Borja Pérez es uno de mis losers preferidos, incluso por delante del Dr Doofenshmirtz y eso que a él le tengo mucho cariño y sobre todo respeto por su maldad. Borja también tiene fans entre otros miembros de mi familia que se lo pasaban pipa con las historias cortas de Qué vida más triste cuando se emitía en televisión.
En uno de los capítulos se desarrolla una trama genealógica ¡que flipa, flipa! El mejor amigo de Borja, Joseba Caballero, descubre que su abuelo era luchador de Pressing Catch, nada más y nada menos que El Caballero de Basauri, famoso por su molinillo atómico.
Al conocer este secreto familiar siente el impulso de enfundarse en el traje de su anterior para vengar el buen nombre del padre de su padre, sangre de su sangre, quien fue derrotado en un combate contra El cuervo del Bierzo.
Joseba se dispone a vengar su humillación así que busca al descendiente del contrincante y le reta a enfrentarse a él.
Eso es lo que yo llamo fidelidad familiar, solo que esta vez en vez de ser inconsciente, tiene lugar justo al conocer el hecho.
Normalmente las personas nos movemos atraídos por temas, profesiones y circunstancias sin saber muy bien por qué y algunas tienen que ver con la vida de los que estuvieron antes.
Si no has visto nunca la serie, dale una oportunidad, te vas a reír y mucho.
¿Otro fan de QVMT?
¿Estás reparando lo que hizo algún antepasado?
Fotografía e imagen: dat.etsit.upm.es
¡Toma, toma, toma!
¡Flipa, flipa!
Es verdad, muchas veces se repiten y se repiten las profesiones. Además, supongo que muchas de las habilidades se heredan.
Un beso
Bueno, yo puedo decir que tengo un trauma histórico… mis antepasados ocuparon la casa en Mesones de Isuela de algun pobre morisco expulsado y a veces me dan ganas de ir a buscar a sus descendientes a Tunez para reparar el hecho y eso… bueno y tambien para pasar unas vacaciones, que caramba 🙂
🙂 Si reparas que sea en positivo, claro que sí Yayicos!
Como siempre es un placer leerte Mireia. Estoy totalmente contigo que la fidelidad familiar existe, aunque en muchas ocasiones no somos conscientes de ello. Como decía Sigmund Freud “ninguno de nosotros está únicamente determinado por el triángulo papá-mamá-bebé, sino por una cascada de influencias que llegan de todo nuestro árbol genealógico.” Sabemos que nuestros antepasados nos aportan algo más que una herencia material. Conscientes o no, recibimos un legado psicogeneracional que influye directamente en nuestra vida. Cargamos con lo positivo y con lo negativo de lo que heredamos, y por esa razón, nos hacemos partícipes también de sus errores, pudiendo incluso llegar a repetirlos. Pienso que el conocer nuestras raíces, el hacer nuestro genograma o árbol genealógico es de gran ayuda para entender la naturaleza genealógica de nuestras relaciones y descubrir las fuerzas creadoras que nuestra familia entraña.
Un abrazo!!
Gracias por comentar Vicen,
Cuando me siento perdida porque no entiendo qué me pasa o por qué reacciono ante situaciones de una forma extraña, siempre echo mano del árbol genealógico, a veces redescubro algo que puedo extrapolar a mi vida actual. A veces no descubro nada, menos mal, no todo está escrito… 😉