1936: tan lejos y tan cerca
Hoy quiero mostrarte un proyecto que me produce un nudo en la garganta: Vencidxs , una web, un documental y un libro de Datecuenta autogestionados a través de crowfunding que da voz a los olvidados, a los perdedores, a un buen puñado de hombres y mujeres ancianos que lucharon por sus ideales.
Los testimonios son estremecedores, imposible no emocionarse cuando escuchas a abuelos reflexionar sobre la guerra, la muerte, la miseria, la humillación. Sus mensajes son demoledores. Después de tantos años lo que nos tienen que contar es muy valioso y más si tenemos en cuenta el silencio impuesto por la dictadura (y la democracia).
He leído la historia de vida de María Martín López y mis ojos se han llenado de lágrimas pensando en la injusticia. Comparto un fragmento de su entrevista.
“Mi padre se llamaba Mariano. Era labrador y ganadero. Mi madre Faustina. La llamaban “La Grifa” porque tenía el pelo rizado. El primer recuerdo que tengo de ella es el día que se la llevaron. Estábamos en casa de una vecina viendo cómo entraban los moros. Vino un señor, mandado por quien fuera, que me agarró de los hombros y me separó de mi madre para llevársela. Ya no la volví a ver hasta el 20 de septiembre, que la soltaron para que fuera a buscar mil pesetas a cambio de que no la mataran. Como no las tenía, la mataron al día siguiente.(…) Ese día mataron a 27 personas. Las cuatro mujeres fueron desnudadas. No nos permitieron recuperar la ropa.
La primera vez que nos hicieron lo del ricino yo tenía 6 años. Nos recogieron por todas las calles y nos llevaron a la Iglesia, a rezar el rosario y cantar la Salve. Nos llevaban a rezar y ‘a pedir a Dios que fuéramos más buenos’. (…) A los niños nos daban medio litro de aceite de ricino con diez guindillas y a los mayores y las mujeres embarazadas, el litro entero con veinte. (…) En realidad nosotras nunca le contamos a nuestro padre lo del ricino. Él hubiera ido a por ellos, y luego lo habrían matado a él. Siempre nos protegía y nos defendía, así que lo protegimos también. Murió a los 85 años y nunca lo supo.
El 7 de diciembre de 1963 nació mi primera hija. Mi hermana me acompañó al hospital, en Madrid, a dar a luz, pero tuvo que marcharse a trabajar. El médico y la enfermera se miraron. Me empezaron a dar unas contracciones muy fuertes, pero la enfermera me decía que no apretara. Entonces yo hice un gesto para contener la respiración. Digo yo si la enfermera creyó que era para hacer más fuerza. Me dijo otra vez que no apretara, y me dio dos bofetadas, a dos manos. Me entraron ganas de hacerle tragar sus gafas, pero pensé: “María, que estás en sus manos y te puede hacer daño a la criatura.” Así que me contuve. Me cruzó las piernas y se sentó encima de mí. Luego vino el médico y le preguntó a la enfermera que qué pasaba. Le contestó: “Nada, éstas de pueblo, que son unas animales.” El médico dijo que el parto era inminente, pues la niña estaba perdiendo respiración. Me llevaron corriendo al quirófano y me anestesiaron. La niña nació, pero yo todavía no la he visto.
He tenido mucho miedo toda mi vida. He pasado por muchas cosas: me han llevado en procesión a la Iglesia, me han apedreado, me han insultado desde niña. Pero un día empecé a luchar por poder sacar a mi madre del pie de la carretera donde todavía permanece enterrada. He pedido ayuda a todo el mundo, a jueces, a ministros, hasta al Rey, porque si hubiera sido la madre del Rey ya la tendría recogida. Al fiscal del Supremo, a los presidentes del gobierno. Nunca nadie me ha dado una solución”.
¿Qué sientes cuando lees a María o escuchas hablar a Madame Cibeles?
Nosotros, tataranietos, tenemos una responsabilidad para con la vida de nuestros padres, abuelos y bisabuelos, también para con nuestros hijos o nietos.
Nuestra tarea es hablar, contar, reflexionar sobre todo si las cosas han ido mal dadas, muchos podrán aprender de nuestros aciertos y errores para que no se repitan. Y para muestra un botón: el documental La huella de los abuelos (A pegada dos avós).
¿Alguien más que se emocione?
¿Conoces otros proyecto de memoria histórica?
Imágenes: datecuenta.org y lanzanos.com
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