena” es esa en la que se estudia, se consigue un trabajo fijo, compras un piso, si tienes pareja, te casas y despues tienes hijos (minimamente dos). Finalmente, te jubilas de ese trabajo fijo y cuidas y disfrutas de tus nietos.
Esta ha sido la creencia que también influyó en mi. De hecho, es lo que he hecho paso a paso. Ahora mismo sin embargo, estoy en un momento de mi vida que quiero romper con esto, aunque es SUPER DIFÍCIL salir y enfrentarte a todas esas personas, a veces, incluso es muy didficil enfrentarse a una mi misma.
Hola Maider:
Creo que esa “vida plena” ha sido un discurso ampliamente replicado machaconamente (con buena fé) en muchas familias y que solo es una forma de vivir, no la forma de vivir que todo el mundo debe cumplir.
Saber qué ítems de ese guion nos convienen y cuáles debemos desafiar o cuestionar es algo que aunque cueste merece la pena hacer.
Un abrazo
En mi familia también pasó eso. A mí me costó mucho dejar esa creencia. Para mí el éxito es algo totalmente distinto a lo que me enseñaron.
Hola Yarhem:
Enhorabuena por encontrar tu propio significado de la palabra éxito.
Un abrazo