No todos los días se tiene la oportunidad de entrevistar a una tatarabuela, Lupita, una seguidora del blog me envío una foto de un encuentro familiar de varias generaciones así que le pedí realizar una entrevista a su madre, aquí tenéis las reflexiones de una tatarabuela de 93 años, es díficil resumir una vida tan larga en pocas palabras pero esto es lo que ella quiere transmitirnos…
“Soy María de Jesús González de la Torre, nacida en abril de 1921 en Buenavista, Valle de Guadalupe, Jalisco, tuve 13 hijos, viven 10, uno lo perdí durante el embarazo y dos de mis hijas fallecieron una de 30 años la mayor y otra de 57 años, la séptima, me quedan vivos 3 hombres y 7 mujeres. Nietos tuve 39, varios fallecieron después de nacer y disfruté 29, dos que fueron como hijas para mi fallecieron una de 35 años y otra de 43. Me quedan 27 vivos, bisnietos tengo 32 vivos, gracias a Dios y tataranietos tengo 4: tres hombres y una mujer.
Los hechos más importantes de mi niñez fueron haber vivido la persecución cristera en mi tierra natal. Muy pequeña me tocó ver gente ahorcada en la plaza de mi pueblo por haber rezado el Santo Rosario. Las tropas del general Calles entraban en estampida y casi llegaron a atropellarnos a mi hermana Eva y a mi que jugábamos siendo unas niñas. Nos tocó dormir en barrancos y comer lo que daba la tierra mientras el hermano de mi padre mandaba dinero para que saliéramos de ahí.
Mi padre rentó una calandria que aun a mi edad escucho en mi mente el sonido de los cascos de los caballos sobre las calles adoquinadas, luego viajamos en tren y llegamos a Nayarit donde crecí muy feliz ya que no volví a sufrir persecución ni hambre.
Terminando mi escuela, mi tío tenia una farmacia donde me enseñó a preparar las fórmulas que prescribían los médicos trabajando desde los 14 a los 20 años que conocí a mi esposo y nos casamos. Él era de Michoacán y me fui a vivir a ese estado a un rancho que pertenecía a la familia de mi esposo, tuve en promedio un hijo por año de diferencia y fui muy feliz con cada uno de ellos, eran muy bonitos y me tocó un buen esposo. Duramos casados 61 años hasta su muerte en 2002.
Como tatarabuela me siento feliz, me encantan los niños y cuando me casé el párroco me dio una bendición especial en la que me bendecía para que Dios me concediera ver varias generaciones y aquí estoy siendo madre, abuela, bisabuela y tatarabuela.
La vida me ha enseñado a ser muy fuerte y luchar para salir adelante de todos los problemas que se me han presentado, mi madre me enseñó que primero es mi religión, también a ser decente, honesta y prudente a la vez. Lo mejor de mis experiencias más hermosas y también duras me vienen de ella.
Me gustaría que me recordaran con cariño con respeto y que no me criticaran, que recuerden que los amo que los bendigo a todos parejo incluyendo a los que se nos han agregado porque también los amo como hijos a los esposos y esposas de mis hijos y nietos y ahora bisnietos.
Cuando me vaya no quiero que me estén llorando, desde que murió mi primer hija le perdí el miedo a la muerte, ya no le temo pues nos acompaña desde que nacemos y puede presentarse en cualquier momento. Quisiera morir como mi madre, que solamente dijo que se moría y pidió que la recostaran en el suelo en señal de humildad a sus 97 años y quedó como dormida sin hospitales, sin sufrimientos ni dolor.”
¿Qué podemos aprender de nuestros mayores?
¿Has conocido a alguna de vuestras tatarabuelas?
Fotografías: Lupita González
PD: Lupita me ha informado que María Jesús falleció en enero de 2017. Quiero enviar un abrazo grande a toda su gran familia.
En este caso se han juntado dos circunstancias: Por una parte una persona longeva y por otra paternidades y maternidades a edad joven durante varias generaciones (joven para lo que estamos acostumbrados ahora). Cada vez hay más bisabuelos, debido a que cada vez vivimos más. Si se tuvieran hijos más jóvenes habría muchos más e incluso más tatarabuelos. Las personas mayores, por su edad, han tenido que ver morir a mucha gente, pero hay dos cosas que les conforta, una es ver que “la vida sigue”, representada en sus descendientes y otra darles un lugar de honor, a veces con un acto tan simple y a la vez enriquecedor como es escucharles. Un saludo
Buena reflexión, Armando.
Con la tendencia a posponer la maternidad pasados los 30 u optar por no tener criaturas, no sé si podré llegar a conocer algún día a mis futuros nietos.
Saludos.
¿Qué podemos aprender de nuestros mayores?
En esta sociedad que nos rodea, en estos tiempos que corren tan deprisa, hemos dejado de lado a nuestros mayores. El escucharlos y valorarlos, sentirlos y comprenderlos. La vida para ellos fue muy dura y tuvieron que luchar y mucho para poder sacar a una familia adelante. Y cada día hacían un milagro para poder vivir y continuar. Ellos, nuestros mayores , nuestras memorias que indagamos cuando empezamos nuestros árbol familiar, son el resultado de muchos años vividos y sus experiencias que ellos nos recuerdan de vez en cuando, y que en muchas ocasiones pensamos que son “batallitas” de abuelos. Muchos de ellos no tuvieron estudios, pero la vida los curtió y de corto y los examinó en cada instante y en cada experiencia vivida. Muchos de los exámenes no los aprobaron , pero de sus errores podríamos aprender y mucho, muchísimo. Son lecciones de filosofía de vida y si nos detuviéramos en escucharles, no digo oír, aprenderíamos lo esencial , lo justito y a lo que se reduce la palabra familia. Y cuantos sentimientos acumulados a través de los años, y cuantos sufrimientos y también alegrías . Ellos, que con poco se conformaban, no comprenden nuestras prisas, nuestro tiempo. Es posible que ellos no tuvieran tantas cosas materiales, pero dentro de su sencillez y asumiendo la vida como les venia en cada momento, creo que fueron felices. Esto es quizás lo que deberíamos aprender de ellos, en asumir la vida como te llega, igual que la vida te quita también te regala. ¿ Aprender de ellos? ¡La filosofía de la vida!
No he podido conocer a mis tatarabuelas y tampoco a mis bisabuelas, pero si alguien sabe como viajar en el tiempo y hay algún billete libre, me encantaría poder conversar con ellas. Un saludo, Hortensia
Qué bonito escribes! La semana que viene publicaré tu artículo, debería ofrecerte una sección fija en el blog. Los mayores siempre tienen mucho que aportan en nuestras vidas y es verdad que muchos sólo necesitan nuestra presencia y escucha.
¡Muchas gracias Mireia!
Un saludito, Hortensia
Gracias Mireia por tener presente a mi querida madre , estoy muy agradecida por tu tiempo, tu atención y tu interés, mil gracias y saludos a todas las personas que han comentado, saludos desde México atte. Lupita Glez Glez.
De nada Lupita, gracias a ti y a tu madre por vuestro tiempo.
Os envío desde Barcelona un abrazo enorme!
Qué bonito! Me encanta el post Mireia. Gracias
Y la primera foto es una postal
Sí, realmente es una foto preciosa.
hola redalmados, la foto es preciosa es el primer tataranieto de mi madre, y la foto la tomó precisamente el nieto de mi madre, abuelo del niño es un gran fotógrafo y supo captar esas confidencias que se dan entre personas que se aman,como la tatarabuela con su primer tataranieto
¿Podrías seguir contándonos sobre Lupita? Me ha encantado el artículo.
Es mi abuelita 😀
Gracias, me encantó la publicación
Disfrutadla por muchos años!
Muchas felicidades, es una bendición.