
En mi familia no quieren hablar de la bisabuela.
Si se menciona la Dictadura la abuela se va de la habitación.
Cuando hablo de política me mandan callar.
En este artículo quiero hablarte de silencios, no de mentiras, sino de tabús.
De temas sobre los que no se habla y nadie se atreve a preguntar y que causan mucha desazón.
Parto de la presunción siguiente: Todas las familias guardan sus silencios.
Silencian algunos aspectos que les parecen vergonzosos, que les producen sentimientos de culpa, de tristeza, de impotencia, que les hacen sentir dolor o pueden poner en peligro la vida de sus miembros.
El silencio evita estigmas, represalias, violencias, crisis emocionales…
El silencio, aunque suene raro, cohesiona, une.
El silencio muchas veces es violencia.
El precio emocional a pagar por esconder un determinado aspecto de la identidad o acontecimiento suele ser muy alto: soledad, depresión, ansiedad, culpabilidad, enfermedades mentales.
Los silencios propios y de familia son una protección que tiene su razón de ser a corto y medio plazo pero que con el paso del tiempo y de las nuevas generaciones puede no comprenderse, incluso banalizarse o despreciarse porque deja de tener sentido para los otros familiares.
Mujeres que se negaron a desvelar el nombre del padre biológico de sus hijos.
El padre podía ser un hombre casado, un cura, una personalidad, un desconocido, un criminal y contarlo podía traer más problemas.
Hombres que no contaron a su familia sus vivencias durante la Guerra Civil.
Por haber luchado en el bando de los perdedores, por haber cometido actos inmorales, criminales, a consecuencia de estrés postraumático, por no desbordarse, sobre todo llorar que no es algo que no debían, ni deben, hacer los hombres.
Esposas que sobrellevaron el maltrato de sus maridos con resignación.
Sin apoyo social para pararlo no valía la pena frenarlo y ser revictimizadas. Calladitas estaban más guapas.
Padres que hicieron un pacto para no volver a hablar de sus hijos muertos.
No recibieron ayuda en su duelo y sepultaron sus recuerdos y sus emociones para seguir con sus vidas.
Familiares que decidieron no hablar de la enfermedad mental/diversidad funcional/orientación o identidad sexual de otros miembros de la familia.
Todos estos asuntos causaban y causan vergüenza porque se salen fuera de la norma, a pesar de que son universales, no excepcionales.
Personas que ocultaron a su familia su modo de ganarse la vida.
Por no ser lícita, ser un delito o considerarse un pecado.
Niños y adolescentes que callaron los abusos sexuales de miembros cercanos de la familia.
Por amenazas, por miedo, por vergüenza, por falta de credibilidad…
Son muchos silencios con los que tenemos que lidiar los que queremos reconstruir historias familiares.
En mi familia, sin ir más lejos, tras la muerte de su hijo y su marido en un breve periodo de tiempo una de mis parientes, decidió que no quería recordar, se cerró en banda a hablar, enterró los recuerdos de sus seres más queridos para no sufrir. Comunicarse con ella era algo descorazonador.
Cada silencio tiene un porqué, un contexto biográfico, familiar e histórico.
Comprender la genealogía del silencio ayuda a entenderlo.
Los silencios familiares en España
En España tenemos que tener presente que durante las últimas décadas ha habido la petición expresa por parte de los políticos de pasar página sobre el pasado reciente del país (sublevación militar, guerra, campos de concentración, desaparecidos forzosos y dictadura), de olvidar, de no hablar para superar las heridas.
Olvidar es una propuesta que no conduce a la concordia sino a enquistar los problemas.
Durante la Dictadura los perdedores de la guerra callaron por miedo a las represalias. Sus sufrimientos y pesares no eran escuchados ni validados.
Las familias que fueron represaliadas, asesinadas y/o enterradas en una cuneta merecen palabras que cuenten lo sucedido, también verdad, justicia y reparación.
“Calla. No remuevas la herida. Llora siempre en silencio”.
Así comienza Rozalén “Justo”, una canción que transforma ese mantra en el estribillo por…
“Si no curas la herida duele, supura, no guarda paz”.
¿Qué pasa cuando desvelamos un secreto?
Nos sentimos intrusos si queremos saber sobre personas de las que nadie quiere hablar, si queremos conocer información sobre sucesos que nadie quiere revivir, pero el silencio es paradójicamente un reclamo, parece que nos llama, el silencio quiere que agucemos el oído, que descifremos susurros y los transformemos en palabras inteligibles.
Cuando sin querer o queriendo desvelamos un secreto propongo pensar qué haremos con la información.
¿Desvelar un secreto o no desvelarlo?
¿A unos pocos familiares o a todo el mundo?
¡Menudo dilema!
Cada caso merece sopesar bien la decisión.
Romper el silencio es muchas veces la clave para abordar tareas de duelo pendientes, sanar un trauma, tratar una depresión o la ansiedad.
No puedes cambiar el pasado, pero puedes tener un gesto de reconocimiento por ese dolor que dé un sentido y una trascendencia a ese silencio.
Un ejemplo de ello es…

De eso no se habla es un podcast creado por Isabel Cadenas Cañón sobre los silencios sistémicos que recibió una Mención especial del Jurado del Premio Ondas 2020 al mejor podcast por el episodio Preguntan por ti.
Un silencio familiar llevó a la documentalista y escritora a exponer y romper otros silencios. Te recomiendo escuchar especialmente Una placa en mi pueblo habla de la genealogía olvidada del feminismo español, El hijo del alemán, es una gran historia genealógica y Un agujero en el silencio reivindica la memoria histórica.
¿Cuál es el tabú familiar?
¿Dinero, patrimonio, política, violencia, sexualidad, salud o muerte?
Piénsalo.
Piénsalo de verdad durante un rato.
¿De qué tema les cuesta hablar a tus familiares?
Ahí tienes un hilo del que tirar.
En mi familia paterna el mayor silencio que hay es con respecto al problema de adicción al alcohol de mi abuela. Sus hijos nunca hablaron de esto, la familia de mi abuelo creo que ni siquiera conocía a mi abuela. Yo lo supe por una tía que hablaba de ella con cierto desprecio. Ahora yo estoy intentando comprender que la llevó a esta situación. Esta adicción también la tuvo mi padre y debido a esto padecemos lo que hoy se llama violencia de género. Con mi padre tuve muchos enfrentamientos y pocas conversaciones aunque ya lo he perdonado. Quiero comprender a los dos.
Hola Ana,
Gracias por poner palabras a este silencio. Las adicciones son un gran tabú.
Se llega a ella para tapar estados emocionales que no se sabe cómo gestionar.
Haces muy bien en buscar la genealogía del alcoholismo en tu familia.
Un abrazo
Buen día
Yo encontré que mi abuelo paterno vino de Alemania casado con una prima, tuvo aqui en Buenos Aires una hija. Después vino mi abuela, también de Alemania, esa primer esposa se fue de nuevo con su hija para Alemania y nadie supo de esta historia. Si se comentó que mi abuela, la que todos conocimos decía haber tenido un hijo con mi abuelo y que cuando vino en el barco, este hijo teniendo 4 años, falleció. Cosa que no encontré en el barco en el cual vino.
Hola Cristina,
Gracias por compartir este silencio familiar. Esta primera familia de tu abuelo es importante y merece ser nombrada y documentada.
Espero que encuentres toda la información que puedas.
Saludos
Preguntando por la historía de mi abuela materna, siempre escuché q mi abuela era depresiva, pq siempre dormía después de almuerzo…y después de dos fallida de una relación de pareja.me di cuenta que era el doble de mi abuela…ella en su infancia había sido abandonada por su padre y yo igual, buscaba en mis parejas la figura paterna y siempre me sentí triste..al comprender su historia, pude comprender la mía, y estoy en el camino de sanar ése programa.
Gracias por compartirlo, Ángela.
La biografía de tu abuela materna es importante para ti, así que espero que encuentres todos los datos que puedas sobre su biografía.
Un abrazo
Hola, los silencios de mi familia se dieron sobre todo en la rama materna, tías que llevaban el apellido de la madre, y un padre desconocido o silenciado. Ya adulta mi madre me contó que ella y su hermana más cercana, eran hijas de la “hermana mayor” abusada por su padrastro. Era un silencio doloroso del que las hermanas no querían hablar.
Mi madre y mi tía pasados los años fueron reconocidas por el padre biológico y la abuela. Hace mucho que hago genealogía y mi duda es: que madre debo incluir?
Este hecho trajo a la superficie las situaciones de abuso que sufrí en mi niñez y adolescencia, desde el entorno familiar, y que me animé a revelar cuando mis padres fallecieron. Cuando ya no les haría daño a ellos pero a mí me estaba destruyendo.
Hola Lelia,
Gracias por compartir esta parte de tu genealogía.
Los abusos sexuales, en tu caso agravados por el incesto, son un gran TABÚ.
Tu madre y tu tía puede considerarse que tienen dos madres, la oficial y legal que también es su abuela y la biológica.
Parece una situación inédita pero en otras genealogías también la encontramos y aunque te haya generado malestar es mucho mejor para ti conocerlo antes de que sea un secreto.
Un abrazo
Muy interesantes, y casi siempre terribles, los comentarios sobre secretos familiares.
Yo no he descubierto secretos de mi familia, pero sí de otra próxima. Creo que hay que desvelarlos. En mi caso lo hice cuando ya no vivían las personas directamente afectadas, aunque con eso también se ha perdido la oportunidad de conocer algunos aspectos ocultos.
Hola Esminli,
Los secretos nunca son fáciles de gestionar. Ojalá desveles tus propios secretos de familia.
Saludos
En mi familia materna es prohibido hablar de que tres tias (hermanas) tuvieron hijos con el mismo hombre.
Hola Luz Inés,
Gracias por compartirlo. Es una situación inusual desde luego.
Sería interesante ver qué pensáis sobre esto en vuestra familia.
Saludos
Hay tantos silencios en mi familia, nadie quiere hablar sobre ellos. Hay cierta división, que no consigo entender, haciendo el árbol y tratando de de unir, me doy cuenta de esos silencios, que los que podían haber hablado ya no están y los que dicen saber, cada uno tiene su propia historia y tampoco dicen nada, la última vez que pregunté, un tío me dijo, ¨para que hablar de ello, mejor dejarlo así¨. En fin, me entristece porque siempre digo que hay que sanar el árbol, por lo menos yo he perdonado todo lo que me causaba dolor con mi padre y mi abuela haciendo el árbol. Creo que eso es lo que me causa una grandísima paz.
Hola Maria Cristina,
Gracias por hablar de tus silencios. Mientras tú hagas lo posible porque el silencio se convierta en palabras ya puedes felicitarte aunque sientas que no cumples tu objetivo.
Un abrazo