Armando Cruz es el responsable de Km-130, un blog con contenidos muy elaborados que reflexiona sobre cosas de aquí y de allá (genealogía incluida). Hace unos días me dejó un comentario sobre una serie de televisión mítica que rápidamente me hizo reaccionar y pedirle una colaboración. Yo no la he visto, pero después de lo que ha escrito sobre ella tengo más ganas que nunca…
A los que nos gusta la genealogía, esta afición nos parece de lo más natural. Sólo cuando lo contamos o pedimos ayuda nos damos cuenta de que no es tan habitual, tan biológico, tan inevitable, interesarse por nuestros orígenes. Así que posiblemente, en todos nosotros debió de haber algo o alguien que nos marcó de alguna manera para encender este deseo.
Creo haber encontrado una de las cosas que me ha impulsado a buscar mis orígenes familiares. No es un antepasado noble, ni siquiera una historia familiar. Pudo ser algo tan común como una serie de televisión.
Corría el año 1977, yo era un niño. Como todos los pequeños de mi generación, devoraba la única tele que se emitía en el país. Lo que salía en televisión lo comentaba todo el mundo en la calle. Y apareció Raíces, basada en la novela homónima de Alex Haley.
La serie de 6 capítulos relataba una historia familar de una saga de esclavos americanos, todos ellos antepasados del autor. Lo mejor de todo es que la historia al parecer es el resultado de la investigación genealógica de Alex Haley a partir de una vieja historia familiar transmitida oralmente generación tras generación. En el libro lo describe así:
“Cuando Alex Haley era un niño, en Henning, Tennessee, su abuela solía contarle historias, sobre su familia -historias que retrocedían a los abuelos de la abuela y a las generaciones más remotas- hasta un antepasado que ella llamaba “el africano”. Contaba que ese hombre había vivido al otro lado del océano, cerca de lo que él llamaba “Kamby Bolongo” y que un día cuando estaba cortando un tronco en el bosque para fabricarse un tambor, fue atacado por cuatro hombres, apaleado, encadenado y arrastrado a bordo de un barco de esclavos con destino a la América Colonial.”
La serie tiene todos los ingredientes históricos del devenir generacional de los negros americanos.
El dramático apresamiento, la durísima travesía del océano, la brutalidad de las plantaciones, la mezcla racial entre los esclavos y sus dueños, las relaciones entre los esclavos africanos y los que ya llevaban en América varias generaciones…
El relato parte del primer antepasado africano conocido del autor: Kunta Kinte, y finaliza en su bisabuelo Tom, el herrero, en el momento de su liberación al finalizar la Guerra de la Secesión.
Después se rodó una segunda parte, que no tuvo el éxito de la primera, en la que se cuenta la historia de la familia desde TOM hasta el autor Alex Haley.
En el último capítulo hay dos escenas que no pueden dejar indiferente a cualquier genealogista. En una de ellas, el autor, revisando microfilms de archivos de esclavos, encuentra el nombre de Tom, el herrero, su bisabuelo.
Todavía hoy en día cuando encuentro algún antepasado en algún manuscrito me acuerdo de esa imagen.
En otra escena, ya viajando a África y llegando al poblado mandinga de Juffure, escucha, de boca de un anciano, el mismo relato del apresamiento de Kunta Kinte, que había oído de boca de su abuela en América a miles de kilómetros a otro lado del océano.
En resumen, una serie imprescindible. Si el autor ha novelado más o menos la historia real, no tiene importancia. La realidad frecuentemente supera a la ficción y la ficción inspira poderosamente a la realidad.
Yo por mi parte, sigo buscando mi Kamby Bolongo.
¿Viste la serie?
¿Te han entrado ganas de verla?
Imagen: p3.no
Árbol genealógico: libros.cajael.com
Lo dicho, gracias por el enlace. A seguir buscando y buscando y buscando……
Muchas gracias a ti por contagiarnos las ganas de ver la serie y por la rapidez!
Siempre he pensado , siempre he dicho que aquellos que nos llena la búsqueda de nuestra Historia Familiar somos especiales, sensibles y nos mueven sentimientos para muchos inexplicables, pero tan llenos de familia !
Armando quiero felicitarte por tu articulo, realmente comparto cada palabra escrita y comprendo lo que dices, agrada leerte. Gracias !
Yo también era niña cuando vi la serie de Raíces, y lo cierto es que fue una de las series míticas en nuestra época. la necesidad de saber de donde venimos y como ha transcurrido nuestra familia unido a la crudeza histórica de ese momento, a las imágenes en ocasiones impactantes, hizo en muchos de nosotros como una siembra de necesidades genealógicas que fueron creciendo a través de los años. En definitiva una serie que debería considerarse “libro de texto” , una serie que nos demuestra valores y que nos hace reflexionar y mucho.
Nuevamente gracias a los dos. Un saludo,
Hortensia Soriano Limonge
Gracias Hortensia por tus comentarios tan inspiradores! A raíz, nunca mejor dicho, del artículo, me he puesto a mirar escenas de la serie y madre mía, impactan. No me extraña que haya marcado e inspirado a una generación de genealogistas.
¡Gracias a vosotros !
Recuerdo ser niña y esperar esa serie con entusiasmo. Investigar sobre nuestros orígenes lo considero fascinante. Mis mayores no eran dados a comentar mucho. La guerra paralizó a muchos de ellos. Sin embargo, sé que una parte raíz de mi árbol proviene de Galicia. Será por eso que me quejo del clima de Córdoba desde que re-cuerdo.
La Guerra Civil fue algo muy doloroso y ha sido difícil hablar de ello con nuestros familiares, no hablar fue una cuestión de supervivencia.
Lo del clima te lo compro, seguro que tiene que ver María Antonia.
Quién no ha filosofado acerca de nuestras raíces y para bien o para mal, mirando hacia atrás, nos encontramos con aquellos que hicieron posible nuestra vida, unos mejores que otros y alguna oveja negra que es parte de nuestro ser mestizo, írrepetibles, únicos que en Ecuador si no tenemos algo de inga , lo tenemos de mandinga., algo de Kunta y otro algo de Atahualpa con una pinta de leche llegada, con las justas, de la “madre patria”
Hola Jaime,
Somos mezcla, somos de aquí y de allá. Eso está más que bien, es genial.
Saludos!