Los humanos somos seres biopsicosociales, así que nos importa desde nuestro nacimiento encajar en nuestro grupo, es más, es prioritario hacerlo, estamos programados para fusionarnos con nuestra madre (aunque en realidad luego tengamos disponible una, dos o ninguna), necesitamos alguien que nos cuide, de ello depende nuestra supervivencia, así que nos adaptamos a nuestros padres y nuestra familia extensa sea como sean para poder tirar para adelante en la vida.
Todos nos esforzamos por ser fieles a nuestra familia para poder sobrevivir
Cuando somos bebés repetimos los gestos y sonidos de los que nos rodean, nuestras neuronas espejo, nos ayudan a empatizar con los que nos rodean para entender el mundo, concretamente nuestro universo particular que es la familia.
Durante la infancia apenas discrepamos en las formas de hacer de nuestros padres, tíos o abuelos, nos esforzamos en seguir las normas ya que formamos parte de un círculo. Si persistimos en marcar nuestras diferencias nuestros cuidadores y educadores nos penalizarán por ello, desde menosprecios, miradas reprobatorias, desaprobación hasta golpes.
Podemos tomar con el tiempo caminos diferentes a los que nos trazaron pero siempre tenemos que tener en cuenta que hay maneras de hacer y pensar que se nos ha pegado de nuestra familia, asuntos buenos que pocos dan importancia ya que no molestan y asuntos malos a nuestro pesar, incluso sin ser nada conscientes de ello.
No queremos sentirnos unos traidores
Evitamos defraudar a las personas que queremos. Aprendemos sobre qué asuntos merece la pena hablar, cuáles mejor ni siquiera pensar, qué estudios nos convendría realizar (si es que podemos aspirar a ellos), con qué tipo de personas está bien entablar una relación afectiva y/o amorosa y hasta que enfermedades son las propias de nuestro clan.
Nuestras vidas no son iguales que la de nuestros anteriores pero se parecen. Siempre hay cambios en las dinámicas familiares pero el lema es que lo esencial se mantenga y no se note demasiado.
Repetimos lo que hicieron nuestros anteriores, trabajamos en asuntos que tienen que ver con lo que hicieron otros, coincidimos en las fechas de nuestros hitos vitales como nacimientos, defunciones, bodas o accidentes, tenemos tantos abortos y número de hijos como nuestras abuelas y bisabuelas. Algo nos empuja a repetir, a pasar por lo mismo que ellos, no lo hacemos expresamente, casi ni nos percatamos de ello hasta que analizamos nuestro árbol genealógico y constatamos que somos más leales de lo que pensamos.
El amor mal entendido nos lleva a sacrificar nuestra vida
Un día podemos parar y preguntarnos por qué he tenido tantos hijos como mis padres y no ninguno como quería o viceversa por qué queriendo tener hijos, estos no llegan; por qué me he quedado en casa cuidando de mis padres si lo que quería era viajar, por qué trabajo en un sector que odio o por qué me llevo 10 años casado con una persona a la que no amo.
Podemos hacernos estas preguntas y continuar como si nada porque ser leales nos hace sentir seguros a pesar de que las cosas no nos vayan bien, a pesar de que en ocasiones seguir haciendo lo mismo nos hace mucho daño. Hacer otra cosa que no sea lo que se espera de nosotros nos produce desasosiego, por eso cuesta tanto dar giros a nuestra vidas profesionales o sentimentales, preferimos lo malo conocido que lo bueno por conocer.
Si encontramos los porqués primarios podremos retomar nuestras vidas y responsabilizarnos de decisiones que sí podemos tomar, es cuestión de apostar por bucear en nuestro árbol.
Si quieres hablar conmigo sobre lealtades familiares puedes hacerlo en una sesión de transgeneracional o en el curso online Mi árbol y yo.
¿Y tú a quién eres leal?
¿En qué te compensa esta lealtad?
Fotografía: flickr.com/commons
Me interesa conocer más de psicogenealogia
Hola Patricia,
Si introduces en el buscador la palabra psicogenealogía o transgeneracional (lo encuentras arriba a la derecha) podrás leer más artículos.
Saludos!
Leyendo este artículo no pude evitar preguntarme si ¿es lo mismo con alguien que no pertenece “biológicamente” a la familia?. Un hijo adoptivo. ¿O es que un adoptado lo tiene mas complejo al tener su propia historia familiar perdida?, por decirlo de alguna manera. Recién estoy entrando en contacto con este tema, así que lo ignoro todo. Muy interesante el sitio.
Hola Flor,
Las personas adoptadas tienen una familia adoptiva y unos parientes biológicos que contemplar en su genealogía.
Tanto una rama como la otra dejan huella en su identidad y ambas merecen ser estudiadas y comprendidas en la medida de lo posible.
Saludos
Hola, es ¿posible tener lealtad a un tío? coincidimos en que perdimos la fortuna rápidamente, y no nos hemos podido recuperar, yo soy joven aún (y estoy en proceso, pero ya 4 años).
Saludos,
Gracias
Hola Carlos,
Sí, es posible, estaría bien que averiguarás porque tú estás ligado a su biografía, quizás, ¿por qué te llamas como él o por qué te pareces a él? También te conviene estudiar su biografía a fondo para disociarte de la suya.
Saludos
Estimada Mireia: En mi tesis doctoral denominada Genealogía, Historia Familiar, Elección Formativa, diserto y asevero que repetimos porque existen una serie de condicionantes en parte explicadas por Lev Vigotsky en su teoría del aprendizaje sociocultural, aunadas a lo explicitado por Ausubel. Como bien lo dices al comienzo del artículo somos seres biopsicosociales y el contexto en donde crecemos ejerce una influencia determinante. La genealogía como tal desde mis hallazgos no ejerce tanta influencia como la micro historia presente en cada familia y en las elecciones que hacemos. Lo diría Ortega y Gasset “soy yo y mi circunstancia” y la circunstancia en este caso es la crianza. Hay mucho que escribir al respecto
Hola Jesús,
Seguro que tu tesis es una lectura muy interesante.
Saludos