Seguro que has oído hablar más de una vez de las 5 famosas fases del duelo, pues tienes que saber que las fases del duelo no existen.
Te recuerdo cuáles son…
1⃣ Negación
2⃣ Ira
3⃣ Negociación
4⃣ Depresión
5⃣ Aceptación
¿Te suenan, verdad?
No es la primera vez que menciono que no hay fases del duelo y sé que decirlo puede molestar a algunas personas que han aprendido que el duelo tiene fases y son estas 5 (o tal vez algunas más) y no aceptan que ya se ha superado este marco teórico.
¿Cuál es la genealogía de las 5 fases del duelo?
Estas fases están basadas en la propuesta que hizo Elisabeth Kübler-Ross en el año 1969 para explicar otro proceso: la aceptación de la propia muerte cuando el fin de la vida estaba a punto de acaecer.
Con el paso del tiempo esta teoría de fases sobre la experiencia de los moribundos empezó a aplicarse al duelo y se hizo muy, pero que muy popular.
Tan popular que aparece en infinidad de películas y series.
Habitualmente es para hacer bromas con la labilidad emocional que se experimenta en situaciones de alto impacto.
Aquí algunos ejemplos…
Un shock emocional no se vive por fases
El descontrol que se siente cuando no se puede asumir una determinada situación, noticia o cambio es un sube y baja de emociones muy dispares, pero no se viven en una secuencia definida o estándar.
Algo que nos causa alto impacto emocional no se vive por fases, se vive, muchas veces, de forma caótica, siempre diversa.
Hay aspectos que son generales, pero no son norma.
Perder a alguien nos va a hacer sentir emociones diferentes: tristeza, miedo, ira, vergüenza, tranquilidad, alegría, culpa… Y mucho desconcierto. ¿Qué se supone que tengo que expresar y cómo? ¿Tengo el permiso de los demás, y el mío, para ser intenso?
Todas esas emociones que he mencionado no se sienten siempre y menos en un orden.
Las fases del duelo son un mito
Hablar de fases da la idea errónea de que hay que pasar por cierto número de estadios y no todo el mundo se enfada cuando fallece un ser querido, ni niega la muerte, ni negocia con lo sucedido y no por eso están haciendo mal su duelo.
Y no sirve decir que estas fases no son fijas, que son optativas, que pueden tener otro orden o añadir más (que es lo que ha hecho un montón de «expertos en duelo»).
Si no son fases que se dan secuencialmente y a veces no se dan, pues entonces no hay fases que valgan.
Si piensas que lo que digo es solo una opinión, quiero decirte que hay estudios que refutan las fases.
Nuevos modelos del duelo
Bueno, no tan nuevos porque ya llevan décadas proponiéndose, pero sí son modelos actualizados.
Han ido surgiendo nuevas maneras de explicar el duelo que lo abordan de forma más certera, pero no logran calar en la cultura popular, seguramente por lo implantadas que están las 5 fases.
Un inciso: la aportación de Kübler-Ross trajo hizo que afortunadamente se hablara más de pérdidas y de muerte, pero igual que con otros temas ya hemos evolucionado., también tenemos que hacerlo con este.
Ella misma decía que la interpretación de sus ideas se le había ido de las manos.
Yo agradezco su aportación, pero insisto en que nos actualicemos.
Seguir dando por bueno un modelo desactualizado no ayuda a nadie.
El duelo se explica mejor cuando se habla de dimensiones y de tareas pendientes como hace Alba Payás, discípula de Kübler-Ross, por cierto y eso ayuda a reconocer que sí hay aspectos que son comunes en los procesos de duelo, pero no siempre son universales.
No es lo mismo perder a tu primo con la que hay a penas relación que perder a tu padre al que puedes haber querido mucho y con el que hay conflictos pendientes y también hay que reconocer que el duelo sería distinto en ambos casos si ellos hubieran sido asesinados o se hubieran suicidado.
Dimensions y tareas pendientes de duelo
Hablamos de dimensiones porque ante una pérdida hay aspectos del aturdimiento y choque, de la evitación y la negación, de la conexión y la integración y del crecimiento y la transformación que ayudan a situarse en qué es lo que cuesta más afrontar a una persona en un duelo en concreto o en sus duelos en general sin imponer cómo la doliente tiene que sentirse.
Y hablamos de tareas pendientes porque no acometer ciertos desafíos que tienen que ver con nuestra personalidad, la relación que teníamos con la persona muerta, con aspectos difíciles de esa muerte, etc. no logramos tener una vida tranquila, sosegada y seguimos revueltos tanto por no dejar de darle vueltas a algo como por esforzarse en ni pensarlo.
Yo tengo en cuenta todo eso desde hace tiempo. Por ejemplo, mi libro El duelo transgeneracional está basado en las teorías de duelo más eficaces y respaldadas por estudios.
Espero que te apetezca leerlo o ya lo hayas hecho.