La semana pasada realicé una videoconferencia con Liliana Martínez. En el tiempo que duro la entrevista pudimos abordar muchos aspecto de su árbol genealógico, destapar algunos bloqueos y reconocer algunas sorprendentes sincronías.
Sabes que no soy terapeuta pero a parte de realizar investigaciones también acompaño a las personas que las abordan sobre todo para que no se sientan solas o desbordadas por los descubrimientos, además, me gusta aportar un poco de luz a estas reconstrucciones familiares que en el fondo no son más que procesos de autodescubrimiento.
Liliana ha querido escribir para tataranietos sobre su familia y el camino de comprensión y sanación que está realizando…
Aún recuerdo el día en que una de las hermanas de mi mamá llamó para decirle que dos de mis tíos, los que habían emigrado a Venezuela, estaban trabajando con la mafia. Escuché la conversación. En esa época no tenía mas de 7 años y a mi corta edad, lo único que había escuchado decir de los mafiosos, era que quien entraba a la mafia podía salir solo muerto.
40 años después, con un tío que acaba de salir de la cárcel por tráfico de droga, un primo que está descontando sus últimos meses de pena y que ha pasado los últimos 7 años de su vida en una prisión, el árbol me ha aclarado muchas cosas, sobre todo el porqué de tanta violencia y mi papel en una familia de delincuentes.
Mis abuelos se casaron cuando eran unos niños. Mi abuela se casó a los 16 años con mi abuelo quien tenía 19. El abuelo estaba enamorado de ella, pero ella estaba enamorada de otro. La solución que encontró fue amenazarla y después del matrimonio tenerla encerrada en casa.
De la infancia del abuelo se sabe poco, se dice que el bisabuelo para castigar a sus hijos, los amarraba y los golpeaba. Así nació el primer violento de la familia, aunque seguramente la violencia venía desde antes en el clan familiar. El abuelo se sentía muy orgulloso de sus orígenes españoles. A Colombia, los españoles que llegaron fueron en su mayoría hombres muy violentos, aventureros en busca de oro.
De ese matrimonio nacieron 13 hijos no deseados (ocho mujeres y cinco hombres). Sólo una niña murió a los 2 años, el resto sobrevivió a una infancia triste y dura, con un abuelo violento, alcohólico y una abuela víctima. Las mujeres se casaron todas, pero ninguna trabaja y casi todas tienen una autoestima muy baja.
De los cinco hombres nacidos de este matrimonio, cuatro se dedicaron a la mafia y a su vez, los nietos del abuelo violento han tenido el mismo destino: 10 de ellos estuvieron en negocios de mafia y de las primas, 5 se han casado con mafiosos. Contrario a lo que se podría pensar, el abuelo se sentía muy orgulloso de su familia mafiosa. Sus hijos en ese entonces ganaban grandes cantidades de dinero y había una abundancia de carros, casas y fincas, nunca antes vista.
Los hermanos que más dinero tenían mantenían a las hermanas más pobres. La abuela murió a los 56 años y por fortuna no vivió todo el degrado que la mafia trajo a la familia.
Descubrí además secretos familiares. Recordaba a mi madre llorando al teléfono y diciéndole a una de mis tías “ no es posible que haya tocado a las niñas”. Recuerdo que hablaba de 3 de mis primas. Buscando los secretos familiares supe que el abuelo las había violado.
Si esto sucedió con las nietas, es muy probable que haya otros secretos entre las tías de los que nadie habla y me surgen otras preguntas ¿que pasó con las primas que vivieron en casa con el abuelo y lo cuidaron cuando era anciano?
Cuando se casaron mis padres, se trasladaron a una ciudad a 700 kilómetros de los abuelos. Conocimos los grandes problemas estando lejos. Tanto mi papá como mi mamá querían que creciéramos en un ambiente diferente. Me enteraba por mi madre de lo que sucedía, pero en ocasiones era mejor no saber: uno de los tíos había sido capturado en EE.UU. con su esposa y las niñas estaban en manos de los servicios sociales, otro estaba en una lista de extraditables, los otros se habían escapado por un pelo de la policía”, parecía una historia sin fin.
Me sentía muy avergonzada de esta familia de hombres mujeriegos, delincuentes y mafiosos. Nunca hablaba de ellos y me alegraba estar en otra ciudad. Sin embargo me unía a ellos la fidelidad familiar, y un gran cariño sobretodo por las tías, que se limitaban a sufrir por sus hijos.
De 12 hijos, solo tres lograron salir del espiral de violencia. Mi madre, que repara casándose con un buen hombre trabajador y honesto, una de mis tías, que se casó con un hombre parecido a mi padre y mi tío mayor, que nunca entró en los negocios de la familia.
La mafia solo ha dejado tristeza y ruina. El dinero que llegaba en grandes cantidades desapareció como por arte de magia. 3 de los tíos han muerto y de esa gran riqueza hoy sólo quedan ruinas y horribles recuerdos.
La experiencia de la mafia ha hecho a muchos en familia recapacitar, al ver como los tíos que no tuvieron nada que ver en negocios ilícitos viven una vida tranquila. Mi padre, que murió hace poco, cada vez que tenía la oportunidad de hablar con mis tíos o con los primos, los sermoneaba y decía que “el dinero de la mafia era como si fuera maldito”.
Después de hacer el árbol me he podido liberar, llorar y finalmente hablar de esta familia. Creo que a nadie había dicho antes “vengo de una familia mafiosa”. Ahora me queda solo perdonar y aunque nunca compartí lo que hacían, gracias a esta familia he aprendido la importancia de vivir en valores. Escribir este artículo puede servir a otros de ejemplo, para atreverse a sacar a luz a su familia, buscar, sacar los terribles secretos y sanar. Gracias a esta familia he podido entender mi papel, perdonar y sacar toda la basura que por tanto tiempo me ha dolido y me ha hecho daño.
He podido entender que reparo con lo que pensaba que era una pasión. Trabajo como voluntaria y sirvo de puente entre Europa y Colombia en un proyecto que ayuda a jóvenes sin futuro a salir de la violencia mediante la música y hago voluntariado con niños con retardo y con síndrome de Down. Siempre en mi vida ha habido una asociación o una organización en la que hecho voluntariado. Curiosamente siempre he reparado trabajando con los jóvenes.
Antes de escribir este artículo lo consulté con una de mis primas y gran amiga que es psicóloga. Con ella he estudiado el árbol y he escrito un libro sobre la educación en valores. Seguramente enseñando los cinco valores fundamentales entre los que están la paz, el amor, la verdad, la rectitud y la no violencia, podremos dar nuestro aporte y reparar en algo el daño que nuestra familia ha hecho.
Ahora este capítulo se cierra con el perdón.
Gracias Mireia por tu trabajo, por escucharme y por ayudarme a entender esta familia de locos.
¿Cómo es tu familia?
¿Reparas la vida de tus anteriores?
Fotografía: flickr.com/commons
Impactante la historia de Liliana y realmente dura descubrir una verdad así de tu familia. Recuerdos y admiración principalmente hacia la abuela que tanto sufrió en silencio y fuerza y ánimos para el resto de la familia que supo elegir el camino correcto. Dicen que en todas la familias hay un Guardian y que es representante familiar lo eligen aquellos de nuestros ancestros que ya están “descansando” allí arriba. Creo por lo que leo que ese gran honor es de Liliana. Animo, fuerza y esperanza Liliana, eres la Guardiana de tu familia. Sé que el listón y las responsabilidades son muchas, pero si ellos lo decidieron así, es porque tu representas a tu familia, eres la familia. Un abrazo, Hortensia Soriano Limonge.
Unas palabras muy apropiadas, Hortensia. Liliana es una mujer fuerte y consciente. Es verdad que en cada familia hay un “elegido” para sanar, a veces hay más personas dispuestos a arremangarse en la historia familiar y así la responsabilidad se reparte.
Un abrazo!
Buenos días.
Estoy totalmente de acuerdo con Hortensia. Liliana se merece todo el apoyo y comprensión por los sufrimientos de su familia.
En la mía no he encontrado ningún episodio de violencia o conducta delictiva, pero ya sabemos que estas cosas a menudo se ocultan.
Dicho esto, y según las instrucciones de Mireia, hago un pequeño resumen del libro “La vida era eso” de Carmen Amoraga.
El libro muestra el duelo de Giuliana, madre de dos niñas, tras perder a su marido.
La protagonista va pasando por las sucesivas fases del proceso: Negación, Ira, Negociación, Depresión y Aceptación, y poco a poco va asumiendo que debe tomar las riendas de su vida, por ella misma, por sus hijas y por la memoria de su difunto esposo.
Giuliana descubre que pese a sus problemas de comunicación con los demás, debido a su timidez, tiene facilidad para relacionarse a través de las redes sociales. De este modo va superando los sentimientos de culpa, pena y abandono producidos por la enfermedad y muerte de su marido.
Un libro recomendable como todos los de esta autora valenciana.
Hola Juan,
Muchas gracias por la reseña del libro, ¿te parece que haga un post corto con tu recomendación? No sé si todos los seguidores se leen los comentarios y sería una lástima que el libro pase desapercibido.
Nos leemos!
Me parece muy bien. Como tú dices, el libro merece la pena, así que puedes hacer una mini sección literaria con recomendaciones y comentarios de otras obras.
Saludos.
Gracias de nuevo.
Si os animáis los demás, con más recomendaciones las publicaré.
Comprendo bien el sentir de Liliana. Cuando comencé a elaborar mi árbol genealógico, con motivo de una terapia de biodescodificación, lloré, me asqueé, sentí dolor profundo físico y emocional y comprendí hasta dónde pude. Sé, al igual que lo sabe Liliana, que a mi árbol -al igual que al olmo centenario de Machado- algunas hojas verdes le han salido y que se está sanando, pero ahora soy consciente de lo que he sufrido, casi en silencio, desde la niñez y que ha merecido la pena, pues ahora veo con ojos esperanzadores a mis hijos y sobrinos. Yo me preguntaba por qué estaban naciendo mellizos-as en la familia y encontré la respuesta y es duro, pero continúo con la limpieza. Gracias Mireia y Liliana
Gracias Mª Antonia por compartir que a veces la investigación genealógica nos encara con asuntos muy espinosos. También ofrece respuestas a lo que se vive en el presente por eso nos metemos en este berenjenal.
Saludos.
Siempre he dicho que la genealogía es compartir, y estos comentarios a partir de la historia de Liliana es un buen ejemplo. Y buscamos y encontramos. Muchas veces no nos gusta lo que encontramos, pero es esta la grandeza y el sentimiento de nuestras historias familiares, el renacer de las cenizas y revivir aquellos ancestros nuestros que sufrieron a causa de otros y que mucha fuerza,siguieron salir adelante, por sus hijos y familia. Muchas personas no creen en ellos mismos, en su fuerza interior y por miedo ocultan el poder que tienen de comunicación con los demás. Y estoy de acuerdo con Juan que siempre llega un momento en el que la vida de da la oportunidad de salir del “encierro” y poder comunicarte y ser uno mismo. Muchas veces esto tarda en suceder, pero si confiamos en los demás que nos tienden una mano, nos daremos cuenta que solo es cuestión de mirar hacia delante, dar el primer paso cogido de esa mano y luego dar el segundo. Avanzar y continuar , intentar superarse y en la mayoría de las ocasiones la razón para hacer este cambio son los hijos, la familia. Si que es cierto en en nuestros árboles hay en ocasiones alguna rama con las hojas marrones, pero esas aunque queden ahí, brotaran nuevas hojas verdes y darán nueva luz y color a nuestra familia.
Si compartimos nuestros sentimientos nos daremos cuenta que no estamos solos, solo es necesario que nos ofrezcan una mano amiga para volver a caminar.
Un saludo, Hortensia
Hola. Como puedo ponerme en contacto contigo?
Hola Noemi,
Puedes rellenar el formulario que hay en la web en el apartado Contacto.
Saludos
Me ha parecido muy interesante la historia de Liliana. Yo tengo muchísimas personas en mi genealogía, digo yo, que en todas las familias hay personas que quizás no nos agraden del todo; pero es lo común y corriente en todos los relatos familiares. En general todos mis personajes fueron justos y decentes, no todos siguieron las normas sociales ni mucho menos las religiosas; basta saber que las personas en su vida encuentran diferentes estilos de educar y criar a los hijos y de ahí quizás se desprenden las ideas que luego crean hechos y consecuencias. Para nada tengo que lamentar hechos concretos, aunque al comienzo de la conquista y colonización se ocurrieron casos que se parecían mucho a los casos de otros, juzgando por la época y las costumbres no tengo nada de que aterrarme.
Hola María Eugenia,
Esta bien que hayas sopesado cómo te afecta tu historia familiar y hayas llegado a la conclusión que estás en paz con ella.
Enhorabuena!
Hola, lei el articulo hace un tiempo y hoy lo releo porque me toca de cerca y me ayuda a comprender aun mas.
Hace unos dias investigando sobre mi arbol, me entero que naci en una clinica clandestina. Quien me trajo al mundo fue mi tia abuela (llevo mi nombre por ella) y su pareja, dueños de dicha clinica y participes de una red de robo de bebes. A su vez una sobrina (y ahijada tambien) de mi tia abuela esta con problemas judiciales por trata de personas en el ambito laboral. Fue muy fuerte todo esto para mi pero me ayudo a entender algunas cosas que andaba padeciendo. Hoy estoy ayudando con el caso para que las victimas recupen parte de su historia y puedan encontrar a sus padres biologicos. Queria compartirlo…gracias!
Muchas gracias por compartir tu historia Carolina, no es fácil gestionar unos orígenes así.
Espero que encuentres la forma que te permita estar en paz con ella.
Un abrazo