“Cuántos libros se han escrito sobre el Holocausto. ¿Y qué? La gente no ha cambiado. Puede que necesitemos otro Holocausto aún más grande”.
fragmento de Maus
Un premio Pulitzer no es suficiente para este cómic y/o de novela gráfica, como prefieras llamarlo, Maus es una gran obra de arte, no lo digo yo, hay unanimidad de crítica y público. Advierto que si lo lees te va a enganchar pero vas a pasarlo un poco mal, hay páginas que hacen sufrir, tanta maldad humana concentrada, aunque sea protagonizada por gatos y ratas. afecta.
Hace un tiempo ponía sobre la mesa la culpa heredada de los hijos y nietos de nazis. En los comentarios del post discutíamos si los descendientes de criminales tienen/pueden sentirse legitimados por experimentar culpa por los actos de otras personas aunque sean familiares próximos. Al cabo de poco se estrenó Lore, una película sobre hijas de oficiales que tienen que huir para que no tomen represalias contra ellas.
Está claro que hijos y nietos no son responsables de nada pero son afectados de pleno derecho por los dramas que causaron la violencia de los suyos, lo mismo pasa con los hijos y nietos de víctimas, si ellos no estuvieron allí, ¿pueden sentirse mal por lo que les pasó a sus padres y abuelos?
¿Cuál es el papel que les ha sido otorgado en todo este lío?
“Sé que es enfermizo, pero de alguna manera me hubiera gustado haber estado en Auschwitz con mis padres para saber lo que sufrieron. Supongo que hay un cierto sentimiento de culpa por haber tenido una vida más fácil que la suya”.
fragmento de Maus
El dibujante Art Spiegelman consigue que conectemos con el sentimiento de impotencia frente a un pasado que no vivió pero que está siempre presente. Sus padres fueron supervivientes del Holocausto, por el camino perdieron dramáticamente a un hijo y a casi todos sus familiares.
En un caso así la misión de una personas no es investigar su árbol genealógico, no hace falta, ni tiene sentido, buscar antepasados para obtener respuestas contundentes sobre la identidad porque un solo acontecimiento eclipsa todo lo demás.
El autor se concentra en grabar el testimonio de su padre, Vladek, sobre las humillaciones y penosidades que vivió e ilustrarlo después para intentar exorcizar sus demonios. Además, de regalo, nos explica la tensa relación que mantenía con él. Las manías del padre son insoportables y al mostrarlas en el cómic se nos enseña lo que viene después del trauma, la vida sigue y por mucha resiliencia que tengas algo pasa factura.
No solo Spiegelman ha pasado por eso, Anne Ancelin, la madre de la psicogenealogía, afirmaba en una entrevista que conocía “hijos de los judíos deportados a los campos de concentración que sufrían crisis asmáticas, eccemas y violentas jaquecas en las fechas aniversario de la deportación”.
Algo más increíble es lo que le pasó a una periodista cuando descubrió que sus antepasados fueron judíos sefardíes perseguidos por la Santa Inquisición y se dio cuenta que sin saberlo había puesto a su hija un nombre típico de su familia.
En cada investigación aparecen víctimas y verdugos, no sé si llegaremos a tener a Auschwitz en nuestro árbol genealógico como Eduardo Aguian Boudin, creo que tenemos suficiente con la Guerra Civil y el Franquismo nuestros particulares Holocaustos, que se lo digan a Harry Natowitz, un judío alemán que en su testamento legó dinero para abrir fosas en nuestro país.
Uno de los peores traumas cuando la Guerra roza a tu familia es el silencio. Una capa espesa que cuesta traspasar.
Tienes razón, Enrique, el silencio aumenta la tensión. Cuántas familias han callado por miedo, hay algunas que todavía no pueden hablar…
Hola, Mireia.
Yo creo que sí se heredan los traumas familiares.
Mi madre perdió a un hermano mayor en la mili hace 70 años. Ella era muy pequeña pero recuerda que les comunicaron por carta la noticia del fallecimiento y entierro de su hermano. Mis abuelos eran muy humildes y sin estudios por lo que nunca pudieron saber lo que realmente pasó con su hijo, ni dónde estaba sepultado, y mi madre ha llevado esa pena durante toda su vida.
Por fin, hace dos años, conseguí averiguar la fecha exacta y la causa del deceso, así como el lugar exacto donde están enterrados los restos de mi tío, tras mucho deambular por archivos militares, hospitales castrenses y registros civiles.
Para mi madre, fue una liberación conseguir saber todo esto después de tantos años, ya que ese suceso minó la salud de su padre hasta causarle la muerte al poco tiempo y ha sido una losa importante para toda la familia.
Para mí ha sido el hallazgo más trascendente y satisfactorio que he conseguido en mis pesquisas genealógicas.
Juan, imagino como tu investigación ha sido un regalo para tu madre y para ti mismo. Es por estas cosas que merece la pena nuestros esfuerzos genealógicos.
Una hermana busca a un posible hermano: “Cuando los nazis entraron a Polonia, los padres de la autora, judíos, ya tenían un hijo de dos años. Lo entregaron a una familia católica a ver si lograban salvarlo. Al finalizar la guerra les anunciaron que había muerto pero no les supieron decir dónde estaba enterrado. Persiste la duda de si les dijeron la verdad.”http://www.clarin.com/sociedad/Perdimos-hermano-Segunda-Guerra-busco_0_1072692839.html