“Se ha anunciado el concurso de traslado; lo hubiera podido pedir con esperanzas de obtener <algo bueno>; este pueblo no tiene agua, no tiene luz, ni tiene caminos; para ir a Briviesca apenas si se inicia una carretera, y, sin embargo, no he pedido, no pido; aquí me quedo. Veo claro, claro como me voy haciendo luz, en los cerebros de cada uno de estos chiquillos y chiquillas y me hago luz también en el pueblo y abrigo la esperanza de que un día, por la obra de un Maestro de Escuela, platee y reluzca como un ascua, capaz de iluminar… qué sé yo, a medio mundo, al mundo entero.
Vivo sencilla, ampliamente, intensa y libremente. Me acompaña en casa un muchacho listo y despejado que es el que me ayuda en mi trabajo en la escuela y en los menesteres caseros de hacerme la comida, limpiarme la casa, arreglarme la cama, etc. Y tengo compañera; amo intensamente a la mujer libre que sabe darse libremente. Como me decía Vd. vivo la vida sincera. La mía, dándome a los demás. No me muevo de Bañuelos de Bureba!”
Carta de Antoni Benaiges a su amigo Patricio Redondo
La historia del maestro Antoni Benaiges emociona profundamente. Supe de su existencia en un reportaje de la revista Sapiens y enseguida tuve claro que le dedicaría un artículo para contribuir a su memoria. Diversas voluntades han confluido para rescatarle del olvido: la necesidad de saber de sus sobrinos, el recuerdo de los vecinos y antiguos alumnos de su escuela, la ayuda de los descendientes de estos, la exhumación de la fosa común de Pedraja y las fotografías de Sergi Bernal.
Antoni Benaiges nació en Montroig del Camp en 1903, se formó como profesor con la técnica Freinet, un método pedagógico innovador que utiliza la imprenta en las clases y que da libertad a los niños para aprender a su ritmo según sus intereses. En 1934 fue destinado por la República a trabajar a Bañuelos de Bureba un pequeño pueblo de Burgos, sólo pudo ejercer 2 cursos ya que unos días más tarde del alzamiento, el 25 de julio de 1939, fue maltratado y posteriormente fusilado en la fosa común de La Pedraja. Y es que los sublevados de Burgos actuaron rápidamente contra todo aquel que tuviera ideas políticas de izquierdas.
Eso no impidió que una vez muerto, le dieran por desaparecido y le separaran definitivamente de su puesto de trabajo tras un expediente de depuración donde se puede leer que era “indigno, antisocial, inmoral, vicioso, comunista, anarcosindicalista, no iba a misa muchos días, en vez de hacer clase, ponía música con un gramófono y hacía que los niños bailasen”. Un despropósito.
Han pasado los años, el miedo de la postguerra se ha esfumado y los represaliados y sus familiares reclaman Verdad, Justicia y Reparación. Nada más.
Si quieres conocer más sobre la historia de esta historia os recomiendo el libro que da título a este post, los textos son de Francesc Escribano, Francisco Ferrándiz, Queralt Solé y las fotografías de Sergi Bernal.
Próximamente también tendremos el documental El retratista dirigido por Alberto Bougleux, financiado gracias al crowdfunding.
¿Conoces otras historias que desenterrar?
¿Has visitado una fosa común?
Fotografías: flickr.com
gracias por hacer eco de esta historia, una historia bella pero trágica, de un joven maestro, Necesaria.
Gracias a ti, Sergi por tu sensiblidad. Gran proyecto!
Me acabo de enterar: el viernes 27 de septiembre homenaje a Antoni Benaiges en Mont-Roig del Camp. http://bit.ly/1fi0ut3
Muy emotivo, Mireia. Esas prometedoras historias que la guerra corta de raíz me revuelven el estómago. Pero hay que contarlas. Enhorabuena por tus sensibles pinceladas.
Es una bella historia la de Antonio. Por cierto, La película “El retratista” está más que estrenada. Espero verla pronto.
Aunque un poco tarde… acabo de ver el blog y me parece fenomenal este tipo de trabajos. En Bañuelos seguimos difundiendo y trabajando en las ideas pedagógicas del maestro Benaiges. Gracias.
De nada, Antoni Benaiges se merece muchos homenajes.