“Martín fue el primero que se llevaron. No llegó a conocer a su hijo, Pablo que hoy tiene 20 años. Era mi amigo, el mejor”.
Hace unos días mi pareja me trajo de la biblioteca un libro que pensaba me iba a interesar, se llamaba Buena memoria, un ensayo fotográfico de Marcelo Brodsky y como me conoce bien dio en el clavo.
No es un libro sobre genealogía pero sí sobre la recuperación de las personas importantes de nuestra vida, durante nuestra existencia no sólo nos acompañan padres, abuelos y ancestros en la sombra, algunos también tenemos hermanos y amigos que a veces son como hermanos, como de la familia.
Marcelo Brodsky volvió a su Argentina después de vivir muchos años en España y necesitaba hacer un trabajo más personal, sobre su identidad. Una fotografía de la clase de primer año, sexta división del Colegio Nacional de Buenos Aires de 1967 tomó protagonismo.
La foto le empujó a buscar a sus excompañeros y a fotografiarles junto a la instantánea, además les dio voz para que pudieran contar cómo les iba la vida. Hubo personas que no quisieron salir en el proyecto y otras que aunque hubieran querido no pudieron, estaban hace años muertas. Murieron prematuramente, secuestradas y asesinadas por el Terrorismo de Estado de la Dictadura argentina.
“Hicieron falta 20 años para que la reflexión sobre nuestra historia pudiera llevarse adelante desde la distancia necesaria para que el apasionamiento y el dolor no lo tiñeran todo”.
Mucho dolor y silencio que se refleja con unas simples inscripciones en la fotografía grupal: “VIVE”, “A Claudio lo mataron en un enfrentamiento”, “Erik se hartó. Vive en Madrid” aunque el desaparecido más importante en la vida de Marcelo no se ve, es su hermano Nando al que dedica las últimas páginas del libro.
En octubre de 1996 se organizó un acto de memoria por los 98 desaparecidos del Colegio, habían pasado 20 años desde el Golpe de Estado y una nueva generación de estudiantes se encontró con la fotografía en blanco y negro en la que otros chicos como ellos sonreían, tenían la vida por delante. El acto se denominó Puente de la Memoria, todo un homenaje a los adolescentes que vieron truncadas sus biografías por la violencia y el terror.
¿Qué fue de tus amigos?
¿Te gustaría saber de ellos?
Fotografía: Marcelo Brodsky
Mireia, que post tan emocionante este… cuánto dolor y amor al mismo tiempo debe encontrarse uno cuando inicia un viaje así para recuperar la memoria… Muchas gracias por compartir.
De nada, me alegro que os haya gustado.