5 prejucios sobre los genealogistas

5 prejucios sobre los genealogistas

Prejuicios contra genealogista haylos, pero antes de ponerme a hablar de ellos quiero admitir que lo más habitual es no tener ninguno, ya que la gente no suele saber qué existimos.

Cada vez que me preguntan a qué me dedico y contesto que soy genealogista me responden «¿Eso que es?» Después de las explicaciones suelen añadir algo así como «No sabía que se podía ganar la vida con eso».

Y ante este panorama pues me he preguntado a mí misma si es peor que no sepan que existes o que se hayan hecho una imagen preconcevida mala de ti… Las dos cosas me parecen mal, pero confieso que no lo tengo claro.

Los genealogistas lidiamos con la indiferencia de muchas personas y las críticas de otras.

Antes de que me ponga a hablar de prejuicios concretos, aclarar que este no quiere ser un post gremialista.

En todas las profesiones hay impostores, intrusismo y malos profesionales que salpican a los demás y por supuesto mis compañeros y yo comentemos errores (yo misma en estos 11 años he cometido fallos, lo admito, más de una vez he marcado a mi cliente como fallecido en su propio árbol… La costumbre de investigar a muertos…), pero a veces se nos cuelgan unas etiquetas o se tienen unas expectativas que no son merecidas o que lo fueron en su día pero ya están superadas.

Estos son los prejuicios que creo que más nos persiguen…

1. Los genealogistas son hombres de mediana edad

Este es el estereotipo.

Antes eran siempre hombres, como en casi todos los gremios (bueno, en todos los gremios han trabajado mujeres pero sin darles mérito ni crédito casi nunca), ¿pero ahora? Siguen siendo mayoría, pero conozco muchas colegas genealogistas y en cuanto a gente que hace su genealogía, no son genealogistas, pero sí aficionados a la genealogía, yo diría que la cosa está mitad, mitad.

Por este prejuicio se me ha pasado más de una vez por la cabeza que algunas personas no me hayan escogido para investigar a sus antepasados. Seguramente por ser mujer les haya parecido menos profesional. ¡Qué lástima!

La verdad es que este es un prejuicio machista más allá de lo genealógico.

En cuanto a la edad… Al principio de tataranietos creo que también me jugó en contra porque parecía bastante más joven de lo que era y como asociamos los años al buen hacer pues eso debió espantar a más de uno. Ahora sé que también aparento menos años de los que tengo, pero eso ya no causa tanto recelo.

2. Cobramos mucho

¿Mucho respecto a qué o quién?

Esta es una profesión especializada y merece estar bien remunerada.

«Cobrar mucho» es relativo porque, ¿con qué otros profesionales se nos compara? ¿Con masajistas, con psicólogos, con abogados, con estilistas, investigadores privados, pintores, electicistas?

Cada genealogista tiene sus tarifas teniendo en cuenta su trayectoria, el lugar en el que viva (hay países y ciudades en que la vida es más cara) y sus propios criterios.

Me gustaría que se tuviera en cuenta que la mayoría de genealogistas somos autónonomos, algo que conlleva riesgos (por ejemplo, conseguir el paro o una baja es más complicado).

En mi caso particular, en mis tarifas y precios que son públicos están incluidos los impuestos que debo pagar.

3. No hacemos nada que no pueda hacer cualquiera

Algunos dicen que somos prescindibles porque tú podrías hacerte tu árbol genealógico e investigar si quisieras… Y es verdad, pero solo en parte.

Esto es como coser, todos podemos coser, pero, ¿todos queremos coser? ¿Sabemos coser con un poco de gracia? ¿Queremos dedicar tiempo a aprender técnicas de costura? No todo el mundo, ¿verdad? Pues con la genealogía tres cuartos de lo mismo.

Se necesitan conocimientos específicos y además estar pendiente de los cambios de normativas de leyes y archivos para estar actualizado y ser efectivo con nuestras gestiones y búsquedas.

También es importante estar motivado para investigar eficientemente y tener disponibilidad para desplazarse a los archivos.

Los genealogistas somos útiles, muy, muy útiles.

Estoy muy favor de que la gente investigue su genealogía, para eso hago formaciones (clases, talleres y un curso), pero también te diré que estamos especializados en búsquedas y gestiones genealógicas, así que somos más efectivos al hacerlas.

4. Engañamos a nuestros clientes

Este es un prejuicio con mucha genealogía ya que los genealogistas de siglos pasados no tenían mucha ética y quitaban y sustituían parientes por otros inventados o usurpados.

Ahora los genealogistas no deberíamos tener la presión de falsear antepasados por encargo para que nuestros clientes puedan obtener o mantener poder aunque también nos podría pasar, a mí solo una vez alguien me pidió que quitara a una persona del árbol porque mantenían una mala relación con ella, pero nunca nadie ha osado pedirme que falsee una relación de parentesco.

Por otra parte, estafadores hay en todos los gremios aunque creo que el problema de la genealogía es que hay unos cuantos advenedizos que creen que porque han hecho su árbol genealógico (sin o apenas formación) ya tienen experiencia para hacer el de los demás, así que mejor presta atención al currículum del genealogista si quieres contratar a uno (si tú eres de los que quiere convertirse en genealogista sigue los consejos que di en este post).

5. Vamos a encontrar lo que nos piden nuestros clientes

Creo que este es el peor prejuicio que peor llevo ya que por él he tenido luego algún que otro problema ya sea porque me hicieran el encargo y no encontrara lo que necesitaban como si advirtiera antes de aceptarlo que sería difícil hallar una determinada documentación porque me estaban aportando pocos datos.

Algunas personas me han hecho saber que estaban muy decepcionadas por no ofrecerles soluciones o por haber buscado pero no encontrado.

Sobre todo esto me ha pasado cuando alguien me ha pedido ayuda para encontrar el nacimiento o el bautismo de un ascendiente pero no sabía el municipio en que eso ocurrió y claro yo puedo hacer algunas búsquedas y algunas gestiones según los datos que me aporten, pero milagros casi nunca hago, no tengo la habilidad de encontrar una aguja en un pajar mundial, ni en un pajar español, ni en un pajar de una determinada provincia.

Algunas personas han llegado a decirme que les he estafado por haber hecho una gestión o investigación con la que no se ha obtenido lo que se buscaba y eso a pesar de que conocían los riesgos de que no se obtuviera la información deseada.

En 11 años me ha pasado poco, pero han sido situaciones muy desagradables y la verdad sigo contando que volverán a pasarme para estar más preparada cuando vuelva a suceder.

¿Qué te parecen?
¿Algún prejuicio que me deje?

2 comentarios en “5 prejucios sobre los genealogistas”

  1. Hola Mireia,
    Seguramente la palabra «prejuicio» lleva en sus genes connotaciones negativas, pero de por sí, no tiene por qué tener esa derivada. Yo, descubrí la genealogía contigo, y avancé mucho en su momento con alguno de tus cursos. Para mí no hay ningún «prejuicio» en el sentido común del término, en la genealogía. Estoy esperando jubilarme, para poder continuar y venir a verte. Tengo algún tema pendiente, que seguro se resolverá, en positivo, por supuesto.

    Saludos,

    Esther

    1. Hola Esther:
      En la vida siempre sopesamos qué podemos esperar de las personas, de las cosas, de las situaciones para poder calibrar qué podemos obtener de nuestra interacción con ellos (si son un peligro, o no) y eso no es malo de por sí.
      En la jubilación tendrás mucho tiempo para la genealogía, pero qué bien que hayas empezado antes.
      Un abrazo

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