“Menos de 5 contradicciones es dogmatismo”.
Hibai Arbide Aza
Cada tataranieto tiene una manera de entender el mundo, unas creencias y unos valores inspirados o impuestos por el tiempo que le ha tocado vivir y educación recibida de su núcleo más cercano.
Yo tengo mis ideas sobre la vida y las expreso cada semana en este blog, en mis publicaciones y mis libros, eso sí están en continua revisión porque no soy inmutable, estoy siempre transformándome.
Suelo decirlo: no me gustan los dogmas, no me gustan las imposiciones y menos las mentiras. Me gusta cuestionar las normas, ponerlas patas arriba para encontrar maneras diferentes de entenderme y entender a los que me rodean.
Yo reconozco que tengo muy poco de original, genuina sí, pero original no.
Soy lo que otros fueron, he recibido lo que otros me dieron y lo estoy transformando según mi visión que está influida por muchos referentes, unos familiares, otros transgeneracionales, otros culturales mainstream y algunos alternativos.
Tú también tendrás que reconocer que tus creencias no son propias, una parte importante de ellas las has aprendido o heredado de tu familia que te ha criado, y aunque la familia tiene un peso importantísimo pero no lo es todo. Tus amigos, tus educadores, tus vecinos y conciudadanos, los medios de comunicación y la cultura de tu país y tu comunidad te contagian y te ofrecen una idea de lo que es aceptable que seas, hagas, sientas y pienses.
Reconoce el status quo
Para saber si lo que piensas sobre es genuino, heredado o impuesto, primero tendrás que reconocer qué piensan sobre el amor, la salud, el dinero, la maternidad, la honestidad, la libertad, la equidad, el sentido de la vida, etc. las personas que te rodean y las que a su vez las rodearon a ellas.
¿Cuál es el pensamiento imperante a tu alrededor?
Por ejemplo, qué piensan los demás sobre la sexualidad: ¿Qué es exactamente el sexo? ¿Se puede disfrutar de los encuentros sexuales? ¿Con quién y a qué edad puedes tener sexo? ¿Se puede separar el sexo del amor y la procreación? ¿Cuáles son las orientaciones sexuales, prácticas y roles aceptados?
¡Ala! Ya puedes estar entretenido un rato pensando sobre ello, preguntando y cuestionándolo para llegar a la conclusión de que has adoptado las ideas de otras personas más de lo que estabas dispuesto a admitir en un principio y eso a pesar de que no estás de acuerdo con ellas. Repites, como todos, por inercia y comodidad, no por haber gastado energía en buscar una alternativa a esas ideas más justa, más amorosa, más feliz, más acorde con los tiempos que corren y con tu esencia.
Observa tus creencias y cuestiónalas
Puedes darte cuenta de que tu manera de pensar sobre la sexualidad está obsoleta, puedes acabar reconociendo que te apetece salir de la monogamia o probar una práctica sexual aunque no te atreves a dar el primer paso porque te convertirá en alguien demasiado diferente para los que dicen que te quieren o velan por la moralidad.
Y una sugerencia… Cuando te aproximes a tu herencia emocional, a tu transgeneracional, escoge a un profesional open mind, que no se case con un dogma, ya sea constalador, acompañante en bioneuroemoción, psicólogo, terapeuta, genealogista o lo que sea.
No dejes que te impongan un valor o una visión particular.
No aceptes dogmas.
Permítete tener contradicciones, en la vida las cosas no son blancas o negras, ni siquiera hemos de conformarnos con una gama de grises, la vida es de colores.
La teoría nunca ha de estar por encima de cada realidad particular ni ha de manipularla para hacerla encajar en la visión subjetiva de un gurú.
¿A quién pertenecen tus creencias?
¿Reconoces seguir algún dogma?
Imagen: Pexels
Generalmente huyo de los dogmas aunque procuro ir haciendo lo que me gusta en cada momento; y referido a genealogía he descubierto que la genealogía es la vida misma: Lo cual también es un dogma.
Estoy de acuerdo contigo en muchas cosas aunque en otras no; pero me gusta tu filosofía de cuestionar nuestras actitudes.
Hola Manuel,
¡Qué bien que no estés de acuerdo conmigo en todo! Tengo más buenas preguntas que buenas respuestas.
Un abrazo