Te presento a otra compañera Extraordinaria, Idoia Berridi, Life & Health Coach, especialista en autoestima y autoconocimiento con 20 años de experiencia. Es naturópata, nutricionista y consteladora y embajadora en España de Mujer Holística. Imparte cursos y talleres y pasa consulta en su centro en Irún.
Después de conocerla hace unas semanas le pedí que escribiera para tataranietos sobre el paso número cinco de su Método Belove: aceptar a tus padres, comprenderlos, reconciliarnos con ellos, en definitiva, dejar de jugarlos por lo que hicieron y dejaron de hacer y reconocer lo que hay de ellos en nosotros.
Te dejo en manos de Idoia…
Gran parte de lo que pensamos y sentimos se ve influenciado por las experiencias que vivimos con nuestros padres, de lo que creímos que era verdad porque ellos así lo piensan o porque nosotros así lo percibimos de ellos.
Todas sus emociones, fracasos, éxitos, sufrimientos y formas de estar en la vida la hemos tomado sin darnos cuenta como un ejemplo, ya sea positivo o negativo. Pero no solo eso, nuestro cuerpo y cerebro se han acostumbrado a vivir y reaccionar de la misma manera y a resentir lo mismo que vivíamos junto a ellos.
Si el ambiente familiar era frío y eso me hizo aislarme, volverme solitaria y jugar sola, como adulta atraeré personas y situaciones que me lleven a recrear esa misma situación. Por lo tanto, atraeré lo que es conocido por mí desde mi niñez, lo que sentía, lo que estoy acostumbrada a vivir, aunque no me gustara en su momento ni me guste en la actualidad, en mi presente.
Pero la vida al lado de nuestros padres o cuidadores, independientemente de cómo fuera, nos ha influenciado además de otras maneras.
Existe como una red energética que nos une a nuestro clan o sistema familiar. Es como un puzle que sólo está bien mientras cada pieza está en su sitio, tiene su lugar, es decir, es reconocida y aceptada. Cualquier exclusión produce un desequilibrio en todos sus miembros.
De la misma manera necesitamos sentirnos incluidos, amados y aceptados por nuestro sistema y nosotros hacer lo mismo con todos, indistintamente de como fueran las circunstancias de sus vidas y sus actos.
Muchas personas viven en la adultez todavía heridos por los errores de sus padres o lo que esperaban de ellos y no recibieron.
El Creador de las constelaciones familiares, el reconocido maestro Bert Hellinger dice que necesitamos amar a nuestros padres tal y como son para estar en paz con quien somos y aceptarnos a nosotros mismos. Aprender a estar agradecidos, aunque no veamos nada bueno que venga de ellos, y si es ese nuestro caso siempre podemos recordar que gracias a ellos hemos recibido lo más grande, la vida que tenemos.
El desequilibrio se da muchas veces cuando nuestro ego nos engaña porque analizamos la situación desde una óptica muy estrecha y nos creemos superiores a ellos, pensamos que realmente nosotros somos mucho mejores.
Caer en este error es habitual porque en la vida siempre se quiere avanzar y mejorar. No obstante, no debemos perder de vista que eso es posible gracias a lo bueno que nos dieron nuestros padres pero también a los errores que cometieron y que han supuesto un gran aprendizaje para nosotros. A raíz de sus fallos sabemos lo que no queremos repetir, por eso tenemos que valorar estas enseñanzas desde el agradecimiento y no desde el desprecio ni la superioridad. Nuestros predecesores nos han hecho de espejo, nos han mostrado qué actitudes y comportamientos son válidos y cuáles no, y ahora este conocimiento lo podemos transmitir a nuestros descendientes o a las personas que nos rodean.
Si nuestros padres fuesen perfectos, podría generarnos inseguridades, hacernos sentir pequeños e incapaces de realizar las cosas tan bien como ellos, llevándonos a intentar constantemente a hacer lo necesario para ser mirados por ellos con buenos ojos. Una situación agotadora que nos llevaría a una alta exigencia personal y a sentirnos siempre insuficientes e indignos si no conseguimos lo mismo o más.
Por lo tanto, sus errores les hacen humanos, vulnerables y nos dan permiso, a nosotros, también a serlo.
En otras ocasiones, el visualizar a los padres como perfectos, puede hacer que veamos inalcanzable que nuestras acciones y nuestra manera de vivir sea bien vista por nuestros predecesores, y optemos por hacer cosas destructivas con la intención de ser bueno en algo. Buscar destacar, sentirse grande y diferente aunque sea escogiendo el mal camino.
Esto hace que muchas personas no vivan sus propias vidas, estudien y trabajen en cosas que no quieren o no den rienda suelta a su creatividad y manera única y especial de ser.
Muchas veces creemos que son injustificables algunas de las conductas de nuestros padres, les exigimos una perfección que no pueden tener y nos olvidamos que ellos también recibieron su propia herencia de sus padres, abuelos…que los han condicionado a ser y reaccionar como ahora lo hacen.
Pero si conseguimos amarlos y aceptarlos con sus luces y sombras, estaremos en paz, podremos amarnos a nosotros mismos y a los que nos rodean con aciertos y errores. Aprender a aceptar a nuestros progenitores amplia la capacidad de tomar y recibir y eso se extiende al flujo de abundancia en todos los ámbitos de la vida.
Cuando aceptamos lo que vino de ellos sin peros ni condiciones, nuestro niño herido que busca resolver los conflictos y carencias proyectándolos en la pareja, los jefes…desaparece y deja paso a nuestro ser adulto, maduro y responsable de nuestra propia felicidad y abundancia.
Si hay algo que puede hacerte grande y libre es tomar con amor a tus padres en tu corazón, mantener la red energética unida sin que eso signifique tener que verlos cada día o nunca, es algo interno, si crees que estar a su lado no te aporta bienestar o no es bueno para ti, aléjate pero mantén tu corazón en paz y conectado.
Si quieres saber más de Idoia Berridi consigue el libro Transforma tu vida. Método Belove o apúntate al Programa Belove.
¿Cómo llevas tu relación con tus padres?
¿Sientes que estás en paz con ellos?
Fotografía: pexels.com
Mireia e Idoia, este es un tema absolutamente fascinante para mí.
Siento que reconocer a nuestros padres con sus defectos y virtudes, y por ende perdonarlos, es una conquista del adulto, es una toma de consciencia precisamente cuando te das cuenta que vives atascado en muchos aspectos y es preciso recurrir a este fuente primaria que son los padres y resolver con ellos lo que no está resuelto.
Es un post maravilloso que abre no solo nuestro corazones, sino nuestras mentes y nos invita a reconocer y honrrar a los seres más importantes de nuestras vidas: Los Padres.
Un abrazo a las dos.
Hola Eliana,
A veces nos empeñamos en buscar un bloqueo transgeneracional cuando no hay que ir tan lejos para entender la esencia de lo que somos. Conocer a nuestros padres es reconocer lo que hay de ellos en nosotros, gracias y a pesar de ellos.
Conocerles, agradecerles y hacer las paces con ellos es un pilar de nuestro bienestar.
Un abrazo!