“Cuando estéis casadas, pondréis en la tarjeta vuestro nombre propio, vuestro primer apellidos y después la partícula `de´, seguida del apellido de vuestro marido. Así: Carmen García de Marín. En España se dice de Durán o de Peláez. Esta fórmula es agradable, puesto que no perdemos la personalidad, sino que somos Carmen García, que pertenece al señor Marín, o sea, Carmen García de Marín”.
“Economía doméstica” para Bachillerato, Comercio y Magisterio, 1968
Hace unas semanas fui a ver la versión niñas de El florido pensil, obra de teatro basada en el libro homónimo de Andrés Sopeña Monsalve. Una comedia que repasa la educación nacionalcatólica que recibieron las niñas en la dictadura franquista y que ha dejado huella tanto en la generación que la vivió en primera persona como en sus descendientes.
Las niñas eran adoctrinadas, cantando si era posible, sobre el papel que esperaba que representaran de mayores: madres, esposas, sumisas, católicas, abnegadas, modestas, solícitas, mansas, bellas, virtuosas, discretas, recatadas, asexuales. Mujeres domesticadas, casadas y encerradas en sus casas criando hijos, cuidando ancianos, cocinando, limpiando y apoyando incondicionalmente a sus maridos.
A la líder de la Sección Femenina de la Falange, Pilar Primo de Rivera, se le atribuyen estos consejos trasnochados de 1953 para “ser la esposa que él siempre soñó”, la “Guía de la buena esposa” con “11 reglas para mantener a tu marido feliz”:
Esta educación la sufrieron (golpes, vejaciones y abusos incluidos) las mujeres que luego fueron madres y ahora tías o abuelas y que han transmitido a las siguientes generaciones, queriendo y sin querer, ya que no es posible borrar de un plumazo una ideología impuesta desde el terror.
El trabajo reproductivo y los cuidados siguen siendo cosa de mujeres y sigue sin estar remunerado y reconocido. Además, el trabajo fuera de casa sigue sin pagarse como el de los hombres, los cánones de belleza siguen constriñéndonos y la violencia machista no ha desaparecido, sigue vigente gracias a los mitos del amor romántico.
El legado del nacionalcatolicismo es transgeneracional
Esta herencia rancia y patriarcal sigue viva en el siglo XXI. Seguramente falte una o dos generaciones más para desprogramarnos del “magnífico destino” que dios reservó a las mujeres: el matrimonio y la maternidad. Recuerda que tener pareja de diferente sexo al tuyo y ser madre no es una obligación biológica, son dos de las normas sociales reservadas a la mitad de la población y que a los hombres no les hace falta cumplir para que pensemos que se han realizado.
Estudiar tu árbol y sus circunstancias te llevará a comprender a las mujeres que lo habitan y siguen vivas en ti. Si quieres que te eche una mano, ya sabes donde encontrarme.
¿Qué herencia te ha legado tu madre y tu abuela?
¿Qué creencia religiosa o patriarcal te duele más?
Fotografía: Enrique Domínguez
Desconozco el autor o autora de las ilustraciones de la “Guía de la buena esposa”.
Es tremendo!!
Mi madre, que ahora tendría noventa y cuatro años, trabajó desde los 18 hasta los 68, pero a pesar de eso tenía ciertas costumbres tan arraigadas que no concebía ni admitía discusión sobre ello.
Era una mujer económicamente independiente, que mantuvo siempre su cuenta corriente propia y que se indignaba contando que tuvo que pedir autorización de su marido( la tuvo) para poder ejercer esta independencia.
Pero en sus tarjetas de visita y en las cartas que escribía a otras mujeres, aparecía siempre el”de” con el apellido del marido, había que llevar la casa “como Dios manda”, había que ser “decente” y no dar que hablar,……
En fin, que lo aprendido desde niña estaba tan grabado que nunca pudo desprenderse de ello.
A veces me sorprendo a mi misma siguiendo aún alguno de estos comportamientos…
Hola Victoria,
La educación machista pervive en mujeres de 90, 80,70, 60, 50, 40, 30, 20 y 10 años. Si miramos dentro de nosotras mismas nos daremos cuenta de la cantidad de dogmas sobre el ser mujer que acatamos sin cuestionar o que nos hacen sentir culpables si no seguimos.
Un abrazo!
ABNEGADAS Y SUMISAS
“Abnegadas y sumisas, corazón . . . hecho cenizas.”
¿Por qué sumisas, tan abnegadas?,
¿qué, sus personas, están negadas?,
si son la gloria, lo más perfecto,
de Dios, mujer, . . . ser predilecto.
Muy abnegadas y muy sumisas,
siempre postradas, rezando en misas,
muy abnegadas y muy sumisas,
hechas jirones, sus almas trizas.
“Amas de casa”, presas, trabajan,
pobre autoestima, más se rebajan,
en el fogón, en la cocina,
cruel tradición, que las lastima.
Fuerte “torteando”, manos quemando,
friegan y cargan, con mazo dando,
cumplen labores, hasta inhumanas,
todas sus penas son infrahumanas.
Reciben golpes, sin decir nada,
maltrato, abuso, que las degrada,
así humilladas, ni se dan cuenta,
en la ignorancia, que se acrecenta.
Piensan que ese es su destino,
pierden su vida en el desatino,
nunca denuncian, se paralizan,
por ese miedo, no se realizan.
Culpa del hombre, el más inculto,
son un tesoro, silente, oculto,
esclavas, sombras, sin libertad,
social miseria, su realidad.
Van denigradas, por siempre expuestas,
muy explotadas, ¿qué, no hay respuestas?:
veo la justicia, miro vereda,
que deja huella imperecedera.
Bendito amor, las encamina,
Virgen, semilla, que ya germina,
divina magia de una mujer,
que cubre al mundo con su querer.
Alto al machismo, la misoginia,
cortar de tajo tal ignominia,
“más vale sola, que acompañada,
si tu “pareja” . . . no te da nada.”
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
México, D. F., 25 de noviembre del 2014
Reg. SEP Indautor No. (en trámite)
Gracias por compartir tu poema Gonzalo
Al contrario, muchas gracias a Ustedes por su tocar este tema que requiere de mucha madures y conciencia para ser abordado. Que sigan los éxitos. Son muy amables. Hasta luego.