Francesc García Grimau es más que un seguidor de tataranietos, es un amigo que sigue mi trayectoria desde hace mucho y con el que tengo en común aficiones e inquietudes. Cuando leyó Nuevas genealogías me envío una reseña y lo ha vuelto a hacer nada más terminarse Aprende a hacer tu árbol genealógico, por cierto, se lo acabó en un plis plas. Aquí la tienes:
Confieso que esperaba la aparición de este libro desde que leí la primera obra sobre genealogía de Mireia y diversos posts de su blog. Opinaba que el orden lógico de publicación era primero sentar las bases para empezar una investigación genealógica en un manual como éste y después centrarse, en un ensayo, en los temas frontera de la disciplina, en los que la autora está especializada. Pero el orden de los factores no altera el producto, se complementan a la perfección.
Resulta que no era yo el único que esperaba Aprende a hacer tu árbol genealógico. Los alumnos de Mireia Nieto, tanto los de los talleres presenciales como los de sus cursos en línea, hace tiempo que demandaban un texto al que poder dirigirse durante sus investigaciones. No tenían suficiente con los materiales que ella les facilita o con recopilar determinadas entradas de su bitácora en Internet. En eso consiste un manual, en un texto de consulta fundamental que te acompañe y guíe durante el desempeño de unas funciones.
Además, en él la autora nos invita a perderle el miedo a la genealogía, sin perderle por ello el respeto. Y lo hace dejando su huella, como hizo en su anterior libro. Nos da su particular y renovador punto de vista sobre muchos aspectos de esta disciplina y nos aconseja en cada una de las fases de una investigación genealógica, incluso aportándonos ejemplos de su propia experiencia personal. Son sus prácticos puntos de vista los que dan frescura a esta ciencia, tan a menudo asociada a una imagen demasiado avejentada.
Para ello, después del apasionado prólogo del también genealogista Enrique Boix, Mireia nos introduce en los conceptos básico de genealogía, familia, nombres y apellidos en los tres primeros capítulos del libro. De esta manera construye los cimientos del manual. La genealogía consiste en conocer a tus antepasados y familiares para así conocerte mejor a ti mismo.
En esta sección inicial del libro desmonta varios mitos que históricamente han ido ligados a la investigación genealógica, siempre vinculados a demostrar el parentesco de una persona respecto a una familia noble, con sus escudos y sus oropeles. También nos esboza los modelos actuales de familia, convirtiendo a esta obra en un claro ejemplo de genealogía contemporánea. Cabe destacar del segundo capítulo las diversas representaciones gráficas de árboles genealógicos, que nos serán muy útiles a la hora de representar el producto final de nuestra investigación.
Aunque a Mireia no le guste definirla así, la genealogía es una ciencia. Esto significa, entre otras cosas, que aplica el método científico. Es decir, se formulan hipótesis que se confirman o se desmienten, en este caso concreto contrastándolas mediante la consulta de diversas fuentes, orales y documentales preferentemente. Es en la segunda parte de este manual en la que la autora nos las desgrana y las describe. Empezando por uno mismo, el investigador, el “Ego” del árbol genealógico, pasando por los familiares cercanos y próximos, y acabando con los lejanos y alejados geográficamente, los vivos y los ya fallecidos. Tal y como crece un árbol genealógico.
Toda esta segunda parte es un compendio de recursos, con consejos y recomendaciones útiles de cómo utilizarlos correctamente para sacarles el máximo rendimiento. Especialmente enumera diferentes tipos de archivos en los que encontrar información relevante para elaborar nuestros árboles genealógicos. Algunos de ellos tan curiosos, pero útiles para nuestros fines, como los archivos militares o los de los centros docentes. En esta sección también se dedica un apartado a la genealogía genética molecular, ya que las pruebas genéticas pueden ser un complemento necesario en determinadas investigaciones. El manual acompaña a estos recursos de su correspondiente introducción y nociones básicas, tanto de archivística como de genética.
De esta parte también destacaría la intención que tiene Mireia de desmentir la idea generalizada de que todo está en Internet, de que a todo se puede acceder a través de Google. No es así, hay que visitar a familiares, ir a registros y consultar archivos. Y pese a todo esto, por el abundante número de recursos web que se presentan en el libro, es muy recomendable leerlo delante de un ordenador para poderlos explorar simultáneamente. Así como también sería aconsejable llevarnos el manual a las visitas a familiares o a los archivos que consultemos.
Finalmente, el manual enumera y describe la gran diversidad de softwares para la creación y gestión de árboles genealógicos existentes en el mercado. La autora hace hincapié en la necesidad de su uso, sobre todo al llegar a etapas avanzadas de una investigación, en las que la gestión tradicional de los datos recopilados es insuficiente. No por ello deja de ser crítica con los productos de los que habla, también destaca sus puntos débiles, especialmente los que atañen a la representación de los modelos contemporáneos de familia.
Este manual es un muy buen punto de partida y un gran acompañante en nuestras investigaciones genealógicas. Debería constituirse en el compañero de viaje de los aficionados a la genealogía, que en él podrían escribir glosas y anotaciones en sus márgenes, enriqueciéndose aún más y convirtiéndolo así en un manual vivo, como viva es la genealogía que predica su autora. De hecho, llevarse el manual con nosotros sería como ir acompañados por Mireia Nieto y leerlo sería como escuchar sus consejos.
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Fotografía: Enrique Domínguez
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