– Gea, la diosa tierra, estaba tan harta de que su esposo Urano, dios del cielo, estuviera encima de ella de noche y de día, que le dio a Cronos, uno de los hijos que habían tenido juntos, una hoz para que le cortara a su padre los huevos. Las gotas de sangre de la herida cayeron sobre la madre tierra y de ahí nacieron las furias. Tisifone, Alecto y Megera. Cabeza de perro, alas de murciélago y serpientes en lugar de cabellos… ¿Las furias existen?
– No, las furias no existen.
– Claro que existen, cuando alguien hace algo contra la familia, se introducen en su mente como un veneno hasta obligarlo a expiar sus culpas o enloquecerlo. Por eso hay que tener mucho cuidado con lo que uno hace con los suyos. Nunca sale gratis.
Diálogo de la película “Las furias”
¿Te acuerdas de las definiciones de la palabra familia que recopilé hace un tiempo en el blog?
A parte de la oficial había muchas de ellas que mencionaban que un componente esencial de las familias es el amor y uno, solo un tataranieto, se atrevió a mencionar los conflictos que se dan en la mayoría de ellas.
Sí, está muy bien compartir con los demás los aspectos positivos de nuestra familia, pero también está genial que nos permitamos reconocer que la familia, concretamente las relaciones familiares, se construyen con otro ingrediente más: los conflictos.
En las familias hay roces continuos, tiras y aflojas, así que los conflictos pequeños y grandes están servidos. Cómo se manejan depende de la educación y recursos emocionales de los adultos que la capitanean.
Los conflictos no tienen porque ser tremendos y devastadores, los conflictos se dan diariamente, cuando un individuo quiere algo y choca con un límite (propio o ajeno). Y estos pueden resolverse de dos maneras: con paciencia y empatía o con premura y violencia.
Las furias
Recientemente vi la película Las furias dirigida por Miguel del Arco. Una tragicomedia que nos sumerge en las relaciones de amor y odio de la familia Ponte Alegre, una familia cuyos miembros no levantan cabeza desde hace tiempo, sus vidas parecen maldecidas por las mismísimas furias de la mitología griega.
La familia es un núcleo curioso, ¿no? Ni siquiera se nos concede la posibilidad de elegir el clan al que pertenecemos lo cual nos convierte en víctimas de la más pura casualidad. Nadie elije a su familia.
Esos que dicen “mi familia son mis amigos” mienten. Si fuera lo mismo un hermano que un amigo no utilizaríamos dos palabras para nombrarlo. De hecho cuando un amigo es muy amigo le llamamos hermano para subrayar que uno se deshace de un amigo con más o menos facilidad pero librarse de un padre, de una madre, de un hermana, de una hermano, eso es una tragedia.
La familia es la familia. Hay que apechugar con lo que toca y hacer equilibrios entre las furias y el amor. Si creemos que el amor existe, porque no van a existir las furias. Aquí tenemos muchas más pruebas de su existencia, que de la existencia del amor.
Aquiles, “Las furias”
Espero que el tráiler y la cita te hayan dado ganas de ver esta intensa película que puede ayudarte a reconocer las sombras de tu familia, no solo las luces.
¿Tu familia habla el idioma del amor?
¿O de las furias?
Imagen: sensacine.com
Opino que tienes mucha razón. En mi familia existen personas que son “familia” y otros que están en el árbol porque les toca estar. Hay muchos de éstos últimos, bien por situaciones del pasado o incluso vienen de otras generaciones. Pero las familias son así, tenemos un poco de todo. Jjj….
La mía no es nada aburrida y tienes esos secretos de los que hablaste hace días, los ridículos “tabúes” que todos saben y nadie dice en voz alta.
Pero de los que yo hablo sin problema, porque es parte de mi historia.
Hola Astrid,
Yo siempre diferencio entre familiares y parientes, creo que nos ayuda a distinguir unos y otros miembros de nuestra genealogía.
En todas las genealogías hay amor y furias, si las furias están muy presentes en nuestra familia más cercana, entonces, nuestra vida se complica.
Saludos
El amor como el enfado o furias como prefieres llamarla, son sentimientos profundamente humanos. ¿por qué asumir que en el seno familiar no existen? ¿vergüenza? No se y no quiero calificar, pero es una realidad omnipresente en la familia nuclear y la extendida. Interesante tema para ser abordado desde lo psicológico y porque no, desde un análisis transgeneracional.
Hola Jesús,
Hay personas que idealizan a su familia o la esquematizan tanto que pierden los detalles, de ahí la reivindicación de reconocer las furias.
Un abrazo
Hola! He pensado mucho en este tema porque vengo de una familia en donde las furias predominan. De hecho hasta que fui madre fui furiosa militante. Luego la madurez me alejó de la furia porque ni siquiera es productiva. Igual es un tema que me resulta difícil compartir, porque siempre me parece topar con el mito de que los padres son lo más de lo más, como el amor de madre no hay, etc. Estoy segura de que los padres/madres somos buenos si somos buenas personas, y eso es independiente de si te reprodujiste o no. Parir no te hace buena gente, al menos automáticamente. Como todos vamos categorizando, si aparece un hijo que dice que no tuvo los mejores padres, tendemos a desconfiar del hijo, cómo osa hablar mal de su propia familia. Así que no hay mucho espacio para hablar de esto sin prejuicios y sin hacer una raya/muro para un lado los buenosbuenísimos y para el otro los malosmalísimos.
Que sepas que tu espacio es terapéutico 😀
Es curioso que vine aquí hoy, que hay una noticia que me tiene un poco alucinada de unos hijos que han sufrido (creo que ya te he hablado de ellos) https://www.pagina12.com.ar/74466-por-amor-a-la-vida
Como siempre te digo, gracias por tu blog 🙂
Rose
De nada Rose!
Me alegra saber que los posts sirven para reflexionar y poner nombre a esas emociones e ideas que se nos pasan por la cabeza sobre nuestra familia.
Este artículo en redes sociales tuvo algunos comentarios interesantes, muchos reconocían que su familia habla el idioma de las furias, el tema es si reconocemos si nosotros a parte de conocer este lenguaje, también lo utilizamos para comunicarnos, honestamente creo que todos nos ponemos furiosos más que por imitación, porque no somos perfectos, porque no hemos aprendido a manejarnos con nuestras emociones.
Por otra parte, creo que reconocer las sombras y las luces de nuestros padres, sin iniciar relatos demonizadores ni santificadores, es de lo más sano.
Un abrazo