Mira que yo me he planteado asuntos peliagudos en esto de la genealogía, ¡demasiados! La mayoría están recogidos en mi libro Nuevas genealogías, uno de ellos es si incluir o no a mascotas en el árbol genealógico (yo estoy a favor pero no he conseguido convencer a todo el mundo). Lo que yo no había pensado ni por asomo es la posibilidad de incluir a bacterias hasta que vi la portada de la revista Buenavida y leí este titular en la portada…
“Bacterias: Una más en la familia. Por ellas heredamos la obesidad, no tener caries o el buen humor”.
¡Fantástico!
Como decimos en Catalunya: “Quan més siguem, més riuem” (Cuantos más seamos, más reiremos). Si hay que incluir a microorganismos procariotas en nuestras genealogías pues bienvenidos sean.
Kristen Suleng describe en el artículo “Yo, mi ADN y mis bacterias” como miles bacterias conviven y cooperan con nuestro organismo y “multiplican por cien el material genético de nuestras células”, además de contribuir a la transmisión de los rasgos heredados (fenotipo) e influir en nuestra conducta. Además, afirma que “Cada persona tiene una composición bacteriana personal y podría identificarnos al igual que lo hace la huella digital”.
Las bacterias no son causa son consecuencia
Hemos creído de forma errónea durante muchos años que la microbiota es la causante de las enfermedades cuando en realidad sin las bacterias estamos indefensos, nuestro ecosistema se vuelve inestable.
En uno de los libros de Patrick Obissier, que me gustaría comentar otro día con más calma, he leído que si los científicos han asociado bacterias a enfermedades es porque las han encontrado echando una mano al cuerpo para solucionar el problema, no porque lo hayan provocado.
Supongo que si seguimos malpensando sobre las bacterias es porque siempre necesitamos unos malos de la película al que echar las culpas de nuestras cosas pero si las bacterias nos ayudan a hacer la digestión por qué no nos van a ayudar a reparar una herida o una infección.
No soy bióloga pero como genealogista multidisciplinar (es lo que tiene esta ciencia auxiliar, que hay que saber de todo) me interesa esta nueva perspectiva sobre la genética en la que no hay blanco o negro sino muchos grises. No hay una herencia vía ADN que permanece inmutable (echa un vistazo a mi post sobre el quimerismo y el mosaicismo), hay genes que se transmiten y miles y millones de circunstancias visibles e invisibles más que hacen que seamos como somos: múltiples, diversos y fascinantes.
¿Eres amigo de tus bacterias?
¿Las vas a incluir en el árbol o no?
Imagen: twitter.com/nachocaballero_
En la universidad, conoci a un chico que me conto que algunos miembros de la familia de su padre -el, incluido – tenian puntos negros en los dientes, pero que no eran caries, sino bacterias “buenas” que protegian el esmalte. Ninguno de ellos tenia, por ello, caries. Este chaval me dijo que el dentista creia que se debia a que el sistema inmunologico de la familia permitia que esas bacterias permaneciesen, por lo que intentaba vender la papeleta de “buenos genes” a todas las chicas con las que queria ligar…
Buena forma de ligar pero no cuela, a lo mejor caries no ibas a tener mientras durase la relación amorosa, ¿pero y lo demás qué? 🙂 Sus novias necesitaban más garantías!!!
Sip, el tipo no valia tanto la pena. A mi me curo una posible tonteria despues de decirme que el lo que buscaba era una mujercita que le esperara cada dia en casa con la progenie cuando volviera del trabajo. Los buenos genes no compensaban su actitud, francamente.
Ahí iba yo… No compensa 🙂
No, no voy a incluir mis bacterias en el árbol. Entre otras cosas, porque no tengo ni ideas de quienes son.
Eso sí, tengo un árbol a parte solo con el nombre de mi antepasado y la causa de su muerte. En el árbol general, evidentemente en la ficha de cada uno tengo todos los datos que he podido recoger de ellos.
Hola Carle,
Incluir bacterias en tu genealogía no es obligatorio. 🙂
De hecho, no es obligatorio incluir a nadie.
Saludos