Conocí a Paula Álvarez en uno de los primeros encuentros de la Comunidad Extraordinaria de este año y surgió admiración por su trabajo de mi parte e interés por mi pasión genealógica por la suya. Paula es diseñadora de patterns ilustrados, botánicos y fantásticos, puedes ver sus asombrosos diseños en Pupapop y tiene una historia genealógica que compartir con nosotros…
Muchísimas gracias por darme el espacio para contar mi pequeña historia. Al conocerte en Extraordinaria y al hablar contigo sobre temas de genealogía, empecé a darme cuenta de que me habían ocurrido cosas muy peculiares al respecto. Y una de ellas es lo que ahora voy a compartir…
Soy argentina de origen y en 2002 llegué por primera vez a España. Argentina estaba en muy mal momento y la única opción fue venir con mi pareja de entonces y establecernos en Málaga, donde su padre tenía una editorial (nosotros acabábamos de terminar nuestras carreras de diseño gráfico y parecía una opción sensata tenernos profesionalmente en plantilla).
Me considero una chica con mucha suerte: al llegar, conocí a un grupo de amigos españoles y desde el minuto uno me sentí como en casa entre ellos y en la vida en general. Rápidamente supe que España me encantaba, me encantaba su gente, cómo vivían día a día… Por cuestiones de trabajo me tocó recorrer varias provincias del país y en todas ellas siempre me quedaba enamorada de sus gentes. Así que me nacionalicé y aquí sigo en España.
Cuento todo esto porque hay un detalle interesante en la historia de mi familia y es que tanto mis bisabuelos paternos como maternos eran españoles que, en tiempos duros, se fueron para Argentina. Concretamente mis bisabuelos maternos -que son los relevantes en esta historia- eran de un pueblito muy pequeño de Galicia, en Monforte de Lemos, llamado A Parte.
Una vez en Argentina, mis bisabuelos y sus descendientes no consideraron importante transmitir la nacionalidad española a sus hijos, razón por la que, cuando decidí venir a España, tuve que seguir trámites de bisnieta “forastera” -como lo llamaba yo- para poder quedarme.
Muchos años después de estar viviendo aquí, mi madre, juntando valor, me dio la noticia de que venía a visitarme por primera vez desde Buenos Aires (¡es que la mujer tenía pánico a volar en avión!). Desde el momento que supe que ella venía, se me instaló una sola idea en la cabeza: que la llevaría al pueblo de su abuela María, quien la había cuidado de pequeña en Buenos Aires y de quien mi madre siempre, siempre hablaba maravillas.
Me parecía importante y necesario estar en contacto con aquella tierra, aunque más no fuese apoyar los pies, caminarla, sentirla. Así que llegó el día en que partimos con el coche a A Parte, como fragmento de un hermoso viaje que también nos llevaría a Santiago de Compostela.
Desde el Street View de Google nos fuimos sumergiendo en una zona que parecía perdidísima y hasta deshabitada, en el medio de una nada llena de árboles. Tras dudar de si estábamos en buena dirección, aparece una pequeña iglesita, cerrada, sin nadie y un pueblito ínfimo. Nos metimos en la parte de atrás de la iglesita, un poco a la aventura, donde había un cementerio muy breve.
Sinceramente aquello nos estaba siendo más una exploración arqueológica sin más, hasta que de pronto me doy cuenta que una tumba tenía los nombres y apellidos completos de mis dos bisabuelos y ¡estaban juntos! Casualidad de casualidades, se lo digo a mi madre y ella, que traía consigo la partida de nacimiento de su abuela, la saca para corroborar y repasar los nombres (no fuera que la memoria nos confundiera por la emoción) y… comprobó que sin buscarlo, sin saberlo, viniendo desde tan lejos, fue a reencontrarse con sus antepasados (¡y yo también!).
Por supuesto que terminamos ella, mi chico y yo con los pelillos de punta por esta experiencia tan inolvidable.
La conclusión a la que llegué, sin lugar a dudas, es que los que se fueron de España, por motivos de fuerza mayor, ahora conmigo, de alguna manera, volvían a hacer el viaje de regreso a su tierra. Por eso me siento tan bien, tan a gusto aquí. “Somos los que fuimos”, dice una sabia prima mía, también descendiente de gallegos. Definitivamente creo que no he venido a este país, solo he vuelto.
¿Tú también has vuelto a la tierra de tus antepasados?
¿Te has quedado a vivir en ella?
Fotografías: Paula Álvarez y pexels.com
Muchas gracias Mireia por darme la posibilidad de contar esta historia y enhorabuena por tu labor formadora y de investigación!
Gracias a ti Paula por compartir tu historia!
Hola! al igual que vos, soy descendientes de españoles e italianos. Tuve la suerte de conocer a mi bisabuela española que murió con 80 y pico de años y siempre nos decia, alguien tiene que volver a mi terruño. La verdad es que viví en Mallorca muchos años y crucé contadas veces a la península, así que no fui a su terruño. Si mi tio, que encontró hasta gente con su apellido. Ella era de Gordoncillo, León.
Pero ahora que estoy a pleno haciendo mi árbol, tengo bisabuelos y tatarabuelos de La Coruña, Asturias, Navarra, Zamora, Guipuzcua… y también italia, así que si volviera podría hacer un buen tour!!!
Si me sorprendió mucho, los años que viví allá que la gente de mi edad, desconociera en parte que nosotros éramos en realidad la mayoría descendientes de europeos. Solo la gente muy mayor lo sabía.
Dos cosas recuerdo una vez, peleando con una mujer por un parking… nos dice, porque no se vuelven a su país, a lo que yo le contesto, es que ustedes fueron primero.
Y otra vez, en clase de preparación para el parto me dicen que las latinas teníamos más facilidad que las europeas para parir por la raza, bueno digo yo, no creo, es que mis bisabuelos eran europeos. Bueno, me contestan, pero naciste en suelo latino…
En fin… por suerte también di con mucha gente que les caímos simpáticos y adoraban a los argentinos, como los jefes del estudio que trabajé por 9 años y tanto me ayudaron, por cierto, soy diseñadora gráfica. Saludos
Hola Natalia,
Gracias por hablar de tu experiencia y espero que repitas y completes el tour de vuelta a los orígenes.
Siento que vivieras momentos agridulces y xenófobos en España.
Si algunos que se creen con más derechos que los demás por ser normativos en su lugar de nacimiento/residencia, cambiaran de país, verían como se les racializaría y se les quitarían derechos y oportunidades por establecer un nosotros y ellos…
Nadie se merece ese trato.
Un abrazo
Hola Natalia. Me ha sorprendido leer que tienes antepasados de Gordoncillo, mi madre es de allí y con ella empecé mi árbol genealógico, se conoce a sus bisabuelos y tatarabuelos… Tal vez tengamos antepasados en común.
Yo soy arquitecta y en mi tiempo libre diseñadora. 🙂
Ana Lidia y Natalia, si os ponéis a hablar acabaréis averiguando que sois primas más o menos lejanas. Ya me contaréis!
Que bien!! mi bisabuela se llamaba Demetria Pastor Cascón, nació 12 de octubre de 1898. El padre de llamaba Ceferino Pastor y la madre Felisa Cascón Castañeda. Seguramente seremos parientes en alguna línea. Ella se caso con Mariano Galán que era de Fuentesauco, Zamora. Y tuvieron 5 hijos. Uno mi abuelo materno. Al ser de ahí por ahí les suenan los apellidos. Saludos!!!
Hola Natalia, perdona la tardanza pero estaba mirando coincidencias. Los apellidos Pastor, Castañeda y Cascón son comunes en Gordoncillo, mis primos tienen Castañeda entre sus apellidos, y Cascón es mi cuarto apellido, pero no he encontrado antepasados comunes.
Mi abuela, Manuela Cascón, hija de Eleuterio Cascón y nieta de Gregorio Cascón. Pero seguro que las líneas se cruzan en algún momento. 🙂
Hola, yo también tendría que hacer un tour, mis cuatro abuelos eran de cuatro regiones distintas y lo mismo mis bisabuelos. El año pasado, con mi madre y una de mis hermanas, más mi marido y parte de mis hijos, fui un fin de semana a la zona de Aragón donde nació mi abuelo materno, la comarca del Matarraña, cerca de la linde con Tarragona y Castellón; mi madre estaba muy emocionada (nunca antes había estado) y a mí me gustó conocer esa tierra y mirar las mismas cosas que él había mirado de pequeño. No se me ocurrió ir al cementerio. Tal vez haga algún otro viaje de estos a los lugares de nacimiento de mis familiares, a ver qué me encuentro y qué siento. 🙂
Hola Marta,
El turismo genealógico siempre emociona. Espero que hagas muchos viajes a lo largo de tu vida.
Un abrazo!
Se me han puesto los pelos de punta con esta historia, reconozco que con muchas historias parecidas me pasa esto, pero es que ésta tiene que ver con Argentina, con Buenos Aires, donde desde hace cinco años vive mi hija pequeña. Ella se fue para estudiar y salir de la crisis que había (¿había?) entonces aquí y allí sigue confinada como nosotros y otros muchos, pero esa es otra historia.
Hace poco descubrí que mi bisabuelo paterno murió en Argentina, regresando su viuda e hijos a España después; y ya sabia que otro bisabuelo por parte de madre había fallecido en Uruguay, no sabemos nada de sus circunstancias. Me doy cuenta de que la unión entre España y Argentina, Uruguay y otros paises de la zona es tremendamente estrecha, y eso me emociona especialmente.
Hola, yo ya he hecho dos viajes genealógicos, uno a pueblos de Palencia y otros a pueblos de León, y estoy preparando otro a la zona de Albacete. Me encanta este turismo porque además de investigar sobre mi familia conozco rincones de España espectaculares. Tengo un pequeño blog, para familiares y amigos en el que voy plasmando mis investigaciones y ya tenia pensado que el próximo post tratase sobre mi primer viaje genealógico.
Hola Ester:
Buenísima idea la de hacer un blog sobre tus avances y experiencias investigando tu genealogía.
¡Y enhorabuena por ese próximo viaje genealógico!