“Borracho a los veinte, destrozado a los treinta, muerto a los cuarenta”.
F. Scott Fitzgerald
Soy una ávida lectora, sobre todo de no-ficción. El último libro que he acabado lo encontré en la biblioteca, es “Vidas secretas de grandes escritores” de Robert Schnakenberg editado por Oceáno. Su portada al estilo tabloide sensacionalista me llamó mucho la atención y me lo llevé a casa con el temor de que fuera demasiado irrespetuoso y cafre.
Y sí, es irreverente pero está bien escrito y tiene unas aportaciones excelentes sobre la vida de escritores muy conocidos (todos los que salen en Midnight in Paris). Me ha ha hecho gracia la similitud del trabajo de un biógrafo con el que yo hago, sus investigaciones son simplemente genealogía. Me refiero a que cuando se reconstruyen las vidas de muertos famosos se tiene que echar mano de partidas, diarios, cartas, prensa de la época, etc. Y así nos hacemos una idea de lo que fueron y vivieron para darnos cuenta que sus sentimientos, miserias y aspiraciones son como las nuestras. Ya me gustaría que a mi que algunos de mis antepasados estuvieran así de definidos.
A pesar de que el subtítulo “lo que nunca salió a la luz de los grandes novelistas, poetas y dramaturgos” no es políticamente correcto, lo que se cuenta en el libro es real: se habla de relaciones familiares difíciles, de frustraciones, sexualidad, miserias, fobias mientras se cuentan anécdotas o se desmienten otras.
Algunas anécdotas que me han llamado la atención son la inscripción que pone en la tumba de Shakespeare para evitar que lo desenterraran y lo colocaran en una fosa común: “¡Buen amigo, por Jesús, abstente de cavar el polvo aquí encerrado! Bendito sea el hombre que respete estas piedras y maldito el que remueva mis huesos”, que en el funeral de Charlotte Brontë una figura misteriosa vestida de negro, dicen que su hermana Emily ya muerta, observó el funeral desde lejos y que a Ernest Hemingway durante su infancia su madre le vistió de niña porque quería otra hija.
Seamos sinceros todos estamos llenos de secretos que no nos gustaría que nadie conociera. Los personajes que inventamos de cara a la galería nos son de utilidad para sobrevivir pero nuestras sombras hablan de nosotros más que nuestra fachada.
Están también disponibles: Vidas secretas de grandes artistas, Vidas secretas de grandes compositores y Vidas secretas de grandes directores de cine.
¿Tienes algún antepasado famoso?
¿Incorporar los aspectos oscuros de tus antepasados en la investigación genealógica es irrespetuoso?
Fotografías: Enrique Domínguez
¡Qué curiosidad! Gracias por compartirlo.
Yo creo que debemos aceptar a nuestros antepasados fuesen como fuesen, y realmente, uno suele compartir su investigación genealógica con su familia. Así que no veo por qué no se deberían incluir los trapos sucios de nuestros antepasados. Al fin y al cabo, todos tenemos un lado del que no nos enorgullecemos, así que cuando descubrimos las vidas de nuestros ancestros, podemos escoger si quedarnos con lo bueno o lo malo.
Hola Ángela,
Sí, aceptemos a los ancestros como son, no los vamos a poder cambiar 🙂 pero no sé si nos hace bien en ocasiones hacer hincapié en sus miserias.
¿Investigamos o cotilleamos?
Cuando yo me muera no me gustaría que algunos de mis secretos y manías salieran a la luz, no lo quiero en el presente y no lo querré para el futuro por eso los genealogistas tenemos que respetar el silencio de nuestros familiares y muertos (lo que llaman derecho al olvido) Nuestra necesidad de saber y conocer tiene que ser satisfecha pero no a toda costa.
Saludos!