
El romanticismo perjudica seriamente la salud.
El amor romántico es un peligro, nubla la mente, enreda las emociones y conduce a relaciones insatisfactorias.
El romanticismo no es solo cosa del amor, también romantizamos la amistad, los negocios, la espiritualidad y hasta la genealogía.
Romantizar la genealogía también tiene sus efectos nocivos y en este artículo me gustaría hablar de ellos.
A menudo me encuentro en redes sociales con frases como estas…
Eres el resultado de la unión de cientos de parejas que durante siglos han buscado el amor.
Eres el sueño realizado de todos tus ancestros.
Cuando te sanes, sanarás también a tus ancestros y cuando esto suceda, te convertirás en el antepasado que ayudó a sanar las generaciones venideras.
Leo estas frases, entiendo sus buenas intenciones, pero inevitablemente pienso que son un peligro porque están proponiendo una visión idealizadísima del pasado y del futuro que más que inspirarte puede hacer que pierdas perspectiva.
Paso a desmenuzar las 3 frases…
Eres el resultado de la unión de cientos de parejas que durante siglos han buscado el amor
¿Acaso todos nuestros antepasados tuvieron relaciones sexoafectivas con otras personas por amor?
No.
Sabemos que no.
Sabemos que muchos, muchísimos matrimonios fueron negociados y pactados por los padres o familiares de los contrayentes, estuvieran los interesados a favor de ese acuerdo tan trascendente para sus vidas, o no.
Sabemos que muchas mujeres fueron maltratadas por sus maridos, violadas por ellos, también por conocidos y extraños.
Muchos de nuestros antepasados y familiares existieron por una agresión sexual.
No vale decir que la violencia es una forma de expresar/buscar amor. La violencia no es amor, es justo todo lo contrario.
Y aunque somos descendientes de víctimas y victimarios eso no significa minimizar los abusos de poder de nuestro pasado y nuestro presente familiar.
Eres el sueño realizado de todos tus ancestros
Para algunos ancestros puedes ser un sueño, para otros su peor pesadilla.
Igual que tú tienes una personalidad, tus antepasados también, si ellos existieran en otro plano no irían todos a la una.
Puede que algunos antepasados aplaudieran tu estilo de vida, valores y proyectos, pero otros no entenderían tu identidad, incluso la cuestionarían, censurarían y tratarían de castigarla, algunos te detestarían, mientras que la inmensa mayoría pasaría de ti porque
1) tendían asuntos propios de los que ocuparse;
2) demasiados descendientes como para fijarse en ti.
En circunstancias difíciles seguro que te ayuda imaginar recibir el apoyo de esos familiares a los que importabas, también cuando consigas algo importante en tu vida.
Tus familiares fallecidos más recientes, tu madre, tu padre, tus abuelos o tu hermano, aplaudirían tus logros, los que te conocían y querían se alegrarían por ti, pero todos, incluidos decenas de abuelos sextos, lo siento, no.
Cuando te sanes, sanarás también a tus ancestros y cuando esto suceda, te convertirás en el antepasado que ayudó a sanar las generaciones venideras.
Estoy muy a favor de la reparación del pasado, si hay algo que puedas hacer en honor a la memoria de tu abuela, si hay algún asunto doloroso no resuelto de tu bisabuela, hazlo, primero por ti, porque quieres, porque tiene sentido, y luego por ellas, pero cargarte sobre las espaldas sanar a todos tus ancestros es una responsabilidad digna de un superhéroe, no de un humano.
Cuando resuelvas, por ejemplo, una adicción compartida con otros miembros de la familia fallecidos, podrás imaginar que tanto ellos como las personas que lidiaron con este problema se alegran por ti, pero al resto de antepasados que ni les va ni les viene este asunto no les tiene porqué importar.
Vivir teniendo en cuenta dejar para el futuro un mundo mejor es admirable.
En nuestras manos está llevar una vida decente, consciente, pacífica, amable, con sentido, pero aunque nuestras decisiones tendrán unas determinadas consecuencias en las generaciones futuras, la vida de nuestros descendientes no depende en exclusiva de nuestra contribución. Ellos serán el fruto de muchos más ancestros, así que tu influencia quedará diluida entre todos ellos.
Puedes imaginar, si te ayuda, que algunas de las semillas que siembres tus descendientes las llegarán a ver brotar, crecer y ser de utilidad, pero si te acabas creyendo que eres la pieza clave del futuro de la humanidad, no te auguro un gran éxito en este empeño, más bien muchas frustraciones.
Seremos padres, abuelos, bisabuelos, bisabuelos, tatarabuelos, abuelos cuartos… Seremos antepasados, y contra más generaciones pasen menos se acordarán de nosotros.
Con suerte apareceremos en un algún árbol genealógico, en la Wikipedia (si es que existe en el futuro), puede que nos dediquen artículos y libros porque nuestro legado sea interesante, pero, pero, pero, no habremos sanado a los futuros ciudadanos de los siglos XXII y XXIII.
Con suerte habremos resuelto unas decenas de bloqueos genealógicos o de otra índole, no más. Conseguir eso ya será para aplaudirte y darte la enhorabuena.
Tus descendientes no necesitan un Mesías.
Tus descendientes apreciarán que hayas existido porque si no ellos no vivirían.
O no.
Contemos con todas las posibilidades para evitar romantizar.
Gran post Mireia!m’ha fet pensar en la forma tant idealitzada que alguns tenim en relació a reparar a tot el nostre clan, ara ho veuré amb altres ulls. Moltíssimes gràcies i bones festes!una abraçada!
Hola Sandra,
Què bé que el post t’ajudi a revisar discursos romàntics.
Una abraçada!
Si a todo, Mireia!
Me ganaste desde “romantizar perjudica la salud”. Gracias por este post y por evidenciar los riesgos de algunas ideas que suenan bien pero hacen mucho daño.
Te mando besos!
Hola Lorena,
Me alegro de que el artículo te haya hecho reflexionar.
Un abrazo