Los peques lo tienen claro: los amigos y las mascotas pueden formar parte de un árbol genealógico, cuando el corazón así lo siente, no se fuerza, sale solo.
Incluir o no incluir amigos en nuestras genealogías es una opción, no una obligación, pero tenemos que tenerla presente para que nuestra familia elegida no se quede fuera de nuestra historia familiar, sin representación y por lo tanto acabe en el olvido.
Cuando descubrí en una librería El pequeño Elliot y su gran familia me puse muy contenta. Me cuesta encontrar literatura infantil que hable de genealogía y además este cuento aborda un tema inédito hasta la fecha, la poca frontera que existe entre la amistad y la familia.
Elliot es el elefante a topos protagonista de una colección especialmente bonita del ilustrador Mike Curato publicada en España por Ediciones B de Blok, el primero fue El pequeño Elliot y la gran ciudad.
Elliot tiene un amigo, Ratoncito, que está muy contento porque se va a ir a una fiesta familiar con sus padres, abuelos, 15 hermanos, 19 hermanas, 25 tías, 17 tíos y 147 primos y primas, más o menos, porque es difícil llevar bien las cuentas. Cuando Ratoncito se va, Elliot se queda y se siente solo hasta que Ratoncito le encuentra y hace algo que le devuelve la sonrisa.
Un libro que ayuda a entender que todos y todas deberíamos reconocer que en el corazón, y en el árbol genealógico, donde caben 240, siempre hay sitio para uno más, aunque no haya parentesco oficial que avale la decisión.
¿Conocías a Elliot?
¿Conoces más cuentos sobre genealogía?
Imagen: Editorial B de Blok
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