
Hace tiempo que tenía en mente escribir sobre este tema que más que un post merece un documental y un libro entero, la verdad.
Antes de ponerme a escribir he revisado qué se ha escrito en Internet sobre los partos con Pentotal y poca cosa he encontrado para las secuelas que dejó a las mujeres que parieron y a las personas que nacieron después de la administración sistemática durante décadas de este barbitúrico en las salas de parto de España.
El Pentotal está relacionado con unos cuantos asuntos turbios
Este anestéstico endovenoso derivado del ácido barbitúrico, descubierto en los laboratorios Abott en 1930 y comercalizado a partir de 1934, también es conocido por los nombres de tiopentato de sódico, pentotal sódico, amital sódico o trapanal.
Primero se probó con personas que tenían problemas para dormir y más adelante se le buscaron otros usos…
Se ha utilizado, y utiliza, como suero de la verdad en interrogatorios violentos (aunque en realidad la droga no garantiza la verdad sino el abotamiento y la inconsciencia).
Durante la dictadura de Vila se les administró a miles de desaparecidos forzosos antes de lanzarlos al mar.
Durante la dictadura franquista fue muy útil para drogar a parturientas, robarles sus bebés y decirles luego que habían muerto.
Por último en algunos estados de EE.UU. es uno de los ingredientes de las inyecciones letales (en Europa y otros países está prohibido exportarlo a este país para que no lo utilicen con estos fines).
¡Barra libre de Pentotal!
En España este fármaco no solo se utilizó cuando se quería cometer un delito de lesa humanidad, se administró sistemáticamente a las parturientas para inducirlas al parto en las décadas de los 50, 60, 70 y 80 del siglo pasado.
En algunos centros pudo ser sustituido por tiobarbital y dejó de utilizarse cuando la anestesia epidural se hizo popular.
Hubieron dos protocolos muy extendidos:
- El método sevillano EVA (Estimulación, Ventosa y Analgesia) propuesto por José María Bedoya González, que se parecía a otro anterior, en la que se administraba pentotal durante todo el trabajo de parto, además de oxitocina y se hacía servir la ventosa para recibir a la criatura.
- Y la técnica que se diseñó en 1959 en en un centro de Toulouse dirigido por Francis Pontonnier que consistía en utilizar el pentotal en el expulsivo cuando la parturienta y el bebé tenían el trabajo de parto casi hecho.
¿Un parto sin dolor?
Bajo la promesa de tener un parto sin dolor al menos a 3 generaciones de españoles, pertenecientes a la generación silenciosa, la baby boom y la X, se les causó un daño no estudiado, no cuantificado y silenciado.
No sé si esto también ocurrió en muchos más países, pero imagino que sí.
Se hicieron grandes burradas a los cuerpos indefensos de madres e hijos:
- Madres que después de horas, a veces muchas horas, despertaban confusas en otras habitaciones, en ocasiones con episiotomías enormes que les darían problemas al miccionar, defecar o mantener relaciones sexuales con penetración. Muchas tenían moratones y dolor por su cuerpo porque se les habían practicado maniobras de Kristeller brutales que habían dañado órganos internos para poder sacar a la criatura y a la placenta de su vientre.
- Bebés que nacían después de sufrir y recibir daños cerebrales pasajeros o permanentes por las espátulas y ventosas que se utilizaban habitualmente ya que la madre estaba incapacitada por las drogas para pujar. Criaturas que en vez calor corporal acababan llorando en moisés apartados de sus cuidadores y que en vez de calostro, su primera leche materna, recibían biberones, lo que dificultaba el inicio y establecimiento de la lactancia materna.
De aquellos barros estos lodos
Lo que pasó durante décadas con el pentotal fue una salvajada, pero aunque esta sustancia dejó de utilizarse, los protocolos de los partos siguieron siendo extremadamente intervencionistas.
Obstetras, matronas y otros profesionales sanitarios, jubilados, o no, trataron durante años y años los cuerpos de madres y bebés con muy poco respeto. Deberían reflexionar públicamente sobre sus actos y pedir perdón por promover los partos con esa clase de sedación tan peligrosa, además de comprometerse a trabajar por una atención al parto respetado verdadera.
Hay mucho que hacer por esta causa. La epidural no te deja grogui, pero a veces es una excusa para intervenir agresivamente a la madre y el bebé.
¿Y las innecesarias?
En España 1 de cada 4 bebés está naciendo por cesárea, algo que está muy alejado de las recomendaciones de la OMS (las cifras deberían ser de un 15 % no de un 21 % en caso de hospitales públicos y un 37 % en caso de privados).
Se llama violencia obstétrica
Hasta hace nada todos los malos tratos que se recibían durante el parto no tenía nombre, ahora sabemos que las infantilizaciones, las vejaciones y los enemas, episiotomías, rasuraciones y otras intervenciones que se hacen por protocolo tienen nombre: son violencia obstétrica.
La violencia obstétrica es un tipo de violencia contra las mujeres en un momento especialmente vulnerable de sus vidas que todavía se sigue promoviendo en hospitales que se escudan en proteger a madres y bebés del dolor y sufrimiento solo por tener la comodidad de hacer lo que se venga en gana.
Sus protocolos causan yatrogenias que padecen los protagonistas del parto y también generaciones posteriores.
La violencia obstétrica deja secuelas físicas y emocionales, traumas perdurables que pueden llegar a convertirse en un problema transgeneracional.
¡Vaya melón el del pentotal! ¿Verdad?
Tenemos que hablar de ello, si no hablamos es como si esos hechos no hubieran existido. Me gustaría que este fuera un espacio para compartir testimonios.
Empiezo yo…
En el parto que protagonizamos mi madre y yo se utilizó pentotal. Mi madre me ha contado que se lo ofrecieron para aliviar el dolor, pero que no le sirvió de mucho porque fue dormida justo cuando yo coronaba. Perdió el conocimiento durante horas y cuando se despertó se encontró conmigo, una bebé limpita y dormida, a la que ya habían suministrado sus primeros biberones.
En su segundo parto pidió expresamente que no le dieran analgésicos, consideró que solo ayudaban a los médicos a hacer lo que quisieran con ella una vez dormida.
Yo, pasados los años, no quise parir en ningún un hospital, creo que lo que me contó mi madre y sobre todo lo que la asociación El parto es nuestro se estaba esforzando por difundir en los últimos años me animó a tomar esa decisión.
Mis dos partos han sido dos de las experiencias más increíbles de mi vida y creo que han servido para sanar la herida de esa bienvenida al mundo tan fea. Mi madre me acompañó en los dos, por cierto.
Has parido con pentotal, ¿qué quieres contar?
Tu parto fue con pentotal, ¿qué te han contado sobre él?
Fotografía: flickr.com/commons
Felicitaciones por el artículo tan interesante, quedo muy impactada.
No tuve esa experiencia, solo se que nací con forceps que me parece una forma muy brusca.
Me parecería importante investigar sobre las personas que nacieron de una madre que recibió esta droga.
Muchas gracias.
Hola Patricia:
Me alegra saber que has leído el artículo y te ha interpelado.
Muchos fórceps se han utilizado sin necesidad, por sistema, esprro que averigües si fue tu caso.
Un abrazo
Yo nací en México, y mi madre quiso tener un parto sin dolor ya que mi abuela (refugiada de la guerra civil española en este país) tuvo un parto primerizo muy difícil, y cada cumpleaños se lo recordaba a mi madre. No lo hizo con malicia, pero traumatizó a mi mamá y ella no quería que ambas recordáramos mi nacimiento con dolor, así que expresamente pidió que la durmieran totalmente ya que los doctores le indicaron que aunque ella estuviera dormida podrían hacerme nacer. Y por tanto recién entrada al hospital y habiendo sentido sólo unas cuantas contracciones, la durmieron; al despertar me tenía limpita en sus brazos.
Tuve muy poca lactancia materna porque ella trabajaba.
Ya a mi edad adulta me contó que le informaron que las enfermeras se subían a su vientre para presionar y expulsarme.
Yo desde que decidí que quería ser mamá supe que quería tener un parto 100% natural. No sé si instintivamente sabía que el parto de mi madre fue todo menos humano, tratado como si fuera una enfermedad, y por ello no quería hacerlo igual.
La ironía es que terminé necesitando cesárea, en este caso sí justificada (confirmada por mi asesora en parto Psicoprofiláctico, que me aseguró que para estos casos era que se había inventado), pero sufrí también violencia porque el médico me regañó durante todo el procedimiento, que estábamos arriesgando a mi bebé por mi obsesión por tener un parto natural no inducido. Lloré todo el parto por no haber podido parir como yo quería.
Para mi segunda hija, el nuevo médico (porque cambie de doctor) espero hasta el último segundo para chantajearme y hacerme cesárea también, usando la experiencia anterior para convencerme de una cesárea a pesar de que yo le dije que cambiaba de médico por querer un parto natural. Llamo a medio staff del hospital para convencerme de hacer la cesárea, diciéndome que ponía en riesgo la vida de mi bebé (a pesar de que todo iba bien). Accedí bajo protesta y lo dije viendo a los ojos a todas las médicos jóvenes que estaban ahí. Días después, cuando regresé por el acta de nacimiento de mi hija al hospital, las encargadas me preguntaron si había sido por cesárea. Al responder de manera afirmativa, una de ellas agitó la cabeza en sorpresa. Ante mi insistencia accedió a contener el porqué: hacía más de un mes que en el ala de maternidad del hospital español de la Cd de México (donde tuve a mi segunda hija) no había habido un solo parto natural. Todos habían sido cesáreas. No se si ese lugar siga pero entonces me enteré que México era el país número 1 en cesáreas en el mundo, y ya había recibido por parte de la OMS un aviso de que el 80% de los nacimientos se daban por cesárea, claramente no normal.
Así que en pleno siglo XXI la violencia obstetra sigue. Y seguirá si las mujeres seguimos sin informarnos, ni compartir información como ésta.
Porque además es un hecho que son huellas transgeneracionales: mi mamá no hubiera pedido un parto sin dolor sin la experiencia de mi abuela, y yo no hubiera buscado un parto natural sin haber sabido la experiencia de mi madre. Y por ello yo intento educar a mis hijas en conocer su cuerpo, sus derechos y el proceso, para que tomen control sobre cómo quieren que nazcan sus hijos, si es que deciden tenerlos (porque para casos de vida y muerte Claro que es maravillosa la ciencia médica, pero en la mayoría de los casos hoy en día no estamos en esa situación).
Hola Sofía:
Muchas gracias por dedicar tu tiempo a compartir tus partos.
Siento que tuvieras esas experiencias.
Esa tasa de cesareas es terrible.
Espero que en tu país lso profesionales empiecen a tomar conciencia del mal que inflingen por su comodidad.
Un abrazo