
Decía el psicoanalista Carl Gustav Jung que:
Todos nacemos originales y morimos copias.
Y yo no estoy de acuerdo con su planteamiento aunque entiendo que con esta frase quiso señalar que las normas sociales y la educación que recibimos nos van cortando las alas, coartan nuestras decisiones y creatividad y nos convierten en personas alienadas e infelices.
No voy a negar eso, pero mi planteamiento es diferente…
Nacemos copias y tal vez muramos originales.
Porque hay que reconocer que somos copias de nuestros ascendientes biológicos.
Todos nacemos con un software preinstalado.
No somos clones, plagios tampoco, más bien obras derivadas.
Los humanos no nacemos siendo una tábula rasa y luego vamos llenándonos de contenido inútil del que nos tengamos que deshacer.
Todos nacemos con una carga genética y otra epigenética heredada de nuestros progenitores, padres o donantes, una herencia que incluye reflejos, comportamientos, rasgos de la personalidad, enfermedades, etc.
Somos lo que otros han sido como el resto de animales, plantas, hongos…
Somos un remix y no está tan mal serlo, tiene una utilidad.
Si nacieramos sin instrucciones (básicas y complejas) y tuviéramos que aprenderlo todo, todo, todo, sería agotador.
También tiene desventajas porque algunos programas están anticuados y nos hacen sentir o actuar de formas absurdas o desproporcionadas.
Por otra parte…
Somos unos copiones natos
Estamos programados para emular a los que nos rodean (sus gestos, sus reacciones, sus gustos, sus normas). Copiamos a nuestros referentes para aprender las normas de la vida y sentirnos parte del grupo.
Lo que pasa es que si acatamos todo lo que nuestros cuidadores o superiores nos enseñan estamos aprendiendo afrontamientos, estrategias y normas que no nos benefician o interesan personalmente y/o colectivamente.
Si no innovamos, no evolucionamos.
No cuestionar nada ni a nadie nos ahorra dedicar energías a la exploración, pero nos resta libertad.
Dicho todo lo anterior, soy consciente de que aquí hay una paradoja…
Cada uno de nosotros copia a los demás, es parecido a los demás, pero sigue siendo de algún modo irrepetible.
Sí, cada uno de los que han pisado la faz de la tierra ha sido irrepetible, pero, ¿original?
¿Es posible ser original?
¿Es deseable ser único?
Yo digo que se puede ser auténtico en algunos aspectos o ámbitos y copiar lo demás.
Puedes hacerte tu propia ropa, maquillarte de forma innovadora, crear una nueva disciplina o inventar X, pero no se puede hacer todo distinto.
¿Vale la pena innovar todo el tiempo en todas las areas de la vida?
Yo digo que no, que hay inventos, ideas y costumbres que nos son útiles y que hay que tener la humildad y la sensatez de usarlos. Y estar agradecido por ello también.
Está bien cuestionarse aquello con lo que no estás cómodo, también pensar cómo mejorar procesos y experiencias o hacer las cosas diferentes por placer, curiosidad o porque sí, pero si nos imponemos ser innovadores en todo, ¡buf! ¡Vaya tremendo esfuerzo tendríamos que hacer! ¿Y cuál sería el fin de actuar así?
Cuando desobedecemos normas inútiles o inapropiadas empezamos a ser originales en algo (a nivel local o comunitario), cuando probamos nuevas posibilidades de hacer, sentir o pensar nos desmarcamos, destacamos, hacemos enfadar a algunos y a veces otros nos copian cuando ven beneficios en la novedad.
En esta vida todos copiamos mucho a nuestros semejantes e innovamos un poco. Está en nuestra naturaleza obrar así.
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