
Antes de que te pongas a leer más quiero advertirte de que este post contiene muchos spoilers de la película “Red”. Si no la has visto es mejor que lo hagas antes (yo ya la he hecho 2 veces). Es una película para todos los públicos que se atreve a abordar el tabú de la menstruación y lo hace con mucho acierto.
“La regla número 1 de mi familia: honrar a tus padres. Son los seres supremos que te dieron la vida, que se esforzaron y sacrificaron muchísimo para que tuvieras un hogar donde vivir y comida en tu plato, una enorme cantidad de comida. Lo mínimo que puedes hacer a cambio es absolutamente todo lo que te pidan, claro, que hay gente que dice en plan: Ten cuidado, honrar a tus padres está genial, pero si te pasas de la raya, bueno, puede que olvides honrarte a ti”.
Meiling Lee en “Red”
Tanto Disney como Pixar han producido un montón de películas genealógicas, sobre todo en los últimos años, Vaiana, Coco, Frozen 2 y Encanto, por ejemplo, películas que han tenido mucho éxito, así que seguro que se vendrán más y yo feliz de hablar de ellas.
La última creación animada ha sido “Red”, un film protagonizado por Meilin Lee, una chica de 13 años canadiense, alumna e hija ejemplar, que comienza a interesarse por los chicos lo que provoca una reacción muy fuerte en Ming, su madre, que no sabe manejar con sosiego la pubertad y la primera regla de su hija, una menarquia que le convierte en un panda rojo.
A nadie que haya visto la película se le ha escapado lo que simboliza convertise en panda rojo: la menstruación y que las mujeres de la familia encierren a su panda para no descontrolarse habla del autocontrol y la imposición a las mujeres de la desconexión con su ciclicidad, su sexualidad y su poder personal.
Cuando Ming explica a su hija, un poco tarde, que lo que le que le está pasando también le ocurrió a ella y a todas las mujeres de su familia le cuenta que “lo que era una bendición se convirtió en un inconveniente” cuando la familia decidió venir a un nuevo mundo.
Seng Yi, su venerada antepasada, adquirió hace siglos este poder cuando pidió a los dioses que la convirtieran en un poderoso animal místico para poder proteger a su familia de la guerra. Esa capacidad fue muy útil, pero ahora parece que solo trae complicaciones, inconvenientes y accidentes. Lo dicho, una metáfora de menstruar que me hace recordar a cuando la pedagoga Erika Irustra dijo eso de que “Menstruar mola, pero en esta sociedad duele”.
Mitos y tabús sobre la menstruación que superar
Muchas de nuestras madres y abuelas nos enseñaron que menstruar es sucio, un asco, y por ende ser mujer también, si es que nos enseñaron algo, porque en muchas familias las niñas llegaban al día de la menarquia sin haber recibido información y hasta llegaban a esconder sus paños manchados o compresas durante meses. Tener la regla nos ha parecido un fastidio, nos ha dado vergüenza y hecho sentir culpables y/o raras a muchas.
Durante siglos se construyeron mitos a su alrededor: la mayonesa se podía cortar si tenías la regla, no debías bañarte, ni cortarte el pelo, ni tener sexo, ni ir en bici, ni regar las plantas y un montón de chorradas más que limitaban la vida cotidiana y que por fortuna cada vez creen menos mujeres.
Las mujeres han aprendido a ser recatadas, silenciosas, discretas, pulcras y asexuales. No había que dejarse llevar por las “emociones fuertes”, había que dominar a la bestia para honrar a la familia y al esfuerzo de otras mujeres para ceñirse a las normas del patriarcado.
La menstruación se ha tratado y vivido como una maldición durante demasiado tiempo y poco a poco vamos cambiando esa visión, entendiendo nuestros ciclos, nuestros cambios hormonales y emocionales, y empezando a tomar consciencia de que menstruar forma parte de nuestra sexualidad, que no tendría que doler e incluso, como dicen en la película, que nuestro panda rojo nos puede hacer sentir libres y que da mucho gusto dejarlo salir.
“Red” es una maravillosa película para conversar con normalidad sobre la regla con niños, niñas, adolescentes, adultos y adultas. Y también es un buen punto de partida para reflexionar (y luego compartir) sobre cómo las madres (y padres) nos imponemos a nosotras y a nuestros descendientes reglas no menstruales en las que ni siquiera creemos en pos de no sé sabe qué bien mayor.
Revisemos qué normas hemos aprendido que encierran a nuestros pandas rojos, verdes, azules, lilas… y ayudemos a que tanto las personas que menstruan como las que no, exploren, cometan errores, disfruten y encuentren su propia identidad.
Que nuestras hijas e hijos sean diferentes a nosotros no debería decepcionarnos sino alegrarnos por lo libres que ellos están pudiendo ser.
“Todos llevamos una bestia dentro. Todos tenemos una parte complicada, escandalosa y rara oculta en alguna parte, y muchos de nosotros nunca la dejamos salir. Pero yo lo hice”.
Meiling Lee en “Red”
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