
Nuestra historia familiar nos ha llevado a existir.
Estamos influidos por las vicisitudes, decisiones e idiosincrasias de nuestros ascendientes.
Tenemos una genética, una ideas copiadas y heredadas sobre el mundo y un patrimonio que no ha salido de la nada.
Somos porque otros fueron, experimentaron, sintieron, reaccionaron, hicieron…
Somos descendientes de personas abusadoras y abusadas
Todos, todos lo somos.
Nuestros antepasados fueron maltratados por sus padres, maridos, jefes, convecinos, autoridades y abusaron de sus esposas, hijos, empleados y excluidos.
Podemos sentirnos desapegados de ellos o más identificados con unos, con otros o con ambos a la vez: con la rectitud, la autoridad y la culpa de los victimarios y/o con la tristeza, el resentimiento y la vergüenza de las víctimas.
Podemos identificarnos en algunos aspectos de forma consciente y en otros inconsciente (aunque identificados o no, lo que ellos vivieron nos atañe).
En general puede resultar más fácil reivindicar a las víctimas, sobre todo si fueron resilientes, más difícil es reconocer las sombras genealógicas. Aunque en nuestra genealogía haya represaliados, ninguneados y perseguidos también hay asesinos, abusadores y criminales de guerra.
¿Somos las nietas de las brujas que no pudisteis quemar?
Hace años escribí un post titulado Mis antepasadas eran brujas en el que dudaba de que pudiéramos presumir de provenir de un linaje de brujas aunque en nuestro árbol genealógico hubieran malas mujeres consideradas como tal.
Entonces no dije nada sobre las pocas posibilidades de ser una descendiente de una mujer condenada por brujería. Después de la exhaustiva investigación sobre la brujería en Catalunya publicada en un dossier especial de la revista Sapiens y el documental Bruixes, la gran mentida (Brujas, la gran mentira) basado en este trabajo leí estas reflexiones de la periodista Ivet Eroles:
Las personas del presente más bien somos los descendientes de los y las perseguidoras de aquellas mujeres.
¡Cuánta razón!
Nos gustaría que nuestros antepasados hubieran estado en el lado bueno de la historia, pero por temor, resignación o convencimiento lo más probable es que fueran actores de la violencia o testigos cómplices.
¿Quién querría admitir que sus padres, abuelos o antepasados fueron nazis? ¿Esclavistas? ¿Falangistas?
Hay quien no le apetece ver la violencia de la que proviene, hay quien ensalza a aquellos que alcanzaron logros obrando de manera deshonesta o violenta, otros se avergüenzan y menos personas de las necesarias intentan reparar parte de sus consecuencias.
En Alemania muchos descendientes de nazis reflexionan sobre el pasado, piden perdón, aprenden. Desde las instituciones se vela porque lo que pasó no vuelva a producirse.
Sobre la esclavitud, muchos países, España incluido, hacen como si nunca hubiera existido y se hubiera generado mucha riqueza gracias a privar de libertad a seres humanos. En EE.UU. demasiadas poblaciones lucen estatuas y banderas confederadas que homenajean a aquellos que lucharon por mantener la esclavitud. El actor Ben Affleck pidió a un programa de genealogía que no contara que uno de sus antepasados tenía esclavos, pero se destapó esta censura porque Sony fue hackeada.
En España los descendientes de represaliados hacen legítimas reivindicaciones de verdad, justicia y reparación mientras los hijos y nietos de perpetradores no se inmutan, piden que se olviden de una vez de los crímenes de lesa humanidad, impiden retirar honores que concedió el dictador y hasta llegan a sacar pecho de la violencia de sus anteriores.
Pocas personas revisan públicamente el pasado familiar incómodo, ahora solo me viene a la mente dos: Cristina Fallarás en su novela Honrarás a tu padre y a tu madre en que ahonda en una familia paterna y materna con ideas políticas opuestas y Pau Vinyals con su obra de teatro El gegant del pi en que cuenta cómo ha lidiado con el pasado franquista de su abuelo. Seguro que hay más, si conoces otros ejemplos, déjame un comentario.
¿Hay algo que podamos hacer?
¡Claro!
Ojalá ser más conscientes de los privilegios y opresiones heredados y/o inculcados que uno tiene y tienen los demás y reparar y cambiar lo que esté en nuestra mano. Isabel Wilkerson lo expresa mejor que yo en el epílogo de su ensayo Casta. El origen de lo que nos divide…
No somos personalmente responsables de los actos de individuos que vivieron hace siglos. (…) Somos responsables de reconocer que lo que sucedió en las generaciones anteriores, ya fueran víctimas o verdugos, dispuso el escenario para el mundo en que vivimos hoy y que lo que ha acontecido en el pasado nos supone privilegios o lastres, sin esfuerzo ni falta por nuestra parte, ventajas o carencias que aquellos que no se parecen a nosotros a menudo no comporten.
Ojalá poder presumir de ser descendientes solo de antepasados tranquilos, equilibrados, y justos, pero es imposible, en algún momento u otro de nuestra genealogía encontraremos violencia, violencia muy, muy, grave, además. Reconozcámoslo, revisemos nuestros pensamientos, sentimientos y comportamientos y dejemos un mundo más pacífico para los que estén por venir.
¿Te sientes por momentos identificado con alguna víctima o victimario?
¿Honestamente crees que has trascendido la violencia del pasado?
PD: El ángel y el demonio de la portada de este post son los protagonistas de la novela, luego adaptada a formato miniserie, Buenos presagios de Terry Pratchett y Neil Gaiman. Es el libro que más he prestado en mi vida. No es genealógico, pero es divertidísimo.
Darnos la posibilidad de conocer y reconocer los ángeles y demonios de nuestro árbol creo que nos permite entender porque somos y estamos hoy, y cuáles son los aspectos inconscientes que nos vinculan a ellas.
Te recomiendo el documental The Flat donde un descendiente de judíos descubre algunas colaboraciones con el nazismo por parte de su familia.
Muchas gracias, Romina, por recomendar el documental, parece intersantísimo, https://www.youtube.com/watch?v=Z94u_5qLxXU, voy a ver cómo consigo verlo.
Un abrazo
Hola Mireia!
Cuánta verdad y realidad en un solo post.
Para mi el camino es la aceptación, el aprendizaje y un aquí estoy a la vida desde el amor.
Me ha encantado tu reflexión. Me apunto los libros.
Gracias!
Me alegro de que te haya gustado el artículo, Marina y que tengas genas de leer los libros que menciono. “Casta” me parece una lectura imprescindible.
Estoy en ese paso donde he encontrado al mas viejo de mis ancestros en Mexico y ante el vacio de como hacer conexion con el espanol del otro lado del oceano que un dia salio de la peninsula Iberica, del algun punto del reino espanol o portugues, mis registros mas antiguos son del 1621 y partir de esa fecha es hasta 1749 cuando mi apellido paterno aparece, mi fuente de datos es Ancestry, My Family source, y My Heritage, que al final de cuentas manejan los mismos registros que me interesan, me he preguntado si encontrando ese eslabon pudiera encontrar gente de ese apellido y tener contacto con ellos.
Hola Jesús:
Cada investigación es única y para aconsejarte cómo seguir desarrollando la tuya debería conocer lo que has hecho hasta ahora.
Saludos