“Una familia es como un archipiélago, todos formamos parte del mismo grupo pero estamos separados, solos, y nos vamos alejando unos de otros lentamente”.
No las tenía todas cuando reservé la película en la biblioteca, el título me sugería que tal vez me podía interesar y realmente ha sido una de las películas que más me han hecho vibrar últimamente (Cría cuervos, a parte). Un film americano quizás de esos que se hacen pensando en ganar Óscars pero que cumple con la función de emocionar y hacer reflexionar. Aviso, está lleno de spoilers.
No soy una de las muchas fans de George Clooney pero en esta peli está muy guapo y me resulta muy simpático, hace unas muecas que quitan hierro al drama que vive su personaje: Matt King quien se enfrenta a decisiones y situaciones de esas que no desearías ni a tu peor enemigo.
Es que lo tiene todo: scrapbooking macabro, relaciones familiares deterioradas, traición, sentimientos de culpa y hasta una investigación familiar, aunque no sea propiamente genealógica.
La parte que me parece más contundente, pese a no ser la trama central, es la reflexión que el protagonista hace sobre la venta de unas tierras vírgenes con la que algunos de sus primos quieren conseguir millones de dolares y de la que todo Hawai está pendiente. Al ser él el único administrador fiduciario tiene la última decisión al respecto.
Su tatarabuela, la princesa Margaret Tealohilani, una de las últimas descendientes del rey Kamehamehá, estaba destinada a casarse con su primo pero se enamoró de Eduard King un banquero cuyos padres habían sido misioneros en las islas. Gracias a los negocios de las fincas y la enorme herencia de ella, generaciones y generaciones han vivido de las rentas (del cuento, vamos).
Y es que las herencias son poderosas pero en el fondo absurdas como ciertamente dice Matt King “Es un milagro que por algún motivo extraño hace 150 años se nos diera este pedazo de paraíso pero es así”.
Respecto al núcleo duro: la muerte, el dolor y el duelo se puede resumir con la palabra dignidad. Desde el momento en que Elisabeth deja por escrito su testamento vital, pasando porque el protagonista lleva hasta las últimas consecuencias que todo aquél que quiera debe poder despedirse de su mujer hasta el entierro en alta mar.
¡100% recomendable!
¿Has visto la película?
¿Qué piensas sobre las herencias?
Capturas del film: Mireia Nieto
la apunto… no quiero leer toda la entrada, por si me desvela cosas interesantes! Gracias!
Creo que al fallecer los mayores comienzan, en forma natural ,la debilitación de los lazos familiares, las herencias dan la primera patada a este proceso. No hay herencias “justas” siempre alguien encontrará algo malo. Es el comienzo de el resurgimiento de los rencores , de los dolores, de las preferencias y marginaciónes. Pasa el tiempo y los herederos recién comienzan a disfrutar los beneficios con el amor que corresponde. Felices los hijos únicos. Ahora bien, peor aún cuando en vida del personaje le cuestionan sus gastos para no mermar la herencia.
Hola Ximena,
Hay algunas personas que proponen abolir las herencias, puede sonar una locura, pero es que no deja de ser un invento que podemos dejar de aplicar.
¿Qué pasaría si cuando uno muriera las pertenencias pasaran a ser de la comunidad?
¿Tendríamos tantas ganas de poseer?
Saludos