La Navidad tiene fans y detractores, entre los últimos a parte de los que creen que es una época ultraconsumista, están aquellos a los que les supone muchísimo esfuerzo no pensar en cómo festejaban Nochebuena y Nochevieja con toda su familia, una familia a la que ahora le faltan muchos miembros, demasiadas personas queridas han muerto: un abuelo, un padre, un hermano, un sobrino que ya no están para comerse los canalones, brindar con cava o atragantarse con las uvas.
No hablo de duelos recientes, a esos hay que llorarles sin complejos, sino de aquellos familiares que aunque haga años y décadas que están muertos siguen teniendo un hueco en nuestro corazón.
Recordando a los que no están…
En realidad no hay tantas sillas vacías porque las ocupan otros.
Podemos admitir sin vergüenza que echamos de menos a nuestro lado en Navidad a algunos familiares y amigos.
Analizando árboles me doy cuenta que muchas muertes significativas se producen alrededor de los días navideños y dejan mucha huella. Si te ha tocado que alguien de la familia muriera en Navidad sabes de lo que hablo, es todavía más doloroso atravesar las fiestas manteniendo la compostura.
La sobremesa no es lo mismo sin la presencia de esos familiares plastas o dicharacheros, se echan de menos aunque sea para discutir de fútbol. Hay una o varias sillas vacías que duelen por mucho tiempo que haya pasado desde que murieron.
Un poco de melancolía es entrañable
Solo un poco que si no acabamos tristes o lo siguiente, depres y eso no nos conduce a nada.
Yo soy la primera que echa de menos a mis abuelos y la jarana que montábamos en su casa, que hoy es la mía, con todos los tíos y primos, cantando villancicos, aporreando panderetas, rascando la botella de anís y jugando una partida de cartas.
Ya no es lo mismo cantar “En la estación de Melilla” sin mi yayo (sé que no es Melilla, que es Velilla, pero en mi familia cantamos la canción así y no hay forma de cambiarlo). Siempre que nos ponemos a pasarnos las cucharas a toda pastilla en el estribillo nos acordamos de las Navidades pasadas y si no se nos cae una lágrima se nos pone un nudo en la garganta.
Pero no se trata de amargarnos las fiestas, hay que reinventarlas porque unos se fueron y otros han llegado.
No vale la pena entristecerse por lo que ya no puede ser, así que la Navidad será todo lo divertida y especial que nosotros queramos.
¿Y tú de quién te acuerdas?
¿Cómo afrontas las Navidades?
Fotograma de la película Plácido: berlangafilmmuseum.com
Bonus track 1:
Una escena de un clásico, Plácido de Luis García Berlanga, tan imprescindible como ¡Qué bello es vivir!
Bonus track 2:
Letra de “La estación de Velilla” con M
“En la estación de Melilla
están formando una pared
por la pared va la vía
y por la vía pasa el tren
Éntrale y no temas soldadito veterano
éntrale y no temas que yo te daré la mano
La mano no te la doy
y tampoco la palabra
tú me dices el porqué
y yo te daré la causa”
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