“Y es que la mentalidad tradicional sigue conviviendo con la moderna, con las contradicciones que esto conlleva en el interior de muchas mujeres del siglo XXI. Nos hemos liberado a costa de masculinizarnos perdiendo por el camino nuestra verdadera esencia y quedando ahora entre dos aguas, en tierra de nadie…”.
Mireia Darder
Todos tenemos que lidiar con contradicciones.
A lo mejor te disgustan, pero menos mal que las tienes, así no caes en la trampa de los dogmas.
Yo lo tengo claro: seguir dogmas es francamente mucho peor.
Pese a que a nadie nos gusta batallar con nuestra moral y tomar una decisión en contra de nuestras creencias más personales.
Las mujeres sabemos particularmente de estas contradicciones.
Hemos sido adoctrinadas sobre lo que significa nacer con una vagina entre las piernas. Nuestro aparato reproductor ha equivalido a restricciones, dolores, pasividad, cuidados y ornamentos. Para ser una buena mujer había que seguir muchas normas, pasar desapercibida, embellecer el físico y suavizar las formas.
Hemos sido educadas para llevar una vida que se ha quedado obsoleta porque los valores y el modo de vida moderno ha cambiado en un visto y no visto. No podemos pretender depender de un varón, ya no hay príncipes azules que nos salven, tampoco nos soluciona nada la maternidad romántica…
Encajar con el modelo de mujer ideal que marca la sociedad es un imposible, no se puede llegar a todo, ni ser una cosa y la contraria a la vez. Virginie Despentes lo explica de una forma maravillosa en su libro Teoría King Kong:
“Porque el ideal de mujer blanca, seductora pero no puta, bien casada pero no a la sombra, que trabaja pero sin demasiado éxito para no aplastar a su hombre, delgada pero no obsesionada con la alimentación, que parece indefinidamente joven pero sin dejarse desfigurar por la cirugía estética, madre realizada pero no desbordada por los pañales y por las tareas del colegio, buen ama de casa pero no sirvienta, cultivada pero menos que un hombre, esta mujer blanca feliz que nos ponen delante de los ojos, esa a la que deberíamos hacer el esfuerzo de parecernos, a parte del hecho de que parece romperse la crisma por poca cosa, nunca me la he encontrado en ninguna parte. Es posible incluso que no exista”.
Descubrí Teoría King Kong en el libro Nacidas para el placer de mi tocaya Mireia Darder y disfruté muchísimo de su lectura. ¡Alguien tenía que decir lo que ella explicaba bien alto y bien claro!
Te recomiendo ambos ensayos porque te ayudarán a entender los líos y enredos que tenemos referentes a nuestra forma de vivir la sexualidad.
Los hombres blancos heterosexuales de clase media-alta (y algunas mujeres) se han encargado de decirnos cómo teníamos que ser, qué papel nos tocaba interpretar, de qué aspectos y ámbitos podríamos encargarnos y cuáles estaban vedados.
La mayoría de nuestras madres y antepasadas vivieron las restricciones que les imponían las costumbres y las leyes patriarcales del momento. Y eso es lo que hemos heredado y seguimos repitiendo por lealtad a ellas, si no lo cuestionamos, aunque ya no nos sirvan para tener una vida auténtica y feliz.
Que sepas, que desarrollo este tema en mis clases en línea Maternidad y transgeneracional.
¿Qué creencias sobre ser buena mujer has heredado?
¿Cuáles has conseguido desactivar?
Imagen: pexels.com
Hola Mireia. Me da tantísima alegría leer estas cosas en tu blog. Cuando empecé hace años a recoger datos familiares y a preguntar en foros de genealogía me echaba mucho para atrás el tufo caduco mezcla de clasismo, racismo y machismo que había creo que sin pretenderlo la mayoría de las veces.
Tengo para mí una vara de medir en esta cosa de ser mujer: pienso en cómo vivió mi abuela (campesina, semianalfabeta, madre de trece hijos, pero sobre todo una mujer de armas tomar con una gran conciencia de clase y de género aunque no lo supiera). Me siento afortunada en muchas cosas con respecto a lo que le tocó vivir, y sé que la mayoría de “mis” logros están fundados en las innumerables mujeres como ella que pelearon para que las que siguen lo consiguiéramos. Hoy peleo para mi hija: parece que con respecto a mi juventud, hemos retrocedido y es peor visto que una chica disfrute de su sexualidad a la par que un chico por ejemplo.
Siempre te digo gracias, hoy también 🙂
Pd: si no lo has leído, me permito recomendarte el cap. 5 “Abuela araña” de “Los hombres me explican cosas” Rebecca Solnit. -todo el libro es recomendable, pero cuando leí ese capítulo pensé en tataranietos 🙂
Hola,
La mayoría de webs genealógicas siguen siendo igual que hace 5 años… 🙁 Hacen más profesionales con perspectiva de género en la genealogía y en el crecimiento personal.
Y me gusta leer como empatizas con las mujeres de tu familia y agradeces su legado.
¡Un abrazo!
PD: Hace tiempo que quiero leer el libro “Los hombres me explican cosas”. ¡Caerá pronto!
Hora Mireia, extraordinario artículo, me ha tocado muy adentro…tanto este tema que has tratado y la conexión con el libro de Mireia Darder que es extraordinario, lo maravilloso de todo esto es que ya se está creando esa conciencia de respeto hacia nosotras mismas, y sobre todo a quitarnos la venda de los ojos, y ver que mucho de lo que nos sucede a las mujeres es invisible a nuestros ojos como a los de los demás, por tantos siglos de patriarcado.
Y por cierto me encantaría compartir una conversación con mi hija de 17 años este viernes 12 de mayo…dice mi hija: “Mamá!!!! han prohibido en un instituto de la zona ir con pantalón corto a las chicas porque los profesores se distraen”.
¡Me faltan palabras para poder expresar todo lo que sentí cuando mi hija me lo comentó!
Mi hija indignada me devuelve: Mamá!!!! “estoy harta de que el cuerpo de la mujer esté tan sexualizado, es horrible, y además que las chicas de mi edad digan que tenemos que respetar a los profesores, dice mi hija, ” que nos respeten ellos a nosotras, y no nos cosifiquen”…me siento feliz porque el trabajo que llevo hecho está dando sus frutos con mi hija. Deseo que cada vez seamos más las que trabajemos porque nuestra generación, las de nuestras hijas, y las futuras consigan el cambio que tanto deseamos.
Un abrazo.
MJ
Hola María José,
Gracias.
Me gusta comprobar qué cada vez más profesionales tienen una perspectiva feminista a la hora de escribir libros y acompañar a sus clientes. ¡Vamos por buen camino!
Yo también tengo una hija mayor muy concienciada con las desigualdades de género y los macro y micromachismos. Ellas seguirán consiguiendo grandes cambios.
Un abrazo!