
¿Tu vida se parece demasiado a la que tienen/tuvieron tus padres, tíos y abuelos?
No eres la única persona que se ha dado cuenta de ello.
No eres un bicho raro.
Las personas aprendemos a estar en el mundo copiando a los demás y a quien copiamos más es a nuestros cuidadores, nuestros familiares, para lo bueno, lo malo y lo regular.
Tendemos a la repetición, también innovamos está claro, pero somos más de copiar a parte de para aprender, para sobrevivir (obedecemos, nos dejamos llevar y encajamos en el grupo) y también ahorrarnos pensarlo todo todo el tiempo…
No lo copiamos todo de nuestra familia, tenemos otros referentes, pero como pasamos mucho tiempo alrededor de nuestros parientes nos influyen mucho. Suelen ser nuestro modelo de comportamiento principal.
Decía Mariane Costa en una entrevista para la revista Cuerpo Mente que…
El árbol es un sistema de repeticiones donde se van reproduciendo divorcios, enfermedades, tipos de muerte, tipos de realización, tipos de fracaso…
Y yo digo que esta metafora romántica no ayuda.
El árbol no es un sistema de repeticiones.
La familia no es un sistema de repeticiones.
Tendemos a repetir, se puede alentar a repetir, pero el árbol no es un ente, una masa, un monstruo que empuje a hacer nada.
Son X personas con X necesidades las que nos pueden presionar directa o tácitamente a hacer lo mismo que han hecho ellos o sus personas de referencia, Aunque la verdad, la mayoría de las veces somos nosotros mismos quienes nos forzamos a copiar con diferentes objetivos más o menos conscientes.
Si copiamos de nuestros familiares lo que nos gusta, ¡estupendo! Copia esa receta de cocina tan rica del abuelo, calca ese gesto tan mono de tu madre y asume que tienes el mismo talento/don que otro familiar como el protagonista de la película “El cover”.
Ahora bien, si copias el modelo relacional disfuncional que tus padres en tus relaciones sexo-afectivas, si la profesión que has elegido no muy convencido es la misma que la de tus tíos o estás siendo tan pesimista/violento/miedoso como tus padres… Te iría bien cambiar como a las protagonistas de “La familia Bélier” y “Coda”, el remake de la primera.
Si te has dado cuenta de que estás tropezando con la misma piedra familiar, merece la pena cambiar.
Cambiar es una movida
Sí, pero con convicción y ayuda, sí se puede.
Detrás de cada repetición no detectada, no deseada y/o insatisfactoria hay una razón, encontrarla no obra la magia del cambio, pero suele ayudar a acometerlo.
Hay circunstancias que hacen que cambiar tu vida profesional, tus relaciones más cercanas, tu expresión del género/sexualidad sea muuuuuy complicado y suponga una heroicidad, soy consciente. Ojalá encuentres la fuerza y el apoyo que mereces como el protagonista de “Hillbilly, una elegía rural”.
Si quieres que te acompañe en esa revolución innovadora aquí me tienes.
Vivo en Barcelona pero hago sesiones de acompañamiento con personas de todo el mundo.
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