“Cuando pisé tierra española me puse de rodillas y me abracé a un árbol, así, yo entonces sentí, sentí que estaba en mi patria y que eso era lo mío pero cuando abracé a mi madre, es terrible, yo no sé, creo que eso nos ha pasado a muchos, será porque yo no me había educado con ella, será porque habían pasado muchos años, pero, ¿sabe lo doloroso que es encontrarte con una persona que es tu familia, que es tu madre o tu hermano y que prácticamente casi no sientes nada? Fue muy triste ese encuentro y no la volví a ver más”.
Niña de Rusia sin identificar
Durante cuatro meses he tenido el DVD de Los niños de Rusia en casa, me resistía a verlo porque sabía que me haría llorar y efectivamente en las imágenes de los niños despidiéndose de sus familiares para emprender ese viaje incierto se me hizo un nudo en la garganta de los gordos.
Millares de niños de familias republicanas, la mayoría vascas, fueron evacuados en 1937 a distintos países para alejarles de la Guerra Civil, unos 3000 fueron a parar a Rusia. El documental de Jaime Camino, estrenado en 2001, cuenta con los protagonistas ya ancianos de esta historia.
No puedo imaginarme lo que es para unos padres tener que tomar una decisión así ni hacerme cargo de la sensación de abandono y desconcierto para los hijos que se quedaban sin familia aunque en teoría todo era por el bien de ambas partes… Desolador.
Lo que en principio estaba previsto que durara unos meses si la República se restablecía, duró 4 años, los niños no podían volver a una dictadura y fueron bien tratados en varias residencias donde recibían comida, atención y educación. En 1941 estalló la II Guerra Mundial en Rusia y fueron en tren de aquí para allá protegiéndose de los bombardeos y pasando mucha hambre.
Finalizó la guerra y se encontraron con un problemón: en Rusia tenían a Stalin y en España a Franco. Algunos querían regresar pero ninguna autoridad se hacía cargo de la situación hasta que en 1956 comenzaron a volver algunos que se sintieron extranjeros en su propia tierra, desubicados y perseguidos, algunos se quedaron, otros volvieron a Rusia o se marcharon a Cuba.
Puedes conocer más historias de niños de la guerra en estos otros documentales: el interactivo Los niños que nunca volvieron y en Huérfanos del olvido de Lino Varela. Verás muchos ejemplos de resiliencia.
También te recomiendo este álbum de fotos y el libro Solo serán 3 meses de Adrian Bell.
Has estado a punto de hacer que se me salten las lágrimas por segunda vez en tu blog. Y eso lo valoro como positivo y bueno.
Esta historia la he escuchado en mi familia, que es de Madrid, auqnue yo viva en Bcn.
Gracias por nombrar el tema y te animo a que profundices en ello.
Hola Sonia,
Gracias por el cumplido. Si encontrara a un/a “nino ruso” me gustaría entrevistarle y conocer su historia. Si tenéis algún contacto me lo decís.
Mireia,uno va caminando por la vida,y cree que su vida es la más difícil que se ha vivido,que los problemas son muchas ocasiones insalvables,luego uno conoce la historia,la historia sobretodo de las guerras,guerras sin justificación la más de las veces y uno puede determinar que hemos vivido en la gloria,es decir,en un gozo interminable hasta hoy.Agradezco tu artículo,me quedo con una de las frases que me sacó la risa,en medio de tanto dolor y sufrimiento de esa gente,” Lola que estás tan fea que lo único que tienes es la honra no la vayas a perder así nomás” .Esta frase me hizo descansar del peso que los demás entrevistados cargaban a la vez.Me hizo reír y ver que al final en medio del dolor y el caos que les rodeaba se podía ser feliz.Desde Cerralvo,Nuevo León México.Tu amigo Mike de Cerralvo.
Hola Mike,
Me has hecho sonreír a mi también al rescatar esa frase. Hace más de 1 año que escribí este post y sigue poniéndome la carne de gallina imaginar la situación. Yo también me siento agradecida por no conocer el sufrimiento que se padece en una guerra.
Un abrazo desde Barcelona!