Diferentes corrientes filosóficas han defendido a lo largo del tiempo la idea de tábula rasa. Santo Tomás de Aquino, Aristóteles o John Locke afirmaban que las criaturas nacían con la mente vacía, todo lo que eran era fruto del aprendizaje, no había nada que pudiera atribuirse a características innatas.
En la actualidad muchas personas todavía siguen pensando igual a pesar de que los científicos han ido demostrando con diferentes estudios que no nacemos puros, venimos al mundo con un software preinstalado en nuestros genes que nos ayuda a sobrevivir como el resto de animales y plantas (en este post hablaba del comportamiento de serie de los cucos).
Nacemos con un software ancestral que por ejemplo nos permite sobrevivir a las primeras horas y días de vida. Gracias a los reflejos primitivos o arcaicos como el reflejo de succión, los de prehensión palmar y plantar, el de Babinski, el de Moro y el de reptación los neonatos pueden reaccionar instintivamente, sin tener que pararse a pensar, ante algunos estímulos externos. Gracias al reflejo de reptación los bebés llegan hasta el pecho de la madre y gracias al reflejo de succión saben como extraer el calostro del pezón.
No hubiéramos sobrevivido como especie si no tuviéramos reflejos, si nuestros genes no conservaran memorias, si todo lo que nos ha hecho resistir el paso del tiempo lo hubiéramos estado perdiendo cada vez que hubiera nacido una nueva criatura. Parte lo que ha sido útil a una generación se ha quedado grabado en los genes para que a la siguiente no tengamos que enseñárselo todo.
Todos nacemos con un software instalado que tiene una gran base de universal y colectivo y otra parte relacionada con actualizaciones familiares particulares que han modificado algunos parámetros y que se han concretado en mutaciones genéticas o marcas epigenéticas que actualmente nos conducen a reaccionar de diferentes formas: precisas, imprevistas, correctas o desproporcionadas ante determinados escenarios y situaciones.
Las reacciones en forma de enfermedades, comportamientos, acciones, están fuera casi siempre de nuestro control porque desconocemos el origen y el propósito de esas reacciones. No lo son todo, pero ¡caray, cómo dirigen nuestra vida…!
Algunos de estos “reflejos” nos condicionan muchísimo.
Heredamos más de lo que nos gusta admitir, tanto paro lo bueno como para lo malo, por eso conocer nuestra genealogía a través de la investigación clásica y de la genealogía genética es una forma de localizar y reconocer que tipo de versión del software tenemos, ¿será MS-DOS, Windows Vista o Mas OS? Será el que sea, lo que tenemos que tener claro es que no podremos jamás formatearnos pero sí actualizarnos con nuestras experiencias, pensamientos y emociones, hagámoslo por nosotros mismos y por nuestros descendientes.
Es indiscutible que traemos memorias ancestrales, y de alli las incomprensibles actitudes y comportamientos que a veces realizamos y que no sabemos por que lo hicimos. Lo importante es conocer el origen y de esta manera entendernos a nosotros mismos y a los demás. Gracias por tus orientaciones. son muy importantes para el crecimiento pesonal
De nada Jaime! Comparto mis reflexiones para que os puedan ayudar.