Hay películas que llaman la atención solo por el título, es el caso de La teta asustada dirigida por Claudia Llosa, film que recibió en 2009 el Oso de Oro a la Mejor Película en el Festival de Berlín.
Es una película dura y mágica a la vez que cuenta la vida de Fausta interpretada por Magaly Solier, una joven patológicamente asustadiza que nació sin alma ya que su madre fue violada brutalmente por un grupo de hombres mientras estaba embarazada de ella durante la guerra del terrorismo en el Perú. Sus familiares dicen que le transmitió el miedo por la leche materna (el alma del susto se escondió en la tierra).
“Quizás algún día tú sepas comprender, lo que lloré, lo que imploré de rodillas, a esos hijos de perra. Esa noche gritaba, lo cerros remedaban, y la gente reía. Con mi dolor luché diciendo a ti te habrá parido una perra con rabia, por eso le has comido tú sus senos, ahora pues trágame a mí, ahora pues chúpame a mí, como a tu madre. A esta mujer que les canta, esa noche le agarraron, le violaron, no les dio pena de mi hija no nacida. No les dio vergüenza. Esa noche agarraron, me violaron, con su pene y con su mano. No les dio pena que mi hija les viera desde dentro. Y no contentos con eso me han hecho tragar el pene muerto de mi marido Josefo. Su pobre pene muerto sazonado con pólvora. Con ese dolor gritaba, mejor mátame y entiérrame con mi Josefo. No conozco nada de aquí”.
Canción que canta la madre de Fausta al comienzo de la película
Sabemos que todo lo que experimenta nuestra madre durante nuestra gestación es importante para nosotros, forma parte de nuestra biografía. De hecho, en algunas culturas los años de una persona no se comienzan a contar desde el día del alumbramiento sino desde la fecha de concepción.
Estar en el útero mientras hay una guerra, matan a tu padre y violan a tu madre incuestionablemente marca tu vida, tu destino. En el caso de Fausta su madre no lo niega, no lo esconde, no lo convierte en secreto, es un hecho muy traumático que no ha podido superar con el paso de los años y del que hace partícipe a su hija que no puede pensar en otra cosa, por eso para protegerse de una agresión sexual semejante se introduce una patata en su vagina que hecha raíces y que la está haciendo enfermar.
Las mujeres tomamos decisiones en base a las vivencias de las mujeres que nos precedieron, también portamos las memorias de nuestras madres, abuelas y antepasadas que fueron agredidas, humilladas, violadas y asesinadas en guerras. Hemos sido y somos “objeto de violencia sexual generalizada y sistemática a manos de todas partes en los conflictos bélicos”. Un lastre para las mujeres del presente y del futuro y para toda la humanidad. Cada una de nosotras y nuestras descendientes gestionará este legado inmaterial de la mejor manera posible.
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Imagen: filmaffinity.com
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